A sacar otra vez las cacerolas
Ocupemos las calles y los lugares de trabajo. Huelga general
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Se respira por todos los poros la necesidad de un nuevo 19 y 20 de diciembre. Porque mientras se acumulan los despidos y los salarios caen al nivel del plan Trabajar; mientras los ahorristas pierden todo al compás de la devaluación y faltan medicamentos y hasta comida, y una parte de nuestra gente piensa en hasta quitarse la vida; mientras la catástrofe se acelera, los Duhalde y los Barrionuevo exhiben una obscena impotencia frente al dol or popular y una connivencia clandestina con los intereses usureros y antinacionales *los intereses del gran capital.
Solamente esta obscena impotencia puede explicar que los yanquis bombardeen sin parar exigiendo la completa capitulación del país. Los asesinos de pueblos enteros se nos plantan como los maestros ciruela de la rectitud, sólo porque son sus cómplices los que gobiernan.
Para el pueblo no hay medicamentos y ni qué hablar de un aumento salarial. Pero a los bancos acreedores del Galicia les acaban de dar millones de dólares de garantías y de redescuentos, e incluso la cartera de créditos categoría 1, de más fácil recaudación.
Los dólares ya no están, nos dicen, pero aparecen para el Citi y el Santander.
Los dólares no están, pero el plan Bonex se los ofrece a los capitalistas pesificados y a los banqueros, que podrán comprarlos al 20 ó 30% de su valor para pagar deudas bancarias o impositivas. Confiscan al ahorrista para beneficiar al gran capital.
El señuelo para continuar con esta esquila impiadosa, es ahora el adelantamiento de las elecciones. Los que quieren tirar a Duhalde se visten de caperucitas del sufragio, pero apuntan a más “ajuste” y a comprarse el país por monedas. Los que quieren medrar hasta el 2003, nos hacen el cuento de la línea “nacional y popular”. La guerra declarada entre los principales bandos capitalistas va camino a dirimirse con conspiraciones y golpes de Estado.
Ya le han tirado la cuenta regresiva a Brasil y siguen apretando las clavijas a Venezuela. América Latina tiene un desafío de alcance revolucionario.
El pueblo madura para terminar con este sacrificio doloroso e inútil, pero muy rentable para las sanguijuelas capitalistas.
Se ha ocupado el Scotia Bank, mientras crecen las ocupaciones de empresas en todo el país.
Los ahorristas fortalecen y radicalizan sus inquebrantables movilizaciones.
Siguen los cortes de ruta.
La Plaza de Mayo reunió a 15.000 luchadores de la clase obrera piquetera.
Cuando éramos pocos y parió la abuela, Moyano y De Gennaro decidieron largar dos paros truchos. Con todo, luego de una larga tregua, es un síntoma de que la caldera ya no logra contener la presión.
En estas condiciones, decimos: A sacar otra vez las cacerolas… El 19 y 20 de diciembre no fue sólo contra el autista De la Rúa o el estafador incorregible, Cavallo.
Fue contra “todos”.