Políticas

6/8/1997|551

A quién sirve la alianza Frepaso-UCR

La razón obvia que debieron dar los dirigentes de la UCR y del Frepaso para justificar su alianza electoral, es que solamente de este modo podían convertirse en una alternativa de poder al menemismo.


¿Pero acaso lo han conseguido?


En las primeras declaraciones posteriores al acuerdo, Alfonsín afirmó con todas las letras que la flamante coalición pretende mantener a rajatablas la ‘convertibilidad’, porque abandonarla produciría “una catástrofe”. La mentada ‘convertibilidad’ es, sin embargo, la llave maestra de la política menemista y representa la sujeción directa de la economía nacional a la política financiera de la banca central norteamericana. La entrada y salida de dólares que condicionan la ‘convertibilidad’ y el financiamiento de la economía argentina, están determinadas por lo que los banqueros de los Estados Unidos decidan, en función de sus intereses naturalmente, en materia de tasas de interés, créditos y emisión de moneda. El gobierno de Argentina ha perdido, en consecuencia, todos los atributos de soberanía en materia financiera. Cuando el frente UCR-Frepaso anuncia, entonces, que se ha convertido en una alternativa de poder con un programa de mantenimiento de la ‘convertibilidad’, simplemente se ha convertido en un impostor, ya que se trata de la continuidad de la política menemista.


Una gran parte de la falta de las llamadas ‘políticas activas’ para atenuar la desocupación, tiene que ver con el inmovilismo financiero establecido por la dependencia con Estados Unidos. Lo mismo puede decirse de la extranjerización de la economía, toda vez que el financiamiento de las empresas depende de los mercados internacionales de capital.


Es interesante observar que Alfonsín hizo la citada declaración luego de agitar durante su campaña como candidato, encendidos slogans nacionalistas. Es indudable que al cabo de una dilata trayectoria política, el hombre domina con destreza el arte del macaneo.


La alianza también ratificó la irreversibilidad de las ‘privatizaciones’, que han colocado el verdadero ‘poder’ del país en manos de un puñado de monopolios. Pero estas‘privatizaciones’ han entrañado al mismo tiempo el progresivo vaciamiento industrial de Argentina. Esto ocurre desde la industria automotriz, que se limita a armar los componentes y partes que se manufacturan en las metrópolis, hasta YPF y el conjunto de los monopolios mineros, que reinvierten en el exterior los beneficios que obtienen en el país y que, incluso, establecen acuerdos con pulpos internacionales, que significan una transferencia de activos y capitales.


El mantenimiento de las privatizaciones estratégicas priva de cualquier herramienta de industrialización al Estado nacional, sin que importe para el caso cuál es la‘alternativa de poder’ que gobierne. Por esta vía, la desocupación en masa será insuperable.


Estos dos ejemplos, a los que en otro plano habría que añadir el mantenimiento del ‘punto final’, la ‘obediencia debida’ y el indulto, alcanzan y sobran para demostrar que no estamos ante ninguna ‘alternativa de poder’ y que tampoco es ése el propósito de la alianza radical-frepasista.


Mestre, Verani, Maestro, Rozas, Castillo


La impostura de la ‘alternativa de poder’ se pone de manifiesto en el hecho de que la UCR integra el poder político en la Argentina nada menos que en cinco provincias. Por si esto fuera poco, sus gobernadores son más papistas que el papa, o sea más menemistas que Menem. Córdoba es la capital de la ‘flexibilización laboral’, ya que es en esta provincia donde comenzó a aplicarse el ‘acuerdo laboral’ CGT-Gobierno en la gran industria, con el convenio Fiat-Smata. Chubut es la provincia del saqueo petrolero, donde la reciente huelga de los trabajadores de esa industria sirvió para recordar la situación de superexplotación en que se encuentran. En el poco tiempo que Rozas lleva en el gobierno del Chaco, en coalición con el Frepaso, se demostró un instrumento satisfactorio de los pulpos algodoneros, a los que ‘premió’ con subsidios generosos. Verani, en Río Negro, es un conocido verdugo del pueblo, en especial de los docentes, por los cuales la alianza dice buscar un ‘financiamiento educativo’. El gobierno catamarqueño es el representante de los grandes grupos mineros que explotan el oro y el cobre de la provincia con la yapa de grandes exenciones impositivas.


