Políticas

29/1/2025

Acuerdo con el FMI: en espera

El gobierno concluyó las negociaciones en el país con la misión del Fondo Monetario Internacional.

Luis Caputo y Kristalina Georgieva.

Este lunes, el gobierno concluyó las negociaciones en el país con la misión del Fondo Monetario Internacional. La aspiración es que el organismo apruebe un giro de 12 mil millones de dólares para fortalecer las alicaídas reservas del Banco Central. Habrá que esperar a la conferencia de prensa que la vocera del organismo ofrecerá el próximo jueves en Washington.

El principal problema al que se enfrenta el gobierno hoy es la falta de dólares. La crisis de reservas del Banco Central no se ha revertido. Al 30 de noviembre, las reservas netas se hallaban en terreno negativo por U$S 9.057 millones. En tanto, el sostenimiento del endeble veranito financiero tiene su base en el carry trade, una burbuja especulativa usuraria montada sobre las tasas positivas en pesos.

A esto se agrega que el atraso cambiario actual desalienta el turismo interno e incentiva los viajes al exterior, estimulando la demanda de divisas y atentando contra la sostenibilidad del dólar barato. Por otra parte, entre enero y octubre, se pagaron intereses de deuda externa por más de U$S 10 mil millones, demostrando que no hay recomposición de reservas posible con gobiernos abocados al rescate de esa hipoteca usuraria.

En contraste de lo prometido por el oficialismo, tampoco arribaron dólares significativos mediante la inversión extranjera directa. La misma, a pesar del Rigi, se redujo 19% en los primeros diez meses del 2024 respecto al mismo período del año anterior. El capital internacional exige el levantamiento del cepo cambiario para traer sus inversiones, lo cual aparece lejano en un escenario económico de tanta fragilidad.

El gobierno, en un acto desesperado, y para intentar demostrar que puede conseguir los dólares por su cuenta, le bajó las retenciones a las patronales sojeras para promover la liquidación de divisas de la cosecha gruesa. Sin embargo, la medida es contraria a los planes del FMI, que promueve preservar la caja fiscal a costa de impuestos y ajuste para garantizar el pago de la deuda.

El panorama para las reservas no es muy alentador, sobre todo considerando que hacia 2028 el total de vencimientos de deuda externa, entre capital e intereses, asciende a U$S 25.100 millones (U$S 17 mil millones solo en 2025). Todas las alternativas para afrontarlos suponen una mayor subordinación ante el capital financiero, tanto por la vía de un nuevo endeudamiento en dólares (fondos frescos del FMI u otros préstamos) como la del «reperfilamiento» o canje de deuda a tasas más altas; aún así, ninguna está garantizada y no se descarta la posibilidad del default. Otro camino ruinoso a los fines de captar divisas es el del remate de los pocos activos nacionales que quedan por medio de la privatización, sumado a la entrega de bienes comunes a las multinacionales a través del Rigi.

A esto debemos sumarle las adversidades que plantea el escenario internacional -devaluación de Brasil, recesión de China, posible suba de la tasa de interés de la FED tras el triunfo de Trump- lo que cuestiona la calma cambiaria. Esto debe alertar al conjunto de los trabajadores quienes serán los principales perjudicados si se produce un nuevo salto devaluatorio. No obstante, si este esquema de atraso cambiario se prolonga en el tiempo, el pueblo también saldría perdiendo: en primer lugar, el abaratamiento del dólar no se tradujo en una recomposición del poder adquisitivo del salario; a su vez, el carry-trade agrava el costo financiero que paga el Tesoro a costa de un brutal ajuste contra jubilaciones y partidas sociales; además, la industria descarga las consecuencias recesivas del atraso cambiario despidiendo trabajadores.

La política económica oficial es un esquema fuertemente precario, cuyo costo va a ser pagado exclusivamente por los trabajadores. La única salida positiva a esta encerrona consiste en preservar el ahorro nacional, partiendo del repudio a la deuda externa usuraria y la nacionalización bajo control obrero de la banca y el comercio exterior, a fin de frenar la fuga de capitales bajo todas sus formas. Así vamos a poder inaugurar un ciclo de inversiones productivas que saquen al país del atraso y garanticen trabajo genuino.

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Sobre el desplome bursátil de las tecnológicas estadounidenses y el ascenso de la empresa china Deepseek. –
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