Aerolíneas y también ENTel: Vaciamiento en toda la línea

Seguir
Decididamente, la privatización de Aerolíneas ha saltado por el aire y la podredumbre que se huele a su alrededor retrata de cuerpo entero al régimen y a sus acreedores. Que los aviones hayan sido valuados en 590 mil dólares cuando valen 7 millones, que toda la empresa haya sido tasada a un precio irrisorio, todo esto ha pasado a ser casi accesorio. Ahora queda claro que no existe tal “venta”, que todo es un fraude desde el momento en que el dinero para la “compra”, los “compradoras piensan sacarlo de la venta de 6 aviones de los 30 que posee Aerolíneas. Los compradores” simplemente piensan quedarse con la empresa sin poner un sólo dólar. “La venta de los 6 aviones les daría un ingreso inmediato de 250 millones de dólares con lo cual el grupo adjudicatario estaría en condiciones además (de comprar Aerolíneas) de pagar intereses por 34 millones de dólares el primer año", reconoce desfachatadamente en una circular el First Boston, financista de la operación (Clarín, 7/9).
La privatización de Aerolíneas no es otra cosa que un descarado vaciamiento de la empresa en favor de los acreedores y compradores. En su defensa Iberia-Pescarmona alegan que lo mismo hubiera hecho cualquier otro comprador, sin reparar que con esto revelan el carácter “trucho” de todo el proceso privatizador, que busca asegurarle rentabilidad a los parásitos y usureros capitalistas mediante el desmantelamiento de las empresas estatales.
El caso de Aerolíneas anticipa lo que está en marcha en ENTel. En este caso los pliegos de la licitación autorizan directamente la venta de edificios e instalaciones, algo que los “adjudicatarios’' tienen cuidadosamente previsto pues no se les escapa que la lucratividad de la operación no va a surgir solamente de los supertarifazos en marcha. El negocio de los usureros que lideran los dos grupos adjudicatarios —el City y el Manufacturera— consiste en tomar la empresa a cambio de papeles sin valor para vender sus activos y quedarse rápidamente con un superbeneficio. Los directivos de la Bell reconocieron: “no aportamos dinero pero ofrecemos nuestro prestigio" (Clarín. 9/9). El grupo inversor argentino fue el que le cedió gratuitamente acciones a la Bell para que actúe de “pantalla” de la operación de vaciamiento de la empresa.
La crisis de las privatizaciones, la evidencia de que lejos de allegar fondos a las arcas de la Tesorería, significan el remate vil de los activos estatales, es un factor que se agrega al retroceso imparable del crédito público, golpeado duramente tras el manotazo del plan Bonex y la más reciente imposición de un bono a largo plazo a los proveedores del Estado.
El caos de las privatizaciones lleva aceleradamente a la descomposición económica y política del gobierno, cuestión que no se les escapa a los más furiosos "desreguladores" y aun a los propios beneficiarios de la entrega. Los propietarios de la Bell Atlantic, lo han dicho crudamente: “la imagen (Argentina) es de mierda (sic), en Europa y Estados Unidos se muestran preocupados...” (Página 12, 9/9).
En medio de este descomunal descrédito, el gobierno Menem deberá transitar más a fondo por el rumbo elegido y llevar al extremo el desfalco de la nación. Así lo exige la “credibilidad” ante el imperialismo.