AEROLINEAS ARGENTINAS | Por qué no avanza la "expropiación"
Seguir
Mauricio Macri dio el puntapié inicial al pedir que Aerolíneas Argentinas y Austral fueran reprivatizadas. Lo que siguió – y sigue– es una campaña sostenida de los medios de difusión – especialmente Clarín y La Nación– contra la administración estatal de las aéreas.
La respuesta del gobierno, por boca del novel presidente de las aéreas, Mariano Recalde, fue levantar el velo que habían colocado el renunciante secretario de Transporte, Ricardo Jaime, y el ascendido Julio Alak, que dejó Aerolíneas por el Ministerio de Justicia.
Reconoció que la compañía está peor que lo denunciado por la oposición, con Clarín y La Nación incluidos; que el grupo Marsans había dejado una deuda superior a los 800 millones de dólares –y no 240 millones de dólares como sostenía Jaime– y que las aéreas perdieron este año casi 50 millones de dólares mensuales y el rojo de junio llega a más de 60 millones de dólares y no a la mitad, como sostenía Alak.
Sin embargo, Recalde dijo que “la ley de Expropiación (establece) que el Estado nacional va adquirir las acciones de Marsans y la Constitución Nacional dice que tiene que indemnizar: lo que está en trámite es el proceso por el cual se determina el monto de indemnización”.
Es decir que la orientación hacia un acuerdo con Marsans se mantiene inalterable, pese a que se reconoce el vaciamiento y las abultadas deudas, que dejan a las aéreas prácticamente sin valor de reventa. Por eso es que el gobierno no avanza con la “expropiación” (que no será tal sino muy bien indemnizada).
Ahora bien, los que cuestionan a gritos la administración estatal de las aéreas, ¿realmente quieren que se privaticen?
No parece, al menos en el cuadro actual. Es que Aerolíneas hoy no resulta un bocado apetecible para ningún inversor, con un endeudamiento que superaría los 1.300 millones de dólares (por la sumatoria de las pérdidas anteriores, del déficit de esta etapa de administración estatal y de la compra de aviones). A esto se suma que, según Recalde, producto de la crisis y la gripe A, este año las dos aéreas están “vendiendo la mitad (de tickets) que el año pasado”.
Por eso De Narváez salió rápidamente a decir que no acordaba con Macri y los medios no piden la reprivatización.
La pelea se centra en el “mejor destino” del dinero que va a cubrir el déficit de Aerolíneas – al ritmo actual pueden ser 700 u 800 millones de dólares hasta fin de año– y el abultado endeudamiento que quedará con la compra de la nueva flota que, en cualquiera de las alternativas que se negocian, podría superar los 1.000 millones de dólares.
El “mejor destino” sería el salvataje o los subsidios a empresarios privados. Macri no cuestiona los subsidios a los dueños de los colectivos o a los que administran los trenes. La crisis económica internacional ha colocado al sector aerocomercial al borde del colapso. El sector se orienta a un proceso de concentración y monopolización acelerado.
¿Entonces el rojo de Aerolíneas/Austral es irreversible, e imprescindible el nivel actual de aportes del Estado? Además de que resulta imposible saber si el déficit de las aéreas surge efectivamente de los movimientos operativos, se llegó a este cuadro por el vaciamiento y el endeudamiento de Marsans (y quienes los antecedieron) que el gobierno “nac & pop” asumió alegremente.
Pero, también porque en el desguace de las compañías estatales, muchos de los negocios rentables vinculados con la aviación quedaron en manos de empresarios “amigos”, privándose así a Aerolíneas de recursos necesarios para cubrir sus desfasajes. Los free shops, la comida de a bordo, el movimiento de equipajes y el negocio de las cargas, que en otras épocas estaban bajo la órbita de Aerolíneas, ahora están en manos, mayoritariamente, del grupo Eurnekian, que hace pocos días se quedó también con el 50% del negocio de las terminales de carga (Edcadassa) que pertenecía al Estado, porque así lo establece el contrato de concesión de los aeropuertos que Eurnekian nunca cumplió cuando se trataba de pagarle el canon al Estado.
Por eso la única salida para Aerolíneas/Austral es: expropiación sin pago de las compañías. Ni un peso para Marsans. Que pague los 900 millones de dólares que dejó de deudas en Aerolíneas/Austral. Que se expropien sin pago todas las empresas de servicios aeronáuticos y aeroportuarios para armar un grupo único con Aerolíneas y Austral.