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10/11/2005|924

Quieren absolver a la Bonaerense

En Prensa Obrera se ha calificado al oficial De la Fuente como “policía de rango menor”. Esto puede traer confusión sobre el rol que desempeñó en la masacre del Puente Pueyrredón. Precisemos... fue “jefe de calle de Avellaneda, el hombre de máxima confianza de Fanchiotti, que se apostó en la puerta de la estación de Avellaneda e impidió el ingreso de la Infantería mientras se producía la ejecución de Santillán. Es uno de los que carga los cuerpos en los vehículos policiales y después negó haber sabido que había muertos” (La Vaca.org). “Es el oficial Mario De la Fuente, jefe de calle de la Comisaría 1ª de Avellaneda, quien había sido identificado por este diario en fotos y filmaciones junto al sargento Carlos Leiva. Ambos están prófugos. Zamora recordó que “se querían llevar al pibe en una camioneta y cuando intenté frenarlos, De la Fuente empezó a gritarle al que manejaba ‘¡arrancá, arrancá!’”, “ese oficial tenía autoridad, dirigía al grupo y también era el que mandaba en el Fiorito” (Página/12, 19/12/02). “Momentos antes de la llamada Masacre de Avellaneda existió una reunión entre oficiales de diferentes fuerzas. El jefe del grupo Marea Azul, Raúl Roda, declaró que vio al ingresar en un bar de Chacabuco y Mitre, a una cuadra del Puente Pueyrredón, que estaban reunidos el ex comisario inspector Alfredo Fanchiotti, el comisario de la Seccional 1a. de Avellaneda, Néstor Benedettis, y el jefe de calle ‘vestido de civil’ Mario De la Fuente” (Agencia DyN).

“Fuentes allegadas a la causa dijeron a la agencia DyN que el testigo aseguró haber sido golpeado por De la Fuente con el caño de una Itaka y lo mismo vio hacerle a otros piqueteros. De la Fuente, jefe de calle de la Comisaría 1ª de Avellaneda, permanece prófugo desde el domingo” (Agencia DyN, 11/7/02). “La represión no fue de extrema violencia sólo en la estación Avellaneda, donde mataron a Kosteki y Santillán. Hubo policías que actuaron en otros puntos de esa zona. Leiva, junto al oficial Héctor Mario De la Fuente, estaban al mando de otro grupo de represión en avenida Mitre” (Clarín, 22/6/03). Queda claro que De la Fuente tuvo un rol destacado y dirigente en la masacre de Puente Pueyrredón, pero no sólo eso. El, junto con Vega y Leiva, detienen (secuestran) y golpean a Hernán Gurián; es el mismo que declaró en el juicio a nuestro compañero como parte acusadora.

Tres policías estaban a una distancia como para matar a Kosteki: Fanchiotti, Acosta y De la Fuente. A De la Fuente se lo ve agachado recogiendo cartuchos rojos de disparos de balas de plomo, ahora el perito dice que son de sus propios disparos, antes se lo acusaba “sólo” de levantar los disparados por Fanchiotti que dieron muerte a Kosteki. ¡Vaya policía de rango menor!, en el mejor de los casos “sólo” podríamos acusarlo de ser parte de los que dispararon a mansalava, provocando heridos y muertes, y de cubrir el accionar asesino de Fanchiotti y la Bonaerense. 

La Bonaerense en la masacre

Fanchiotti y De la Fuente actuaron como parte de un operativo de represión, rango más o menos. No nos enrolamos en defensa de ningún policía. Si no, tomaríamos partido por el “cabo” Acosta, que dice que fue Fanchiotti, de rango mayor, y no él, quien mató a Santillán. Una ridiculez. Lo que está en juego es que, si no puede probarse efectivamenete que fue Fanchiotti o De la Fuente el que mató a Kosteki, la “duda razonable” puede dejar al asesino absuelto. Esta puede ser la maniobra y sólo ese peligro tenemos que denunciar.

En el transcurso del juicio se vio cómo las defensas de los policías se atacaban entre sí, para salvarse (Acosta contra Fanchiotti). Pero, al margen de disputas menores, la Bonaerense cierra filas detrás de encontrar dos chivos expiatorios de la masacre, Acosta y Fanchiotti, dos “loquitos” que habrían disparado por su cuenta, y salvar a la Bonaerense como institución y a los numerosos policías que también están acusados, la mayoría sólo por “encubrimiento”, con penas menores. Porque si, como lo demuestran las declaraciones de los testigos, filmaciones y fotos, las fuerzas represivas actuaron de conjunto con un plan premeditado, estaríamos poniendo en evidencia que las órdenes de represión fueron impartidas por el poder político y ejecutadas de conjunto por Prefectura y en particular por la Policía Bonaerense. La acusación que pesa sobre los policías no sólo sería de encubrimiento sino de intento de asesinato. El único que no zafa de esta acusación es Leiva, a quien se lo ha filmado disparando sobre la avenida Mitre. Uno de cuyos disparos hirió a Sergio “Coco” Insaurralde en la cabeza y no lo mató de casualidad. No es casual que la defensa de Leiva, De la Fuente, Sierra y Robledo sea tomada por abogados pertenecientes a las estructuras de la Policía Bonaerense (aunque no oficialmente).

