Políticas

28/11/1996|521

“A los represores la cárcel ya”

Luego del alegato del fiscal, la semana pasada, desincriminando a Panario, Christiansen y Estrada de la comisión del delito de ‘coacción agravada’,  los jueces de la Cámara Penal encargada del juicio oral y público no tenían más remedio que dictar la absolución. El propio fiscal no había tenido tampoco otra opción, luego de que el principal testigo de la acusación, el ex ministro Jorge Sapag, declarara que nunca había sido coaccionado o amenazado por los manifestantes que, el 2 de octubre de 1995, habían ido a la casa de gobierno de Neuquén a reclamar el pago del seguro al desocupado.


Los jueces, sin embargo, justificaron de distintas maneras la larga detención de los compañeros y la negligencia del juez de instrucción para activar las declaraciones que, a la postre, determinarían la desincriminación. El juez Roberto Fernández sostuvo que los propios testigos que desincriminaban a los acusados habían sido los responsables de “darle forma a la acusación”. Se refería a los ex ministros Sapag y Lara, y al ex fiscal Angiorama. Al magistrado no se le ocurrió que, en tal caso, es su deber someter a juicio a estos funcionarios por radicar acusaciones falsas y ejercer el terrorismo político e ideológico contra los militantes en cuestión. Los fundamentos de los tres jueces de la Cámara están destinados, no a explicar la absolución de los acusados, sino a defender a sus acusadores y a acusarlos de nuevo, esta vez por no defender el “mantenimiento del orden público”. Defender este orden, dijo uno de los jueces, es la responsabilidad de los dirigentes. Como guardián del Estado, y no como defensor de los derechos de los ciudadanos, el juez quiere convertir a los militantes en policías de sus propias bases.


Las irregularidades y arbitrariedades cometidas por los funcionarios que acusaron a los compañeros y por el juez de instrucción, justifica que se los someta a juicio y que vayan presos. Es lo que reclamaron los compañeros que colmaron la última audiencia del Tribunal: “A los compañeros la libertad, a los represores la cárcel ya”.