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7/12/2006|975

SanCor: ¿Chávez juega solo?

Hugo Chávez salió a ofrecer un crédito a la láctea SanCor, primero de 120 millones de dólares, luego reducido a 80 millones. El dinero se usaría para cancelar deudas de la cooperativa lechera, que debe cerca de 200 millones de dólares. SanCor pagaría el crédito con exportaciones de leche en polvo a Venezuela y por medio de otros servicios.

Si esta operación fue orquestada con Kirchner, resultaría un pésimo operativo político para el argentino, porque demostraría que Chávez y no Kirchner es el custodio de la burguesía nacional de Argentina. SanCor tiene por acreedores a los bancos Nación, Ciudad y Provincia, que se habían negado a refinanciar las deudas del grupo lácteo, juntamente con otros bancos, que son cría de Kirchner, como el Nuevo Banco de Santa Fe.

De cualquier modo, los 80 millones se quedan cortos si se tiene en cuenta que el pulpo internacional del magnate Soros ofreció 120 millones, asignando 70 millones a capitalizar la empresa, o sea a permitirle nuevas inversiones. Como consecuencia de todo esto, es muy probable que la oferta de Chávez sea apenas una parte del juego; la otra parte la protagonizaría un grupo capitalista privado. Otro grupo, Petersen, que comanda el kirchnerista Eskenazi, ofertó cincuenta millones de dólares y prometió que conseguiría una dispensa de los bancos, la misma que le fuera negada a SanCor.

¿Soros o Petersen? El primero es internacional, el segundo local, pero sólo para la gilada. Lo que importa es que forma parte del grupo Kirchner. ¿Chávez ha ofrecido su crédito para dorar la píldora, o sea para complementar la oferta de compra por parte de Petersen, arrebatando de este modo el negocio a Soros? Si fuera este el caso, tendríamos un dato complementario de lo que representa la revolución bolivariana.

Pero, según las informaciones, muchos cooperativistas quieren arreglar con Soros porque tiene mayor espalda financiera. Soros, además, ya se encuentra formalmente habilitado para concretar la operación. Si la arruina un triángulo entre el directorio de SanCor, Chávez y Kirchner, es muy probable que los árbitros internacionales del capital pidan penal. Esto afectaría el crédito que ha tratado de ganar Kirchner cuando fue a tocar la campanita a Wall Street (acompañado, precisamente, de Soros), pero por sobre todo le arruinaría los contactos a su mujer con el matrimonio Clinton, que ha picado a la cabeza para las elecciones presidenciales de 2008 en Estados Unidos.

El final de este culebrón promete enseñanzas políticas interesantes.

Por nuestra parte queremos recordar que, cooperativa o no, SanCor es una empresa capitalista, que como tal explota obreros, que en toda esta historia son convidados de piedra. Los cooperativistas quieren unirse en forma de sociedad anónima a un fondo de inversiones. El crédito de Chávez no tiene en cuenta esta situación sino que la preserva, lo que demostraría que el ‘socialismo del siglo XXI’ es una variante de lo mismo. No se trata de defender a SanCor en abstracto o de apoyar su expansión al margen de su carácter social; no en vano cobra los yogures a precios de oro. Por eso, la oposición a que sea transferida a un fondo especulativo debe estar condicionada a que sea reorganizada en función de los intereses sociales de los obreros y de los consumidores y de un desarrollo industrial bajo dirección obrera; o sea en beneficio de la mayoría nacional.