Luego de 100 días de paro y de una intensa movilización contra las provocaciones, represalias y aprietes de todo tipo por parte del Municipio, los trabajadores municipales finalmente le impusieron al intendente “Cacho” Alvarez una parte significativa de sus demandas.

Arrancaron un aumento salarial, llevando el sueldo básico de 500 a 630 pesos (pedían 791 pesos), la marcha atrás con las represalias (despidos, traslados, “vacaciones” compulsivas, etc.), el reconocimiento de los días caídos y la convocatoria a paritarias para enero, entre otros puntos.

Esto objetivamente representa también un golpe al gobierno nacional.

Alvarez es un obstáculo para cualquier avance popular. Debutó despidiendo a un millar de empleados municipales. Convirtió el Municipio en una sociedad anónima, con el consiguiente aumento de tasas.

Ha fijado un “plan estratégico” al servicio de los envenenadores del Polo Petroquímico, la mafia del puerto y las inmobiliarias.

Es el responsable del derrumbe de la ciudad, como ya ocurrió en la ex Dock Oil y en el entubado del arroyo de Domínico, y como puede ocurrir con muchas otras calles, galpones y talleres abandonados y corroídos por la contaminación.

Fuera Cacho y sus patotas. Asamblea popular.

Néstor Rivas