Juicio y castigo a los ejecutores y encubridores del asesinato de Sebastián Bordón

El cadáver de Sebastián Bordón acaba de ser “encontrado” en Mendoza, en el fondo de una barranca a dos kilómetros del destacamento policial del que habría desaparecido hacía 11 días.


La versión de la policía lleva inexorablemente a recordar lo ocurrido con María Soledad, Carrasco o Miguel Bru. Sebastián habría “huido” de su lugar de detención luego de “pegarle una trompada a un cabo” y en algún momento “cayó del barranco”. Pero el cuerpo se encontró mucho más lejos de lo que supone una caída, el propio accidente es inverosímil y todo indica que el cadáver fue “tirado” en ese lugar por los asesinos de Sebastián, para sacarlo de un lugar que los comprometía.


Sebastián fue abandonado en el destacamento policial en que pudo haber encontrado la muerte por los docentes a cargo del viaje de egresados en el que participaba. Según los familiares de Sebastián, desde entonces “hay un pacto de silencio entre los que organizaron el viaje, los docentes y los chicos” (Clarín, 13/10).


Sebastián Bordón era estudiante secundario, alumno de la Escuela de Educación Media 13 de Moreno. Sus padres se han puesto a la cabeza de la movilización por el esclarecimiento del crimen, pero ‘descubrir’ a los ejecutores y encubridores exige una acción de todos.


El PO y la UJS (Unión de Juventudes por el Socialismo) llaman a organizar una primera marcha por el juicio y castigo y una comisión investigadora independiente, en la que participen padres y compañeros de Sebastián, y que debe dirigirse a la Intendencia, porque ésa es la sede del poder político.


¿Qué van a hacer los docentes, los secundarios, sus profesores, sus amigos, sus vecinos para que el crimen de Sebastián no quede impune?


De nosotros depende.