Políticas

13/6/2002|758

Abajo Kammerath

Paro general y Asamblea Popular

Un paro masivo con una multitudinaria Asamblea Popular frente a la municipalidad de Córdoba, que convocó a 3.000 personas, se realizó con el reclamo de que se vaya Kammerath y caiga el contrato con la empresa Tecsa – concesionaria del cobro de la moratoria municipal y del proyecto del municipio digital.


La gestión de Kammerath, socio principal de De la Sota en Unión por Córdoba, se ha convertido en una pesadilla para el pueblo cordobés (sobre todo para las barriadas obreras que se han quedado sin dispensarios y sin transporte), para los trabajadores municipales y para los choferes del transporte urbano. Para todos, Kammerath es el enemigo número uno; su gobierno es un gobierno acabado: hundió la salud pública de la ciudad, destruyó lo que quedaba del transporte público y entregó, en beneficio propio y de sus cómplices, nuevos servicios de la ciudad a aventureros.


El “Fuera Kammerath” es la consigna más popular de Córdoba. Pero la caída de Kammerath se ha convertido en una cuestión de Estado porque la irrupción popular de la mano de los municipales puede completar la tarea que la movilización popular comenzó aquel 19 de diciembre con piquetes y barricadas. Sus socios, la otra camarilla del gobierno, lo abandonaron porque es un estorbo. Antes de que sea demasiado tarde, amañan el modo de reemplazarlo por otro naipe del mismo palo. Por eso, Tecsa salió a decir que si el conflicto seguía, pensaba en rescindir el contrato, lo que puede ser una maniobra para obtener una compensación por la caída de la recaudación (y por lo tanto de la ganancia pactada); tratan de descomprimir la situación en la búsqueda de una salida ordenada, es decir, de una salida antipopular que termine de dejar afuera a los 500 choferes, que achique la planta municipal vía las jubilaciones anticipadas, que termine de tercerizar los servicios. Esta es la puja que está planteada: resuelven los trabajadores y vecinos, o resuelven las camarillas privatizadoras.


La caída de Kammerath está planteada objetivamente y subjetivamente, por lo que tirar a Kammerath significa, primero, proponérselo. La Asamblea Popular y el paro de hoy son un paso en ese sentido si sirven para que la movilización popular adquiera una dimensión mayor involucrando al conjunto de los trabajadores y vecinos en el desarrollo de una huelga general que coloque al gobierno municipal en manos de los trabajadores y vecinos movilizados para así convocar a una Constituyente Popular que reorganice la ciudad sobre otras bases.