Políticas

28/3/1996|487

100.000 en la Plaza

Entre las concentraciones del 23 a la noche y del 24, mucho más de 100.000 personas marcharon a Plaza de Mayo.


¿Qué prueba esto? Simplemente que las condiciones para una lucha de conjunto contra el régimen menemista están reunidas.


Pero no se trata sólo de las 100.000 personas. El aniversario del golpe acaparó toda la atención de la opinión pública y del Estado, algo completamente inusitado para una conmemoración de veinte años. La tensión del aniversario reflejó la descomunal tensión social y política que caracteriza al momento actual, con más de cuatro millones de desocupados, obreros reprimidos y encarcelados, chicos asesinados y un plan político y económico en caída libre que los explotadores no consiguen ni enmendar ni reemplazar.


¡Es decir que en el banquillo de los acusados estaba sentada, no la dictadura, sino la ‘democracia’! Nada más lógico, cuando los funcionarios de la dictadura ocupan los sitiales principales del gobierno y de la burocracia civil y armada del Estado, y dictan la política económica oficial. Pero los políticos opositores se esforzaron por oscurecer este hecho y se dedicaron como cazadores de brujas a defender a la democracia como una abstracción, es decir, con independencia de los hombres y de la política de la democracia, o sea, al margen de los intereses que encarna. Defienden así al menemismo, pretenden otorgarle un nuevo respiro y desviar a las masas de sus reivindicaciones, y escamotean, de paso, en nombre de la democracia, la complicidad consciente de ellos mismos con los golpistas hace veinte años. A la vanguardia de esta política de mentiras desvergonzadas y encubrimientos ideológicos, el diario Página 12.


La oposición oficial no se atrevió a subir a la tribuna, disfrazó a la movilización de festival, logró el propósito de despojar a la movilización de contenido político y convertirla en un acontecimiento inocuo.


Pero por el subconsciente popular pasan otras cosas. La Plaza de Mayo fue copada durante todo un fin de semana por una parte del pueblo que lucha y al que nada podría satisfacer más que la victoria de esa lucha. La manifestación de masas del 23 y 24 ha sido, objetivamente, una etapa del proceso que está llevando a los trabajadores a un enfrentamiento de conjunto con el régimen menemista.