Políticas

11/11/2016

“Ahora 18” o el hipotecamiento familiar frente al ajuste

La ampliación de programa de financiamiento con tarjeta de crédito es un incentivo artificial para sostener las ventas de fin de año. El mito de las cuotas “sin interés”.


El consumo de productos de la canasta familiar está cayendo en picada desde hace diez meses. Esto, principalmente, como resultado de la baja sostenida en los salarios que, en ese período, han perdido entre 10 y 15 puntos respecto de la inflación.


Como las expectativas de un segundo semestre “feliz” se esfumaron y, muy por el contrario, todos los pronósticos –incluso los oficiales- indican que la retracción está lejos de detenerse, el gobierno se lanzó a la preparación de distintas medidas destinadas a “maquillar” las consecuencias del ajuste y la crisis que golpea de manera creciente en los bolsillos de los trabajadores.


Entre ellas está la anunciada ampliación del Ahora 12 al Ahora 18 para tratar de sostener las ventas de fin de año y la temporada veraniega más allá de la capacidad adquisitiva de las familias, afectadas por el ajuste.


La extensión de 12 a 18 cuotas aún debe enfrentar la resistencia de los bancos. Hasta ahora, el Ahora 12 era presentado como un crédito “sin interés”, cuando en realidad el interés siempre estuvo embutido en el precio, una carga implícita que el gobierno ahora pretende “blanquear” y hacerla explícita. Este “sincericidio” formaría parte de las negociaciones para que los bancos acepten la extensión de los plazos, porque la banca presiona con no aceptar el Ahora 18 si se aprueba la ley que la obliga a bajar la comisión que le cobra a los comercios por el uso de las tarjetas de crédito (como se ve, los bancos ganan de punta a punta).


El endeudamiento de los consumidores que pagan con tarjeta de crédito se ubica ya en niveles altos. A principios de noviembre, las familias argentinas debían a la banca $208.555.000.000, equivalente aproximadamente el 3% del PBI.


El gobierno se niega a reabrir las paritarias mientras que el mentiroso y miserable bono de $2000, lo cobrará una parte ínfima de los trabajadores. La alternativa que ofrece entonces es la de seguir hipotecando los ingresos salariales futuros con la mira puesta en “pasar las Fiestas en paz”. Pero como para el 2017 prevé nuevas paritarias a la baja, la capacidad de pago de las familias endeudadas seguirá en caída libre.


El mayor endeudamiento es una espada de Damocles sobre la cabeza de los trabajadores.


Deben reabrirse las paritarias ya. Por un bono de fin de año que compense la caída que han tenido los salarios durante el año y un plan de lucha para imponerlo.