A un año de las inundaciones en Salta: Sin obras, la lucha crece
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Hace un año, como producto de la casi nula inversión de éste y de los anteriores gobiernos en materia hídrica, el río Arenales sobrepasaba su cauce habitual durante una fuerte lluvia e inundaba los barrios 13 de Abril, Ceferino y Villa Angelita. A eso hubo que sumarle varios elementos más que agravaron la situación: la falta de obras hídricas en el conjunto de la ciudad provocó el escurrimiento del agua hacia esa zona baja, mientras los canales del lugar (sin dragar durante décadas) colapsaban irremediablemente. Para colmo, el municipio había permitido que distintas empresas arrojaran escombros al río en las zonas afectadas y que una de ellas, Marozzi, construyera ilegalmente un terraplén que obstruyó notablemente el curso del río.
La "asistencia” a los inundados fue una fuente de prebendas y enriquecimiento del aparato clientelar oficial. El gobierno reprimió a los damnificados que denunciaron esto y los culpó por la contaminación y consecuente obstrucción del rio. Luego, por la lucha de los vecinos, se vio obligado a reconocer parte de su responsabilidad; prometió obras que no concretó, a excepción de limpiezas superficiales en pequeños tramos, así como la remoción lenta y parcial de la plataforma de Marozzi (gasto que corrió a cuenta del municipio).
Pero ¿quién contamina y obstruye el río Arenales?
El río Arenales es un nervio de la ciudad que debería servir para la pesca, la recreación, los deportes y también para la agricultura y la ganadería. Sin embargo, en la actualidad se encuentra totalmente degradado y es un peligro sanitario para los habitantes de Salta (así como de todo el norte argentino, puesto que sus residuos desembocan en el dique Cabra Corral, fuente de riego y energía de toda la región).
Es que el Arenales atraviesa distintos focos de contaminación fabriles y agropecuarios, además de arrastrar la basura de los vertederos capitalinos La Pedrera y San Javier. El municipio de Salta no hizo obras al respecto y, para colmo, aporta gran parte de la contaminación, pues se calcula que un 20% de las cloacas están conectadas clandestinamente a los desagües pluviales de la ciudad que desagotan en el río. Esto causa daños estructurales en los canales de la ciudad. Así, el mismo ex intendente Walter Luna reconoce la posibilidad de que el canal Yrigoyen -que colapso hace unos días, junto a la terminal de ómnibus construida en su superficie- se haya deteriorado en gran medida a causa de la materia cloacal que transportaba.
Un régimen putrefacto
El gobierno provincial, que regala las reservas petroleras, argumenta que no hay dinero para las obras de saneamiento. Por su parte, el intendente capitalino Isa aprueba un presupuesto que reduce la partida de obras públicas de 148 a 127 millones y le da la mayoría de ellas a empresas contratistas acusadas de sobre-facturación.
La intendencia realiza sus campañas de “concientización” para que los vecinos de la ribera no arrojen papelitos y botellas al cauce. También da clases de “prevención”, en las que enseña a los niños a guardar su DNI en bolsitas plásticas para poder identificarlos luego de la inundación.
En esas condiciones agraviantes, evidentemente, no se puede desarrollar ni planificar adecuadamente una vida. Es por eso que los barrios en riesgo han retomado el camino de la lucha: votaron, en una gran asamblea, un pliego de reclamos y la realización de una jomada de protesta para el martes 31 de enero como primera medida. El rasgo de la lucha que hay que tener en cuenta es la fuerte tendencia a independizarse de la repudiada red de punteros.
El aniversario de la inundación deberá encontrar a los vecinos de la ribera en pie de lucha por lo que nos corresponde. Es necesario sacar todas las conclusiones: mientras siga gobernando la misma clase social, nos espera más contaminación, colapsos estructurales y sanitarios.
Canalización del río y construcción de defensas.
Limpieza integral del río.
Desmalezamiento y fumigación de los barrios de la ribera.
Tendido y arreglo de redes cloacales, pavimentación de las calles.
Remoción total del terraplén de la empresa Marozzi con costos a cargo de esta empresa y no del municipio.