Partido

24/6/1987|187

La campaña en los sindicatos

«Transformémos a los activistas sindicales en agitadores y organizadores políticos de la clase obrera»

1. Las elecciones de setiembre próximo deben ser caracterizadas en relación a la descomposición del régimen político, al fracaso del gobierno, a la impotencia de los partidos burgueses y la inviabilidad de cualquier salida progresista a la descomposición del capitalismo fuera de la revolución proletaria.

La campaña electoral del partido en los sindicatos, como en cualquier otro, medio, es la oportunidad para una franca agitación anticapitalista, que aliente resueltamente la necesidad de una enérgica lucha de clases por parte de los trabajadores y saque a relucir los problemas políticos y sociales de fondo planteados en la sociedad. Reducir la campaña electoral en los sindicatos a la divulgación de un programa “sindical” y ofrecernos como campeones de la efectivización de un conjunto de reivindicaciones, es rehuir la tarea primera y elemental de un partido revolucionario en las elecciones, cual es impulsar en los trabajadores un avance en su conciencia y preparación para la lucha.

La campaña electoral en los sindicatos debe ser aprovechada para la agitación socialista, y en primer lugar para mostrar la necesidad de un gobierno de trabajadores. Las reivindicaciones democráticas y antiimperialistas deben conducirá esta conclusión. Debe denunciar al parlamentarismo burgués, contraponerlo al gobierno directo de las organizaciones obreras y de los explotados, e impugnar la tesis del “voto útil” por los partidos mayoritarios, pues nada hay más inútil que la adaptación al parlamentarismo impotente de los capitalistas.

Los problemas que deben encarar los trabajadores y los sindicatos están relacionados con la enorme ofensiva antipopular de la burguesía y la completa falta de soluciones de parte del capitalismo. La campaña electoral es un terreno de agitación política por excelencia. Esta agitación política supera las diferencias corporativas entre los distintos sindicatos y entre los trabajadores sindicalizados y aquellos que no lo son, para plantear las tareas comunes que se desprenden de la bancarrota del régimen y sus partidos.

2. Nuestra agitación en los sindicatos debe partir del señalamiento de la importancia de que los trabajadores tengan una expresión política propia. Que en oposición al polo político representado por los partidos burgueses y sus agentes —los burócratas corrompidos— se ha desarrollado un movimiento clasista en todos los sindicatos que debe tener una expresión propia en el plano político. Que el voto a los partidos patronales que pregona la burocracia refuerza el poder político de toda la clase capitalista. En términos de agitación debemos explicar el bloque único del PJ con el gobierno, el bloque de la capitalización de la deuda, de la emergencia económica, del indulto y de los despidos. Que la perspectiva de la lucha política del proletariado sea un gobierno propio de los trabajadores, con un Estado dirigido por éstos, en el que los sindicatos jugarán un primer papel en la planificación económica y donde no habrá lugar para la burocracia sindical.

3. En conexión con el combate contra los grandes partidos burgueses se debe plantear la lucha contra la izquierda, que comparte con estos partidos la misma estrategia política, aunque tenga una base social diferente, y que tiende a integrarse con ellos en todas las circunstancias fundamentales (¡semana santa! Multipartidarias). La tendencia popular hacia la izquierda que se revela en los acuerdos de candidaturas entre los activistas y el partido debe ser reforzada con la crítica al frentismo democratizante. Debemos denunciar que la izquierda que no plantea el gobierno de trabajadores plantea como consecuencia el cogobierno con los explotadores nacionales, vía muerta para la liberación nacional. Debemos aprovechar todas las muestras de colaboración con el Estado burgués de esta izquierda y aquéllas que se han expresado en el terreno concreto de la experiencia en los sindicatos.

4. Debemos dar un carácter de campaña organizada a nuestra tarea en los sindicatos, en el periodo preelectoral y electoral. Esto significa, en primer lugar, lanzar una campaña de agitación en cada gremio llamando a construir y votar un Frente de Trabajadores, para crear el terreno que permita la presentación de bloques de candidatos por gremio y aun lugar de trabajo. Nuestros candidatos deben ser presentados como organizadores políticos de la clase obrera. Todo nuestro trabajo debe estar orientado a la educación de nuestros candidatos y de aquéllos que no lo son por determinadas circunstancias, pero se comprometen en el desarrollo de la campaña electoral, con el propósito de convertirlos en agitadores políticos revolucionarios.

Las comisiones electorales de apoyo en cada gremio deben corresponder a una efectiva integración de simpatizantes y contactos. Por eso debe haber con ellos un trabajo preparatorio y concluir resoluciones prácticas de trabajo: una agitación sobre el gremio, una campaña de pintadas, una mesa redonda para explicar nuestra plataforma electoral y en particular detenernos en la salida revolucionaria frente a problemas acuciantes en algunos sindicatos: privatizaciones, educación, “patria financiera». En un conjunto de gremios decenas de contactos y simpatizantes integran ya las prelistas de candidatos de distrito. El papel de las agrupaciones sindicales, de las fracciones y de las comisiones de apoyo es movilizar al último compañero dispuesto en el apuntalamiento de las candidaturas centrales del Frente de Trabajadores. Es la oportunidad para que organicemos una agitación electoral revolucionaria en las puertas de las fábricas y de los lugares de trabajo, en los lugares estratégicos de concentración obrera, como actividades abonadas con la agitación y en la que cada compañero realice su experiencia como agitador.

5. En cada agrupación sindical debemos impulsar resoluciones de apoyo a la construcción de un Frente de Trabajadores, a la presentación de candidaturas obreras independientes que cimenten el trabajo macizo de nuestros compañeros en la campaña electoral y de donde surjan las iniciativas de trabajo aquí contempladas.

6. En todos los frentes sindicales, hemos constatado una crisis flagrante en las filas del PC. aprovechada hasta aquí en una muy escasa medida respecto a sus posibilidades. Allí donde vamos a fondo con un debate político e incluso con cuadros que aparecen monolíticos en sus ataduras al aparato, aparece una brecha para avanzar con nuestras posiciones. Los militantes combativos del PC constituyen un aliado natural para formar un bloque de candidatos obreros independientes y revolucionarios. Esto tiene particular importancia en aquellos lugares donde hemos desarrollado frentes antiburocráticos que hoy tienen planteado en su seno el apoyo al Fral o la definición por un frentismo revolucionario.

7. La campaña electoral plantea una extensión de la penetración partidaria mucho más allá de los lugares de trabajo habituales, tomando cada fábrica y concentración donde tenemos candidatos y esto debe registrarse a la brevedad para orientar la agitación del partido.