Políticas

8/4/2004|845

¡7.500 periódicos del 842!

Los informes indican que llegamos a los 7.500 periódicos vendidos del número 842, con una tendencia a subir en muchas regionales. La cifra nos ubica 1.300 periódicos por encima del último número del año pasado. Durante el verano mantuvimos un promedio de 5.000 periódicos semanales. La colocación dePrensa Obrera ha dado un salto político.


La campaña tuvo una inmensa repercusión política en la vida partidaria. A la campaña se entró de a poco; la vanguardia fue Tucumán, luego el Gran Buenos Aires y Santa Fe. Algunas regionales revolucionaron totalmente sus métodos de trabajo y su actividad central ha comenzado a girar alrededor de la prensa. El debate llegó a todo el país: el hermoso artículo del PO N° 844 sobre Aguaray ilustra la gran lucha que libran los compañeros hasta en lugares donde no llega ni la prensa burguesa. Lentamente, pero a paso seguro, avanza la colocación en el movimiento obrero, en los cordones industriales del Gran Buenos Aires y San Lorenzo, en Jujuy, en Tucumán y en Córdoba, en gráficos, en los hospitales y en los docentes. Se observa una mejor recepción de la prensa del PO entre los trabajadores.


La campaña también significó una delimitación política sobre las formas del trabajo revolucionario. La prioridad absoluta otorgada al trabajo con la prensa modifica sustancialmente la actuación del PO. Nos aleja de ser un grupo de presión, de actuar como “consejeros sindicales”, del “reunionismo táctico” para poner fuertemente en consideración la penetración ideológica. Los papeles tienden a invertirse: hoy Prensa Obrera circula fluidamente por los centenares de centros de organización del Polo Obrero y es un factor de enorme cohesión para las tareas tácticas que luego se votan. Las regionales que colocaron la cuestión de la penetración ideológica como centro, han pegado un salto cualitativo en la lucha política y en la incorporación de valiosos cuadros.


La delimitación política en esta batalla por la prensa es aún más profunda: afecta directamente las características de los militantes. La lucha por la prensa nos lleva a definir con absoluta claridad que debe existir una responsabilidad nominal clara en la relación militate-prensa, que aleja naturalmente de nuestras filas el diletantismo. La campaña de prensa permitió una fuerte promoción de responsables de organización en el Polo y en el Partido, que es una verdadera escuela de formación revolucionaria, por el carácter esencialmente político de la tarea. La inmensa demostración que dio el Polo Obrero en esta materia dejó claramente establecido que estamos en condiciones de estabilizar la venta en una cifra cercana a los 10.000 periódicos, para después lanzarnos a objetivos mayores.


En la campaña no todas son luces; muchas regionales arrastran aún los vicios mencionados: acumulan actividades donde prima el “tacticismo” sobre la politización, en un desaprovechamiento enorme de la riqueza de un periódico semanal de 16 páginas que fija posición sobre todos los temas candentes de la lucha de clases nacional e internacional. Capital, una de las mayores regionales, aunque mejoró su venta, está muy lejos del objetivo fijado especialmente por el Comité Nacional en enero, lo que influye en los resultados generales. Tenemos el desafío de pegar un viraje en un lugar que es la vidriera política del país con una penetración mucho más fuerte en la universidad y en una cantidad de frentes sindicales.


La campaña de prensa le indica un claro mandato al congreso partidario: colocar a la cabeza de las responsabilidades políticas a los mejores impulsores de la penetración ideológica.