El plan de guerra de Milei enciende las alarmas y ya hay deliberación entre quienes lo votaron sobre el impacto de sus medidas y las decisiones que impulsó hasta ahora. La motosierra, privatizaciones, amenazas de despidos, la estanflación, la resolución de la bola de nieve de las leliqs con más endeudamiento, la agitación de una reforma laboral flexibilizadora, son los anuncios a los que asistimos en esta transición. Milei dijo que “no hay plata” y puso en duda la continuidad de obras, el pago de los aguinaldos y ya empezaron los recortes en el empleo público. Como buen político del capital, fue a Estados Unidos a garantizar un ajuste más feroz que el que impulsó el FMI hasta ahora con el gobierno de Fernández-Massa. Su línea es clara, elige someter a los trabajadores y ponerlos de rodillas ante el FMI.

Pese a la dificultad por lo minoritario del gobierno de Milei, tratará mediante acuerdos y concesiones a los demás partidos patronales impulsar una agenda antiobrera. Es lo que surge al ver el armado de su gabinete, que lleva a lo peor de la casta en sus entrañas. De Caputo a Menem, de Bullrich a Barra, sin olvidarnos de Scioli y Randazzo, la “gobernabilidad” se abre paso con el gobierno libertario.

La burocracia sindical cegetista-ceteista también participa del acuerdo de gobernabilidad llamando a esperar a la asunción del nuevo gobierno, sin impulsar ya las acciones de lucha necesarias ante los anuncios de Milei. El pedido de paciencia en la Uocra frente a los despedidos de la obra pública, el acatamiento de la conciliación obligatoria en Senasa por parte de ATE nacional y la dilación de asambleas y un plan de lucha por parte de ATE capital para impedir el despido de contratados en el Estado son ejemplos de esta realidad.

Lo mismo sucede en el campo de los desocupados. El decretazo de Massa -usufructuado por Milei- para limpiar el Potenciar Trabajo y entregarle los programas a los intendentes solo es discutido y enfrentado por los sectores independientes de la Unidad Piquetera que vienen de un Plenario nacional en Parque Lezama. La Utep y el Movimiento Evita se niegan a luchar y esperan. Como si la realidad de la pobreza y la desocupación en los barrios se hubiera tomado un descanso.

Frente a este panorama, el Partido Obrero tiene un desafío enorme: promover la lucha y organización independiente, que es la única posible frente a la entrega de la burocracia y el peronismo. Los puestos de trabajo, el salario y todos los derechos conseguidos solo van a ser defendidos por lxs trabajadorxs. Frente al reguero de conflictos que se abren, las agrupaciones independientes y clasistas, la organización de los trabajadores en un partido propio son la caja de herramientas para llevar los reclamos al triunfo, y, consiguiendo los recursos, podemos materializar esta política.

En esta campaña financiera, cada aporte al Partido Obrero significa el apoyo a cada lucha donde los trabajadores intervendrán, y nosotros queremos estar impulsando la organización, deliberación y las acciones de frente único que la etapa amerita. Sumá tu aporte a esta lucha.