A dos semanas del desafío de Atlanta
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Restan poco más de dos semanas para que el Frente de Izquierda concrete su acto en la cancha de Atlanta, en un marco seguramente multitudinario. ¿En qué cuadro político se inscribe este desafío?
En estas horas, el Congreso Nacional se prepara para votar un presupuesto 2017 que refrendará una orientación de ajuste y endeudamiento serial -en sólo dos años, el macrismo sumará otros 80.000 millones de dólares a la deuda pública que dejó el kirchnerismo, y que orillan la mitad del producto bruto. La votación de este presupuesto, que anticipa nuevas paritarias a la baja para docentes, estatales y jubilados, volvió a exhibir a la coalición que ha permitido que un gobierno políticamente débil lleve adelante su ajuste contra las masas. El massismo y buena parte del PJ/Frente para la Victoria le darán a Macri la venia para la ley fundamental del Estado. Si a cambio de ello los gobernadores han recibido refuerzos para obras públicas, la contrapartida es un “compromiso de responsabilidad fiscal” que implicará recortes salariales, sociales y previsionales en las provincias. Además, los opositores le votarán al gobierno un régimen discrecional de adjudicación -y dolarización- de la obra pública, garantizado con los ingresos que generen, por caso, los peajes o la venta de energía. Estamos, por lo tanto, ante un sistema de tarifazos permanentes en favor de las contratistas. Los Massa y compañía refrenderán esta ley a cambio de incluir en la repartija a los contratistas locales. Como viene ocurriendo, la burguesía nacional no saca los pies del plato de la recolonización económica implementada por el macrismo -apenas aspira a recibir lo suyo en el rescate financiero internacional que se tramita desde el Estado. La deuda privada, en estas horas, crece con igual intensidad -y niveles usurarios- que lo hace el endeudamiento público. Massa, Stolbizer, Pichetto y compañía bailan al compás de ese mandato capitalista. Mientras tanto, el futuro del kirchnerismo duro transita entre la cárcel y los acuerdos políticos con el PJ. De acuerdo con la marcha de los aprietes judiciales, CFK podría resignar una candidatura para ser “madrina” de unas Paso entre Scioli y Randazzo (Cronista, 31/10). Sería una variante del “Frente Ciudadano” que la ex presidenta propugna cada vez que sale de Comodoro Py.
Crisis social
Los pactos para pasar el año no pueden disimular el empantanamiento económico y la acentuación de la crisis social.
A despecho de quienes anunciaban los “brotes verdes” de una reactivación, los primeros nueve meses del año arrojan una caída del 7,3% en la actividad industrial y del 13,1% en la construcción (datos de setiembre). Algunos de los que vaticinaban la “lluvia de inversiones” se han topado con lo elemental; a saber, que el capital industrial instalado en el país opera con un 60% de utilización de capacidad, en el marco de un retroceso de las exportaciones y del mercado interior. Los que reclamaban por una insuficiencia de inversiones se topan con la verdadera cara de la crisis, que es un exceso de capital para sus posibilidades de valorización. Por eso, en los listados de posibles “inversiones” se anotan posibles compras y fusiones de empresas, que conducirán a recortes y cierres de plantas -o sea, a la liquidación de capitales sobrantes. En este cuadro, el ingreso de capitales -incluyendo al del retaceado blanqueo- sólo ha reforzado las operaciones especulativas y una ficticia valorización del peso que podría acentuar las tendencias al quebranto industrial.
Los voceros de los “inversores” no dicen nada de ese parasitismo. En cambio, reclaman una reforma laboral precarizadora. ¿A que país le presentan ese programa? Al que tiene 3 millones de personas viviendo en villas y asentamientos, y con uno de cada dos trabajadores con un salario que no alcanza la línea de pobreza. El abismo entre esta crisis social y la “gobernabilidad” que manejan los partidos del ajuste es cada vez mayor y sólo se disimula por el blindaje político, clerical y de las burocracias sindicales en favor del gobierno. Pero, a pesar de ellos, la tendencia a la rebelión popular se filtra ante cada uno de los episodios de crisis. Lo reveló la gigantesca marcha y paro de mujeres del pasado 19, en un país donde los femicidios se enlazan con el agravamiento de la miseria social y la descomposición del aparato estatal. Sin que se expresara en las calles, otra rebelión tuvo lugar cuando Néstor Pitrola denunció las dietas fabulosas del Congreso, por parte del mismo régimen que quiere “arreglar el fin de año” con mil pesos para jubilados y desocupados. Bajo la conmoción popular que generó la denuncia, nuestra moción en favor de debatir la anulación de las dietas reunió más de 100 votos y sacudió durante varias días a la opinión pública
Nuestra plataforma para Atlanta
Este impacto es sólo un síntoma de lo que podría cosechar una acción política sistemática del Frente de Izquierda, en un país donde los explotadores y sus partidos aún no han podido superar la crisis de fondo causada por la bancarrota capitalista y la rebelión popular de 2001. El acto de Atlanta, sin embargo, sólo interrumpe una larga parálisis del FIT. En estos diez meses de macrismo, el Frente de Izquierda no ha actuado en un marco común. La expresión más aguda de esa escisión ha sido la ruptura por parte del PTS del acto del 1° de Mayo, pero ha tenido también expresión en innumerables episodios faccionales en el movimiento obrero y en la juventud. La parálisis o la división del FIT es, objetivamente, un servicio al pejotismo y kirchnerismo decadentes, que pretenden manipular la oposición popular al ajuste en pos de su propia reconstrucción política. A la luz de esta constatación, el desafío planteado es que Atlanta constituya la plataforma para una enérgica acción del Frente de Izquierda a la escala de todo el país, a través de una agitación contra el gobierno ajustador y sus cómplices, la unidad de acción en los sindicatos y organizaciones juveniles, y el desarrollo de un programa que postule al FIT como alternativa política. Es necesario que asociemos la lucha y la organización por la concurrencia a Atlanta a este planteo de acción “para después de Atlanta”, y refrendarlo con la presencia activa de miles de trabajadores, jóvenes y mujeres de todo el país.