Políticas

12/6/2008|1041

Agroquímicos: La retención de la que nadie habla

Ni los productores agrarios ni el gobierno plantean la cuestión del envenenamiento de la tierra y el agua por el masivo uso de plaguicidas. Tampoco lo han hecho los "mediadores" en distintos lugares del país. Sin embargo, han tenido lugar importantes jornadas contra el uso de plaguicidas. El uso incontrolado e indiscriminado de los productos de Monsanto, Bayer, Dupont o Sygenta tienen consecuencias letales. Se ha registrado el fin de cultivos (mandioca, papa y batata), el exterminio de peces y otras especies animales y vegetales y hasta innumerables casos de partos prematuros, malformaciones, cáncer y muerte. Los pulpos agroquímicos compran las llamadas semillas convencionales o naturales para sacarlas de circulación.

Regalía extendida
Entre los productores agrarios y las empresas productoras de agroquímicos y sus semillas colaterales existe una agria disputa alrededor de la llamada "regalía extendida", o sea el pago por el uso de las semillas genéticamente modificadas. Hay un mercado negro que trafica las semillas de bolsa blanca (sin marca), para evitar esos pagos. Monsanto y las demás corporaciones han comenzado a cargar al valor de la semilla la regalía que dejan de cobrar por el uso de la no reglamentada. El gobierno autorizó, igualmente, el uso del combo "semilla RR, glifosfato", más la extensión del permiso a las semillas de maíz, trigo y ahora el algodón.

Los capitalistas agrarios utilizan estas innovaciones para extender las áreas de cultivo a regiones marginales. Cuentan para ello con todo el andamiaje del Estado: Estatuto del Peón Rural, trabajo en negro, investigaciones del Inta a su servicio.

En síntesis, nadie se acuerda de hablar de la tajada del león que se llevan las químicas y las grandes corporaciones. Son uno de los principales ganadores de este modelo.

Los que no ganan son los habitantes de las localidades agrícolas. Allí queda como hipoteca lo que originalmente fue el "agente naranja", desarrollado para acabar con la selva vietnamita y que es el principal componente de los nuevos agroquímicos.

No ganan los obreros de Monsanto, Bayer y Cargill, que trabajan en contacto con esos agentes letales y saben que sufrirán consecuencias irreparables para su salud. Los salarios de los trabajadores de las químicas en Zárate son mayores que la media de los obreros industriales para incentivar a los obreros a trabajar con estos venenos.

No ganan los barrios pegados a estas empresas, ni las escuelas aunque tengan subsidios de ellas, porque todos pagarán el costo de la contaminación.
Reclamamos:

  • Comisiones de trabajadores, médicos y científicos para controlar el uso de agroquímicos y del agua. Por un plan de emergencia sanitaria que atienda los casos de contaminación.
  • Reapertura de paritarias para llevar el sueldo básico al valor de la canasta familiar, indexado de acuerdo con el costo de vida. Por la inclusión de cláusulas de insalubridad en todos los convenios de trabajo con agroquímicos. Por la anulación del estatuto del peón rural de la dictadura, todavía vigente.
  • Por la nacionalización de los puertos, de los bancos y del comercio exterior.
  • Por impuestos progresivos a las grandes fortunas agrarias, del comercio e industriales.

Nora Biaggio