¿A quién quiere “pacificar” el Dr. Carlos Menem?
De “frívolo” no tiene nada
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Carlos Menem, candidato presidencial del PJ, decidió salir al cruce de las versiones y entredichos que levantó su anuncio de dictar, apenas asumiera el gobierno en 1989, una “ley de pacificación nacional”.
“Para nosotros —aclaró Menem— pacificar significa un pacto social entre todos los sectores de la comunidad para que el país crezca y terminar con la ola impresionante de paros” (Crónica, 10/10). Todo trabajador debe reflexionar seriamente sobre estas palabras del candidato justicialista.
Recordemos que hace pocos días, el propio Menem afirmó que “el pacto social (tendrá) fuerza de ley… de modo que el que no lo cumpla sea sancionado y castigado como corresponde" (Página 12, 22/9). El candidato muestra las uñas: amenaza con la cárcel a los huelguistas, a los trabajadores. de cuyas reivindicaciones Menem no habla o propone “empezar" a considerarlas dentro de dos años si el FMI. y los usureros se lo permiten. Un “pacto” entre las ciases, o mejor dicho, entre los patrones y la burocracia sindical, significa la subordinación de los intereses de la clase obrera a los intereses generales de la clase que domina el Estado: la burguesía.
El programa de Menem equivale a una amenaza. Si el meneado “salariazo” y la “revolución productiva” fueran algo más que palabras, Menem no debería esperar huelgas y menos, según sus palabras, “una ola Impresionante” de ellas. Si las espera es porque el “salariazo" y la “plena ocupación" no son más que demagogia electorera.
Mientras a los trabajadores les ofrece la “pacificación", Menem es más detallado en sus explicaciones cuando habla con los “capitanes de la Industria” y los funcionarios del Citibank. A ellos les ha planteado que reconocerá la deuda externa, la conversión de ésta y de los intereses en capital de empresas estatales y privadas, las zonas francas donde no se pagarán impuestos ni se respetará la legislación laboral, etc...
Con la “ley de pacificación", Menem se prepara a enfrentar la resistencia obrera que surgirá como respuesta al caos económico que resultará de la catarata de concesiones que está preparando para beneficio del gran capital. De la mano de los “capitanes de la industria”, de la banca acreedora y de la burocracia, Menem está montando un gobierno de guerra contra los trabajadores.