“Como siempre decimos, los nombres se repiten: en esta causa nos volvemos a encontrar con el abogado defensor particular Javier Raidan, que sin ser de la Bonaerense oficialmente, siempre aparece defendiendo a sus integrantes. Es el mismo que defiende a los policías De la Fuente, Sierra, Robledo y Leiva, procesados en la causa del Puente Pueyrredón, y al policía Burguess, asesino del joven Leonel Ignacio Puente” (Correpi, refiriéndose al caso muerte por gatillo fácil de Leonel Puente, donde el policía Burguess fue condenado a 14 años de prisión efectiva). “Para entender la verdadera situación de Leiva, hay que empezar por conocer a su abogado. Joven entrador y de buenos contactos, no sólo suele defender a policías, sino que tiene a un hermano en la Bonaerense. Es hombre del ambiente” (Clarín). Pueden ver los nombres de estos abogados reiteradamente en los sitios de policías en Internet: elfuncionarioweb, seprin, patasnegras, etc.

Que está en juego en el juicio

Nuestros abogados participan del juicio como parte querellante de la familia Kosteki; técnicamente corresponde acompañar la acusación de la Fiscalía que pesa sobre Fanchiotti y demostrar que efectivamente fue el asesino de Maxi. Pero nuestro accionar no sólo se limitó a esta tarea “jurídica”, sino que denunciamos al poder político como verdadero organizador de esta masacre. Aun así, nunca fue menor denunciar tambien el rol de conjunto de la Bonaerense, como parte de un plan organizado. La mejor demostración del mismo es el accionar coordinado y bestial de toda la policía y no sólo de dos “loquitos” asesinos, como argumentó el mismo Solá: “Fanchiotti nos engañó”. No nos dedicamos sólo a probar técnicamente que Fanchiotti disparó a Kosteki y que no fue De la Fuente; denunciamos al Estado burgués en su conjunto, tanto a sus gobernantes como a sus órganos de represión. 

¿Termina el juicio?

Formalmente el juicio termina; ahora vienen los alegatos y el dictamen de los jueces.

Fanchiotti y Acosta difícilmente sean exculpados, necesitan dar asesinos concretos y las pruebas, realmente, son abrumadoras. Si el asesino pasa a ser otro policía, sería un escándalo, aunque todo es posible. Fanchiotti igual no zafa de la cárcel, está acusado (y probado) también de intento de asesinato a Aurora Cividino, por herirla con balas de plomo. El verdadero escándalo sería que no se encuentre ningún policía culpable (ante la duda razonable”) del asesinato de Maxi.

Pero hay un dictamen jurídico aún más grave y que tendrá consecuencias en los tres juicios que vienen, que juzgan el accionar represivo de la policía, uno el de la Avenida Mitre, cuyo principal imputado es Leiva, y el otro por la represión en el local de la ahora ex Izquierda Unida. El otro es la querella directamente contra Duhalde y funcionarios del gobierno como autores intelectuales de la masacre del Puente.

Lo grave del dictamen es que si los policías acusados (sacando a Fanchiotti y Acosta), De la Fuente, Vega, Sierra, Quevedo, Colman y el parapolicial Robledo, sólo son “condenados” por encubrimiento, se los estaría absolviendo del rol que jugaron como parte activa y consciente de la represión. Es decir, su único “error” habría sido no denunciar a Fanchiotti y Acosta. Y no ser cómplices y partícipes de un accionar criminal organizado. “Los policías que serán acusados sólo por encubrimiento por el fiscal, en realidad estaban enterados de lo que sucedería con antelación a los hechos. Si se demostrara esta hipótesis, las condenas cambiarían considerablemente: mientras que la pena por encubrimiento agravado varía entre 3 y 10 años de prisión, si se demostrara que el encubrimiento formó parte de una misma decisión concertada de ‘dar muerte a los manifestantes’, la pena sería la misma para quien encubrió que para quien cometió el homicidio, es decir de 8 a 25 años” (Pandolfi, Prensa de Frente).

En una palabra, nuestra dirección siempre debe ser denunciar al poder político (Duhalde, Solá, Soria, etc.); pero explicar el rol consciente de la Bonaerense, como ejecutadora de órdenes emanadas del gobierno duhaldista, es también una manera de hacerlo.

Porque, como en el caso de las Juntas, no sólo pedimos el castigo a los comandantes, sino al conjunto del Ejército. Condenan a algunos para salvar, obediencia debida mediante, el aparato represivo del Estado burgués, su ejército. Aquí condenarán problablemente a dos policías (un cabo y un comisario) como asesinos y a otros sólo por encubrimiento, salvando al poder político central y su aparato represivo, el que utiliza actualmente el gobierno de Kirchner en Haedo, Avellaneda, Mar del Plata, etc.: ¡¡¡la tan mentada y cuestionada maldita Policía Bonaerense!!!

Ricardo Goldín (6/11)