Catamarca es todo un símbolo, porque aunque la nueva alianza promete acabar con la impunidad a falta de otro tipo de propuestas, su gobierno en Catamarca ha mantenido impune el crimen de María Soledad.


No es casual, por lo tanto, que en Córdoba o en Río Negro al Frepaso le cueste un ojo de la cara admitir una alianza con la UCR. La imposibilidad de concretar semejante propósito la admiten los propios radicales. No hay, sin embargo, impostores más inmorales que los de estas provincias, porque una vez que logran salvar sus responsabilidades ‘locales’, no tienen empacho en apoyar el frente en el resto del país.


Radicales y frepasistas, juntos o separados, no se han convertido en ‘alternativa de poder’ en ninguno de los lugares donde podían haberlo intentado —nada indica, entonces, que presuman lo contrario con el frente electoral que acaban de formar.


¿Programa propio o del FMI?


Es un hecho notorio que la alianza radical-frepasista procura disimular su dependencia de los intereses económicos favorecidos por el menemismo, hablando de ‘justicia’,‘derecho’ o ‘educación’. Pero estos temas son, precisamente, los que acaba de lanzar el FMI en las discusiones de un nuevo acuerdo con Roque Fernández.


Todo el asunto se reduce a lo siguiente: cómo establecer garantías suficientes para los grandes negociados extranjeros, en especial los financieros. No se trata de ninguna manera de garantizar a los trabajadores contra el ‘gatillo fácil’; no existe ninguna propuesta en este sentido, salvo la mencionada por la Fernández Meijide relativa a la necesidad de ‘mejorar la educación de la policía’.


El ejemplo típico de la ‘seguridad jurídica’ se acaba de manifestar con la privatización del Banco Hipotecario, a cuyos deudores se les quiere imponer cuotas más elevadas en beneficio de los futuros dueños del banco. Los privatizadores reclaman que los juicios por créditos hipotecarios morosos tengan un procedimiento sumario, es decir que puedan proceder a ejecutar los inmuebles hipotecados en forma más o menos inmediata. Sólo de este modo, dicen, habría una ‘seguridad jurídica’ suficiente para los inversores que compren títulos en la Bolsa destinados a financiar la especulación inmobiliaria.


No es casual que el tema de la ‘justicia’ sea el caballito de batalla de Cavallo, lo que demuestra que es el tema de la Fundación Mediterránea y del imperialismo.


Lo mismo puede decirse del asunto ‘educación’, pues ahora que ha impuesto la ‘reforma educativa’, hasta el propio Banco Mundial está preocupado por su financiamiento, como lo demuestra un reciente artículo en la revista La Maga (31/7). Pero como lo revelan los ajetreos de la Decibe en los últimos días, el financiamiento está condicionado a que los docentes acepten la liquidación del estatuto del docente y, por sobre todo, a que acepten el ‘presentismo’. A guisa de financiamiento se quiere imponer otra ‘reforma laboral’. Y si no, que lo digan los trabajadores de los hospitales de la Capital Federal, a los que De la Rúa les ha sacado las horas extras para ‘economizar’ el dinero que les deberá pagar a los Manliba.


La herejía de la necesidad


La alianza radical-frepasista no corresponde, como se ve, a una estrategia de poder. Ni uno ni otros revelan la menor intención de producir una modificación en el poder político o en los intereses de clase que son representados por el Estado.


