Políticas

5/1/2005|883

A tres años de la masacre de Floresta, los cómplices siguen libres

Entrevista con angelica Van Enk: "El gobierno genero distintos grupos de familiares para dividirnos y rompernos..."


El 29 de diciembre se cumplió el tercer aniversario del asesinato de Maximiliano Tasca, Christian Gómez y Adrián Matassa. Los chicos, luego de participar de un cacerolazo, habían ido al maxikiosco de la estación de servicio de Gaona y Bahía Blanca, donde fueron asesinados a sangre fría por el policía Juan de Dios Velastiqui mientras miraban imágenes de la rebelión en Plaza de Mayo.


 


La juventud del barrio reaccionó esa madrugada marchando a la Comisaría 43ª, donde se encontraba Velastiqui; allí fueron brutalmente reprimidos. A partir de este hecho el barrio se organizó y movilizó masivamente por justicia.


 


Hasta ahora, sólo ha sido condenado Velastiqui. La causa no avanzó para quienes reprimieron al barrio entero, ni para quienes en un primer momento trataron de modificar la escena para simular un intento de asalto.


 


En Floresta nos reunimos con Angélica, madre de Adrián, para organizar la convocatoria a la movilización que, como todos los años, se realizó a pata y pulmón, con el método del boca en boca, los afichitos y las pintadas. Angélica nos dice que “el vecino de Floresta no se olvida, cuando llega diciembre el barrio está y los vecinos están, al igual que los partidos políticos a los que siempre voy a estar agradecida, al igual que los piqueteros, los luchadores sociales todos vienen”.


 


Recordamos que cuando se dictó la sentencia a Velastiqui, se dijo: “esto sirve para que no vuelva a pasar”; pero después siguieron los casos de gatillo fácil. ¿Qué faltó para que este tipo de crímenes no se repitan?


 


Angélica nos dijo: “Lo que hace falta es algo histórico, que el pueblo salga y se involucre. Por lo general se involucra la familia de la víctima y el victimario, pero después no se involucra nadie más. Muy pocos casos son apoyados por los partidos políticos, y no es que los partidos políticos no los quieran apoyar, es que los familiares te echan. Pero si el pueblo sale y nos involucramos, todo esto dejaría de pasar… Mirá, cuando te matan a un hijo de esta forma la lucha comienza cuando el cuerpo está caliente, ahí ya hay que estar luchando. Tenés que estar con abogados, los medios, y empezar a llamar a todos los luchadores sociales, los partidos políticos, los trabajadores… Después del caso de Floresta no se ha visto nada igual de gatillo fácil hasta el Puente Pueyrredón donde los únicos comprometidos fueron los piqueteros. El pueblo se involucra en general en dos marchas por año, la de la Resistencia y la del 20 de diciembre; decime: ¿qué otra marcha que no sea piquetera tiene esas características? Porque no solamente te matan a un hijo con una bala, te lo matan con el paco, con los salarios bajos, … de muchas formas. El nuestro es un movimiento auténtico, pero los familiares siempre nos involucramos con otros familiares pero nunca con una marcha de desocupados, por ejemplo… Y nos equivocamos, porque nosotros tendríamos que ser los primeros en involucrarnos con todo”.


 


– ¿Qué pasó con los policías que en un primer momento trataron de encubrir a Velastiqui, que después reprimieron y que hostigaban a los testigos?


 


–Nunca los encontré, a uno lo vi en el juicio de mi hijo y le pase por al lado y le dije: “el barrio te está esperando…”. Están todos libres; el comisario Fernández nunca se presentó a declarar y lo despidieron; fue el único, el resto están repartidos en dependencias de la Federal. Mi abogado quiso hacer la denuncia y el juez no le dio lugar. Cuando los policías declaran en la causa uno dice que a mi hijo lo vio de pie, otro que lo vio acostado, después no sabían al declarar si estaba de pie o acostado cuando mi hijo estaba destrozado por dentro… Es una cuenta pendiente muy difícil de saldar…


 


Angélica formó parte del proyecto del gobierno que se denominó “Plan Antimpunidad” y, luego de una corta experiencia, acaba de renunciar. ¿Qué pasó?, le preguntamos.


 


–El Plan Antimpunidad surge con Beliz y la Presidencia, cuando convocan a los casos “vedette”, como ellos los llaman: los casos con más repercusión. Así empezó con tres madres que nos teníamos que rotar, pero después nos dimos cuenta que no debíamos rotar sino sumar, ya que con el cambio permanente no podíamos hacer nada. Ahí el gobierno generó distintos grupos de familiares para dividirnos y rompernos… Mirá, el “Plan Antimpunidad” es una buena idea, es una buena forma de que el gobierno diga: “en mi gobierno hay impunidad, quiero acabar con la impunidad”; pero si vos querés acabar con la impunidad tenés que armar un equipo para investigar, porque si sólo son palabras…


 


Para eso no debe haber diferencias entre los familiares, porque nosotros somos todos supuestamente iguales, y no debe haber preferencias como las hay… O cosas como un presupuesto de 3.000.000 de pesos de pauta publicitaria (!!) Y entonces dije, ya está, ¡basta!


 


A mí me gustaría en realidad hacer algo, tener un lugar, ayudarnos entre nosotros y buscar hacer algo por los demás. El gobierno se está yendo hacia la derecha y la gente se desanima, porque la máscara de izquierda es fácil de ponérsela, pero en realidad no se actúa de izquierda sino de derecha.


 


Cuando fui a Italia a ver al Papa, el gobierno de ese país nos invitó a ser parte de las reuniones de derechos humanos que se realizan allí. Ahora, yo me pregunto: ¿a quién va a mandar el gobierno? A mí no me va a mandar, seguro…, ¿a quién va a mandar, a adeptos al gobierno?, ¿qué derechos humanos va a haber?


 


Entonces yo ahora cazo todas estas cosas… y me agarré una desilusión de locos; yo pensaba que era otra cosa y ¡es terrible!


 


– ¿Y ahora, Angelica, cómo sigue?


 


–En la calle, yo era feliz en la calle… Porque soy una madre que no parió dolor, parí una vida…