A 97 años de una gesta antiimperialista poco conocida, donde un 7 de marzo de 1827 un pueblo en armas derrotó los intentos colonialistas del imperio brasilero sobre la Patagonia, los actuales gobernadores patagónicos se juntaron en Puerto Madryn para firmar un pacto de entrega y colonialismo monumental.

Además de demostrar que la burguesía nacional y sus gobiernos son expresiones del gran capital y que los lazos con las multinacionales es el eje estructurador de sus respectivas motosierras, ese Pacto demuestra que los gobernadores que se visten de “rebeldes”, no pueden enfrentar al gobierno nacional en serio hasta derrotarlo, y tampoco pueden encabezar alguna gesta libertadora. Todo lo contrario.

El Pacto de Puerto Madryn es muy claro. En el mismo se lanza un “Plan de Desarrollo Productivo gestado desde los propios estados, definiendo de este modo el aprovechamiento y explotación de sus recursos naturales, convocando a la inversión del sector privado… política tributaria de fomento de la inversión, concertando los acuerdos internacionales que autoriza el artículo 124 de la Constitución, definiendo su política tributaria de fomento de la inversión y el empleo”.

Es toda una declaración de colonialismo y un llamado al acuerdo con Milei y su política (que se dice sin tapujos al final del Pacto), puesto que esos acuerdos internacionales que faculta el artículo 124 de la Constitución Nacional pueden ser “en tanto no sean incompatibles con la política exterior de la Nación y no afecten las facultades delegadas al Gobierno federal o el crédito público de la Nación”. Es decir, deben contar con el acuerdo de Milei-Caputo-Mondino. Muy lejos de cualquier expresión de “rebeldía”.

Esta claro que aquel 7 de mazo de 1827, en plena conformación de la Nación, cuando el pueblo de Carmen de Patagones en armas derrotó en la gesta del Cerro de la Caballada a la excursión de la armada del imperio de Brasil sobre la Patagonia, no podía recibir una afrenta mayor que la firma del Pacto de Madryn.

También la caracterización de “Patagonia rebelde” con que los medios oficiales caratulan estos cónclaves de ajustadores es una bofetada a la real Patagonia rebelde de hace un siglo atrás, que fue una gesta obrera contra, precisamente, los intereses que hoy representan estos gobernadores.

Más de lo mismo

El mentado “aprovechamiento y explotación de sus recursos naturales, convocando a la inversión del sector privado” que menciona el Pacto es precisamente lo que vienen ejecutando los distintos gobiernos patagónicos, y lo que ha llevado a la crisis actual por el saqueo, la contaminación y las prebendas del lucro de petroleras, mineras, terratenientes, pulpos de la pesca, forestales, etc. Y ha sido contra ese sector privado que se han levantado las puebladas y auténticas rebeliones como el chubutazo, las luchas obreras y las grandes huelgas.

Por lo tanto no existe la menor posibilidad de una salida a favor de las y los trabajadores y los sectores populares sin independencia de los gobiernos locales. No es la política de las direcciones sindicales ni del “progresismo” político en gran parte ligado al kirchnerismo, que enfeudan sus acciones para colocar al movimiento obrero y popular como furgón de cola de sus respectivos gobiernos ajustadores.

Por la apertura de cuentas del Estado al control obrero, la nacionalización de toda la industria energética, minera y de la pesca bajo control de sus trabajadores.

Por una política de impuestos progresivos al lucro del gran capital industrial, agrario, ganadero y forestal, para un plan de obras públicas bajo control popular.

https://prensaobrera.com/politicas/enfrentar-a-milei-con-que-estrategia