Políticas

8/8/2023

A la Argentina no le faltan dólares, le sobran gobiernos al servicio del saqueo capitalista

En las últimas dos décadas, el superávit comercial fue de U$S 256.750 millones, mientras la fuga de divisas superó los U$S 400 mil millones.

La quiebra del BCRA se debe a la fuga de capitales constante.

Desde 2003 a esta parte, Argentina tuvo un saldo comercial favorable (diferencia entre exportaciones e importaciones) de U$S 256.750 millones. Ahora bien, en el mismo período se fugaron U$S 458.000 millones, el equivalente a un PBI entero, demostrando hasta qué punto los sucesivos gobiernos han amparado el saqueo capitalista del país.

El dato, elaborado por Infobae en base a estadísticas oficiales, revela que es falso el argumento que esgrimen los candidatos capitalistas de que la salida a la crisis se encuentra promoviendo aún más las exportaciones de materias primas y cumpliendo el programa del FMI. Es la receta que se ha venido implementando en las últimas décadas y fracasó. No evitó la quiebra del Estado y además agravó la primarización económica, la contaminación del ambiente, el sometimiento nacional y las penurias de nuestro pueblo.

Ese superávit comercial fue destinado en un 45,9% al pago de intereses de deuda externa (tanto pública como privada). Sin embargo, dicha hipoteca, lejos de disminuir, creció exponencialmente: en 2003 la misma se encontraba en U$S 145.583 millones y actualmente asciende a U$S 346.385 millones. Lo anterior evidencia el carácter usurario e impagable de la deuda externa. Cabe destacar que gran parte endeudamiento en moneda extranjera por parte sector privado corresponde a autopréstamos entre filiales de una misma empresa, constituyendo un enorme fraude a manos de los capitalistas en detrimento de las reservas del Banco Central.

Por otro lado, el 12,5% del saldo favorable obtenido a través del comercio exterior desde 2003 se evaporó como resultado del giro de dividendos. Se trata de un porcentaje de divisas que las patronales retiraron del país, sin reinvertirlo, exhibiendo la naturaleza parasitaria de esta clase social.

Ahora, si tenemos en cuenta el destino del total de las divisas que ingresaron durante los últimos veinte años (sin contar los créditos), vemos que el 42,4% de las mismas fue a parar a la formación de activos externos, que incluye las cuentas o propiedades que poseen los empresarios argentinos en el exterior. Es preciso señalar que muchas veces esos activos regresan al país bajo la forma de préstamos, agravando el endeudamiento nacional y mostrando nuevamente cuán ilegítima es la deuda externa del país que gobierno tras gobierno se empeñan en rescatar.

La fuga descripta prosperó bajo todos los gobiernos del período. Bajo la presidencia de Néstor Kirchner, del total de divisas ingresadas durante su mandato, U$S 11.235 millones se fueron al pago de intereses de deuda externa y U$S 5.357 millones al giro de dividendos. A su vez, mientras estuvo en el gobierno se produjo una formación de activos externos por U$S 20.107 millones.

En cuanto a las dos presidencias de Cristina Kirchner, del total de divisas ingresadas durante esos ocho años, U$S 39.261 millones se gastaron en el pago de intereses de deuda externa y U$S 18.508 millones se utilizaron para girar dividendos. La formación de activos externos bajo ambos mandatos sumó U$S 94.788 millones.

Por su parte, de las divisas ingresadas durante la gestión de Mauricio Macri, U$S 39.712 millones fueron al pago de intereses de deuda externa y U$S 7.431 millones se destinaron al giro de dividendos. Durante el macrismo, la formación de activos externos fue de U$S 102.015 millones.

En el gobierno de Alberto Fernández, U$S 26.945 millones de las divisas ingresadas fueron usadas para pagar vencimientos de deuda externa y U$S 671 millones para girar dividendos. En sus casi cuatro años al frente de la Casa Rosada, se formaron activos externos por U$S 12.785 millones.

Se trata de una friolera de recursos destinados a la fuga de capitales bajo diferentes mecanismos, cuya contracara es la huelga de inversiones que azota al país. Esto desmiente el discurso de los políticos patronales que justifican el sometimiento al FMI en nombre de conseguir financiamiento internacional, y, a su vez, pretenden avanzar en reformas antiobreras bajo el pretexto de que aquello atraería inversiones extranjeras. Al tiempo que fomentan el avance de proyectos que depredan al ambiente como vía para recabar dólares. Quedó demostrado que el problema no son las mentadas “restricciones externas”, sino el irrefrenable saqueo capitalista sobre el ahorro nacional.

Pueden desplumar las reservas y llevarse las divisas del país porque la clase capitalista detenta el control de los principales resortes económicos de Argentina, algo que ningún gobierno se ha propuesto alterar porque defienden los intereses de los dueños del poder, descargando el peso de la bancarrota nacional sobre la población trabajadora.

Necesitamos echar a los políticos capitalistas que hundieron a la Argentina y abrir un curso de desarrollo nacional inspirado en interés de las mayorías. Para ello, debemos repudiar la deuda usuraria, romper con el FMI y cortar la fuga nacionalizando bajo control obrero la banca y el comercio exterior. De esa manera, podremos preservar el ahorro del país y destinarlo a un plan de industrialización, de vivienda y obra pública que nos permita salir del atraso y satisfacer las necesidades sociales.