Esta alianza tiene otra explicación. De un lado, es la expresión de la incapacidad del radicalismo de superar el naufragio político que les ocasionó la hiperinflación del 89 y el ‘pacto de Olivos’; ni Alfonsín, ni Storani, ni Terragno, lograron que la lista radical levantase cabeza en más de un mes de campaña. Por otro lado, es la expresión de la incapacidad del Frepaso de proyectarse como una fuerza política nacional y, por sobre todo, independiente, de los grandes capitalistas y del presupuesto del Estado. Ni por su programa, ni por su estrategia, ni por sus métodos de acción política, el Frepaso ha sido una alternativa a los partidos oficiales; incluso puede decirse que ha sido una verdadera regresión política, si se tiene en cuenta su condición de organización metodológicamente televisiva.


Radicales y frepasistas procuran superar, por medio de la alianza, un techo puramente electoral —de ninguna manera inauguran o condensan una etapa de movilización política popular.


Es incuestionable, sin embargo, que la fuerza ‘ciega’ que ha gravitado para imponer esta alianza es la desintegración del régimen menemista. La crisis de Yabrán puso al desnudo que el menemismo podría caer en cualquier momento como un castillo de naipes. Los cortes de rutas de hace poco tiempo atrás delataron la tendencia a una rebelión popular abierta, como consecuencia de la completa impasse económica de las grandes masas de desocupados. Las caídas de las monedas asiáticas y el ‘bamboleo’ de la bolsa brasileña, mostraron que Argentina puede caer sin aviso en un nuevo ‘efecto tequila’. La alianza radical-frepasista, al igual que los acuerdos que Duhalde procura armar con los Alemann y los Cavallo, responden a la necesidad de hacer frente a una crisis de poder.


Pero esta misma razón permite pronosticar que cualquiera de estas alianzas puede ampliarse hasta incluir al más impensado adversario del momento, o romperse en mil pedazos en función de esas mismas circunstancias. No puede excluirse en el futuro la alianza del Frepaso con Cavallo, como ya ocurriera con Béliz en la constituyente porteña, ni la del alfonsinismo con Duhalde, o de algún otro sector del radicalismo. La ‘alianza’ que se acaba de formar puede anunciar, antes que una polarización de fuerzas, una mayor desintegración de los actuales partidos oficiales.


De Gennaro, Moyano, Palacios, Maffei


El acuerdo radical-Frepaso consuma el objetivo político Nº 1 que se asignaron las direcciones sindicales opositoras. Ahora se habla de ofrecer a De Gennaro una candidatura en el flamante frente.


Es decir que el MTA y la CTA se han convertido en el ‘brazo sindical’ de una coalición patronal que, como toda coalición patronal, tiene por eje la ‘flexibilización laboral’. Esto es lo que explica, precisamente, que para el próximo paro del 14 no figure la lucha contra la ‘flexibilización laboral’, o sea el reclamo de la jornada de ocho horas, el desconocimiento de los convenios Fiat-Smata, el aumento de los salarios y la vigencia de los convenios colectivos. Una información del martes 5 señala que la UCR y el Frepaso se aprestan a dar quórum para tratar el ‘acuerdo laboral’ CGT-Menem, incluido el fin de la ‘ultraactividad’ de los convenios, lo que permitirá su desconocimiento por parte de las patronales.


Ahora que se formó la alianza, todas sus ‘patas’ deberán pasar la prueba de la ‘gobernabilidad’ ante los titulares del sistema, los capitalistas. Esto significa que a partir de ahora, la Multisectorial opositora girará aún más hacia la derecha.


A pesar de sus métodos oportunistas y carreristas, es decir de su completa falta de principios, radicales y frepasistas iluminan, con su alianza, sin embargo, la descomposición aún más acentuada de la izquierda democratizante, que ha sido completamente incapaz de reconocer la excepcionalidad del actual momento político e impulsar un frente de izquierda basado en la movilización de activistas, luchadores y masas.


El Partido Obrero señala las brutales limitaciones de las tentativas políticas de la ‘oposición’ oficial y de los burócratas sindicales que la siguen, su tendencia a una completa asimilación por el imperialismo y su incapacidad para hacer realmente frente al más mínimo de los problemas de las masas.


Sólo la construcción de un gran Partido Obrero es la opción estratégica de los explotados que luchan.