Partido

10/11/2005|924

Un kiosquero osado

La avanzada anti-Bush estuvo en el centro del territorio controlado por los servicios secretos norteamericanos. En el puesto de diarios que abastece al hotel, ubicado a cien metros de su entrada, Guillermo colgó en el lugar más visible un ejemplar de Prensa Obrera en el que se leía: ¡Fuera Bush!, en letras catástrofe. Cada vez que el mandatario salía del hotel cruzaba frente al kiosco. “Pasó varias veces, en su limusina. Hubo gente que lo saludaba y después venía a decir ‘Bush me saludó’”, contó Guillermo junto a un amigo con el que atiende el lugar. “Nosotros le bajamos el pulgar, pero al tipo mucho no le debe haber importado. A la CIA sí: ya debo estar fichado como el comunista del barrio”, contó.

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