Políticas

6/3/2023

A un año del acuerdo con el FMI, la inflación y la crisis de las reservas demuestran su fracaso

Lejos de reordenar la economía, ha agravado la crisis social y favorecido el saqueo de los recursos nacionales.

Sergio Massa y Kristalina Georgieva

Por estas fechas se cumple año de el acuerdo con el FMI de Facilidades Extendidas, un programa financiero que reemplazara al vigente Stand By de 2018 y que funcionara como mecanismo para refinanciar esos vencimientos. Aquel nuevo programa económico que venía a “anclar la inflación” y “mejorar las condiciones macroeconómicas”, entre otros presuntos objetivos, terminó por disparar los niveles inflacionarios, hundir las reservas del país y endeudarlo hasta el cuello. Este fracaso ha agravado enormemente la crisis social, generando nuevos niveles de hambre y pobreza, y ha favorecido el saqueo de los recursos naturales por parte del capital financiero.

En términos inflacionarios, marzo de 2022 nos encontraba con una inflación mensual de 6,7% que consagraba un 55,1% interanual, y una acuciante crisis de reservas. En ese sentido, Martín Guzmán, para entonces ministro de Economía, mientras defendía el nuevo acuerdo con el FMI en el Congreso, prometió que este venía a resolver estos problemas, como luego lo haría Massa. “El Estado tiene instrumentos limitados y siempre se busca llegar a acuerdos primero para que este shock no resulte una presión en el precio de los alimentos que dañe a millones de argentinos. Para que el rol del Estado pueda ser efectivo vía políticas de precios e ingresos, es fundamental que haya reservas en el Banco Central para que las expectativas estén más calmadas y no se alimenten expectativas de saltos en el tipo de cambio”, sostuvo el ministro.

A un año de estas declaraciones, la inflación de marzo se mantiene en un promedio de 6% liderada por la disparada en el precio de los alimentos, consagrando una índice interanual de 101%. Es decir, no sólo que la estampida no frenó, sino que se aceleró por el propio carácter inflacionario del acuerdo, el cual incluye tarifazos para recortar subsidios y aumento en los combustibles y la energía, lo que incide en toda la cadena de valor. A su vez, los beneficios cambiarios otorgados al capital agrario para que liquiden sus divisas acicatearon el aumento en el precio de los alimentos, algo que se ahora se agudiza con el impacto de la sequía y las incesantes remarcaciones.

En tanto, las reservas del Central continúan cayendo a pique producto de la fuga de capitales, el pago de la deuda externa y la contención de un salto devaluatorio que podría culminar en una hiperinflación. Los más de 23.000 mil millones de dólares desembolsados por el Fondo fueron destinados al pago de los intereses de la deuda con el propio organismo, los cuales permanecen creciendo. Las proyecciones indican que este año la cuenta de intereses total con el FMI podría rondar los U$S 3.000 millones versus los U$S 1.746 millones que se abonaron en 2022, muy superior a los U$S 1.347 millones que se pagaron en 2021, e incluso mayor a lo que el país abonó en intereses con la crisis del 2001.

Por otro lado, el aumento de las tasas de interés como herramienta del Estado para financiarse y evitar la emisión, una condición incluída en el acuerdo que debiera “enfriar la economía”, lleva a las empresas a calcular mayores costos por el encarecimiento del crédito, agudiza la tendencia recesiva que ya es incentivada por la caída del consumo e incrementa la bola de nieve de deuda en pesos tornándola cada vez más impagable.

Vale destacar que este acuerdo se flexibilizó el mismo año que se puso en vigencia, lo mismo que pasó con Macri y que no impidió que el acuerdo terminara estallando en una corrida cambiaria en 2019. Ahora, el FMI flexibilizó el cumplimiento de las metas trimestrales, lo cual conforma una política del imperialismo de sostener gobiernos de contención, como el de Lula, entre otros, para evitar la tendencia al estallido social que recorre América Latina producto del régimen fondomonetarista.

El organismo también está evaluando si correrá la misma suerte la meta de reservas, la cual se encuentra en jaque producto de factores como la sequía, lo que da cuenta de la inviabilidad del programa. Estos factores, sin embargo, no se toman en cuenta para flexibilizar la meta de ajuste fiscal, cuando impacta en la recaudación via retenciones a la exportación, lo que implica que para cumplir con la meta fiscal van a tener que ejecutar un mayor ajuste. Queda claro entonces que los platos rotos del acuerdo los pagamos los trabajadores con el saqueo de los recursos nacionales, una inflación permanente y la destrucción de nuestros ingresos.

Este programa con el Fondo es el único programa económico que tienen todos los políticos capitalistas, desde los Kirchner hasta los Milei. La renuncia de Máximo Kirchner a la presidenta del bloque del Frente de Todos en diputados, en pose de opositor a este acuerdo, no fue más que una farsa. Hoy apoyan a Massa y toda su gestión, que vino a reforzar el ajuste y el endeudamiento para cumplir con las metas del FMI. Fernanda Raverta sigue en Anses como encargada de avanzar contra los haberes previsionales, al igual que los funcionarios K en la cartera de energía que aplican el tarifazo en el gas y la electricidad, o los que están en Desarrollo Social a cargo de la secretaría que recorta la asistencia alimentaria a los comedores, entre otros.

Solo el Frente de Izquierda propone echar a los políticos capitalistas y romper con el FMI para terminar con este saqueo y sos consencuencias para todo el pueblo trabajador.