Políticas

19/4/2023

30 dólares por mes: los sueldos “dolarizados” que propone Milei

Inflación, devaluación, dolarización, así están liquidando los salarios e ingresos populares.

Javier Milei.

El planteo de dolarización de la economía que propone el liberal Javier Milei tiene consecuencias prácticas, ruinosas, para millones de trabajadores: con los niveles actuales de inflación y las escasas reservas en el Banco Central, la dolarización es el remate perfecto para cristalizar un derrumbe salarial y de los ingresos con una última estocada mortal.

La idea gana “popularidad” en el imaginario colectivo sobre la base de una especulación de que los salarios e ingresos populares pasarían a pagarse en dólares norteamericanos, por lo que esto representaría la posibilidad de comprar más bienes y servicios de consumos personal, y no perder con la desvalorización del peso.

Algo que ayuda a generar esta confusión son las propias restricciones que el gobierno ejerce contra los trabajadores que intentan resguardar sus ahorros accediendo a unos pocos dólares a valor oficial y, por sobre todo, la política inflacionaria que termina por desvalorizar y desautorizar el lugar de la moneda nacional en la economía local.

¿Cuántos dólares nos tocan?

Actualmente si un trabajador quiere convertir su salario a dólares puede hacerlo mediante algunos mecanismos conocidos, como la adquisición del dólar solidario -hasta 200 dólares por mes y con varias restricciones-, la compra del dólar MEP por las múltiples plataformas para tal fin e incluso la adquisición del dólar libre en el mercado paralelo, a un tipo de cambio que oscila entre los 410 y 430 pesos por dólar.

La propuesta de Milei, en cambio, supone la conversión compulsiva de toda la moneda nacional circulante en dólares, algo que también tendría impacto sobre la relación final entre ambas monedas.

La cuenta más sencilla consiste en dividir la base monetaria actual de $5.242.210 millones por el total de reservas del BCRA de alrededor de 2.300 millones de dólares, lo que dejaría un saldo de 2.280 pesos por dólar.

Pero esta cuenta es insuficiente a priori, debido a que resta considerar los pasivos remunerados del Banco Central, en Leliqs y Pases pasivos, que ascienden a alrededor de 12 billones de pesos, lo cual lleva la conversión a más de 7.000 pesos por dólar.

De esta forma, es difícil determinar el valor de la conversión final, pero está claro que la dolarización no implica el proceso “maravilloso” que Milei y compañía retrata.

Para el caso de tomar un valor de referencia, “modesto”, de $3.000 el dólar, el ingreso medio de la población de poco más de $90.000 (según cifras del Indec) superaría apenas los 30 dólares por mes por persona. Si se tratara de la conversión del salario mínimo, este apenas llegaría a los 27 dólares por mes.

Alguien podría expresar que esto es irrelevante ya que al caer los ingresos y salarios en dólares también caerían los precios de los bienes y servicios en igual proporción, pero esto es falso: la mayor parte de estos bienes y servicios cuenta ya con componentes dolarizados y/o responde a precios internacionales, por lo cual cualquier alteración relativa nunca sería igual a la depreciación d elos salarios e ingresos que solo tiene por tope último la inanición de los trabajadores.

¿A todos por igual?

Algo que está claro de esta propuesta es la depreciación de los salarios e ingresos populares medidos en dólares: quien actualmente podría adquirir 214 dólares con $90.000, bajo este presupuesto recibiría tan solo 30 dólares, aproximadamente.

Entonces ¿por qué la insistencia de Milei? Lo que ocurre es que la propuesta de dolarizar la economía es la contrapartida del ataque a los salarios e ingresos populares por vía de la inflación, cerrando un ciclo de confiscación con una confiscación aún mayor.

Quienes se benefician de este proceso son las patronales y capitalistas que tendrán libertad para comercializar y exportar mercancías y servicios en dólares pagando salarios e ingresos “dolarizados a la baja”. Es lo que sucedió en la experiencia del El Salvador, donde el salario real medido en dólares pasó de 200 a 100 dólares de la noche a la mañana.

La dolarización de Milei y compañía implica una estafa para el pueblo trabajador y un negocio para los capitalistas; sino que Milei diga cuántos dólares cobrarán los trabajadores como piso salarial –algo que no se encuentra previsto en su doctrina que se guía por la “oferta y la demanda” y el mecanismo antes descrito. Que no te metan gato por liebre, ni ajuste por “dólares”.