Hace solo unas horas, al cierre de esta edición, acaba de llegarnos la triste noticia del fallecimiento de nuestro compañero Marcelo Nowerstein, a los 81 años, en Francia, luego de una penosa enfermedad. Hasta hace pocos meses intentó mantener una colaboración militante con el PO. (El año pasado publicamos una entrevista con su memoria crítica y la de su compañera, en el 50° aniversario del golpe de Estado de Pinochet).

Para la militancia del PO y de la izquierda era más conocido con su nombre de guerra, Roberto Gramar, obligado frente a las condiciones represivas existentes en la Argentina.

Roberto Gramar fue uno de los siete fundadores de Política Obrera, la organización que, luego de la dictadura del 76, fue continuada con el nombre actual de Partido Obrero (para superar las condiciones de ilegalización dictatorial).

Desde el colegio secundario Hipólito Vieytes, comenzó su inquieta actividad militante. Eso lo llevó a militar en las filas del Partido Socialista. Luego ingresó a Praxis, la agrupación dirigida por Silvio Frondizi, con la que terminara rompiendo, junto con otros compañeros (Jorge Altamira, Luis Torres) para iniciar la búsqueda de un rumbo marxista revolucionario definido hacia la construcción junto a la clase obrera, rechazando el curso movimientista que le estaba imprimiendo Frondizi.

Roberto fue un claro exponente de la juventud que despertó a la lucha revolucionaria bajo el influjo de la revolución cubana de 1959.

Después de una serie de transiciones, terminaron los siete definiéndose contra el foquismo y por la construcción de un partido revolucionario de clase, fundando en 1964 a Política Obrera.

En el primer número de la revista Política Obrera, Roberto escribió un artículo de delimitación con la corriente Vanguardia Revolucionaria (VR), un sector que rompe con el PC stalinista. De esta corriente provienen una serie de cuadros que terminarán incorporándose a PO.

En el número dos de la revista Política Obrera figura otra nota suya (“La crisis del Socialismo de Vanguardia”) ayudando a otra delimitación política revolucionaria con el PSAV que había roto en su momento con el Partido Socialista y ganando nuevos cuadros para el marxismo revolucionario.

Gramar integra el Comité de Redacción de los seis suplementos periódicos que continuaron a partir de junio de 1965.

Fue un partícipe importante en los comienzos del PO. He escuchado de él como, en un viaje a Cuba, pasó por México y ahí encontró en una librería un texto de León Trotsky (“La revolución permanente”) que trajo entusiasta a la Argentina, donde todavía no circulaba literatura trotskista (entre otras cosas por la proscripción ideológica del stalinismo y el oportunismo del entrismo en el peronismo del morenismo).

Militó en la Facultad de Ciencias Económicas, donde se constituyó el primer núcleo orgánico del PO. Allí intervino en lucha política contra la orientación del stalinismo, con destacada presencia en asambleas. En esa época se transformaron en firmes defensores de la revolución cubana, contra el boicot del PC argentino.

Como todo el PO se volcó al movimiento obrero, militando especialmente en la zona sur del Gran Buenos Aires.

Bajo la dictadura de Onganía, tuvo un rol dirigente en coordinar el trabajo de la fracción militante del PO que intervino en la gran huelga portuaria de fines de 1966, particularmente en la experiencia antiburocrática de la Intervillas. Cuando se decidió, después de marzo de 1966, avanzar en la “proletarización” de los militantes estudiantiles, al principio no estuvo de acuerdo. Pero, más tarde, entró en la General Motors, primero, y luego en otras empresas.

Ya en 1967, empezó a construir la organización estudiantil del PO: la Tendencia Estudiantil Revolucionaria Socialista (más conocida como TERS). Al poco tiempo, ya se habían formado tres círculos estudiantiles. Fue elegido, en una asamblea de la Facultad de Filosofía, como congresal al congreso de la FUA de ese año.

Quizás uno de los momentos más importantes de su vida, fue su migración, junto a su compañera, a Chile, sumergida en el ascenso combativo prerrevolucionario que se desarrolló bajo el gobierno frentepopulista de Salvador Allende. Ambos fueron fundadores de la Organización Marxista Revolucionaria de Chile, que comenzó a organizar una vanguardia obrera y revolucionaria. El golpe militar de Pinochet en 1973 cortó este desarrollo que estaba progresando rápidamente. Lo encontró circunstancialmente en Buenos Aires, haciendo trámites para levantar procesos que había recibido en varias detenciones. Su compañera fue detenida y luego de una campaña logró ser “expulsada” junto a un grupo de argentinos que trabajaban en la Universidad. (En la Argentina de Perón e Isabelita volvió a ser detenida “a disposición del Poder Ejecutivo”). Estando en la Argentina, Gramar trabajó activamente para organizar a los emigrados políticos chilenos que habían huido de la dictadura. Una fracción del MIR de más de una docena de compañeros se alineó junto a él, constituyendo el “Comité de Enlace de los Militantes Trotskistas Chilenos”. Elegido como su representante, participó en congresos internacionales del CORCI de la Cuarta Internacional. Cuando este se rompió, por el vuelco de la corriente lambertista francesa al oportunismo, constituyó junto al PO argentino, al POR boliviano y otros la Tendencia Cuartainternacionalista. Integró junto a Jorge Altamira y Guillermo Lora, el Comité de Redacción de la revista “Internacionalismo”.

Obligado al exilio en Francia, constituyó una célula del PO allí y trabajó activamente en diversas campañas (Malvinas, etc.). En diversos momentos volvió a la Argentina y militó en el PO. Desde París colaboró en la elaboración de artículos sobre la actualidad política francesa y en la vinculación del PO con organizaciones militantes de ese país. En 2002, tiempos del Argentinazo, constituyó con su compañera Esther el Calpa (Comité de Apoyo a la Lucha del Pueblo Argentino).

En la ruptura liquidacionista del grupo de Altamira, se colocó resueltamente en el campo de la defensa del PO, repudiando esta escisión.

Roberto Gramar, en el 60° aniversario de la fundación del PO, será recordado como uno de los fundadores, un peldaño en la construcción del partido y la lucha por la Cuarta Internacional. A su compañera Esther y a sus hijas y nietos, un abrazo fraterno. ¡Hasta la victoria siempre!

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