EDITORIAL

Ahora es cuando

Preparar la huelga general para derrotar a Milei

Movilización contra la Ley Omnibus (imagen de archivo)

Cuando ya pasaron varias semanas de que el DNU 70/23 fuese rechazado por el Senado, los partidos de la llamada oposición no han movido un dedo para darle tratamiento en la Cámara de Diputados. Lejos de ello, han usado la votación negativa en la Senado para intensificar las negociaciones con el gobierno nacional. Más allá de la foto prometida para el 25 de mayo próximo se concretará o no, lo cierto es que Milei aprovecha este tiempo ganado para profundizar la ofensiva contra los trabajadores. A los gobernadores y a los bloques parlamentarios de la oposición no les pareció motivo suficiente para romper o al menos interrumpir las negociaciones de la “ley bases” los despidos masivos ejecutados por el gobierno. Después de todo, ellos mismos aplican en muchas de sus provincias despidos similares. Tampoco les pareció motivo suficiente que el gobierno decidiera modificar la movilidad previsional, echando mano a un nuevo decreto de necesidad y urgencia, ignorando al Congreso cuando se empezaba a tratar el tema en la Comisión respectiva de la Cámara de Diputados. Algunos bloques, como el de la UCR, incluso saludaron el DNU, reclamando solo un porcentaje mayor para el “empalme”, omitiendo que viene a establecer un congelamiento de los haberes de los jubilados en cifras que son de las más bajas de la historia.

Con la certeza de que los gobernadores no abandonarán la mesa de negociación, Milei ha adoptado nuevos ataques contra las provincias. La ofensiva lanzada contra las cajas previsionales que están en manos de los Estados locales representa una amenaza contra los jubilados de 13 provincias. Aunque luego el gobierno buscó relativizar que dejaría de girar los fondos, lo cierto es que a partir de ahora éstos estarán condicionados al resultado de una auditoría que realizará la Anses. Esta medida se suma a la reducción de los subsidios al transporte y la eliminación del Fonid para los docentes, todas disposiciones que afectan las finanzas de los Estados provinciales, pero, por sobre todas las cosas, a sus trabajadores, y a la caída de los fondos coparticipables como resultado de la recesión económica que socava la recaudación de impuestos. La única “compensación” que el gobierno nacional estaría dispuesto a llevar adelante sería la reposición de Ganancias sobre los salarios, un impuesto que se coparticipa en una proporción de 70/30 en favor de las provincias. Según los trascendidos, el piso para comenzar a pagar sería de solo 1,2 millones de pesos, y su aplicación tendría un carácter retroactivo. A todas luces, un golpe durísimo sobre los trabajadores, que sufrirían una reducción de sus salarios cuando la inflación en todos los casos supera los ajustes salariales pactados por los sindicatos.

La CGT y el peronismo

Los despidos masivos en el Estado y en el sector privado, el decretazo contra los jubilados, la reposición de Ganancias sobre el salario, para nombrar solo algunas de las agresiones proferidas por el gobierno contra los trabajadores, no han logrado sacar a la burocracia de la CGT de su estado de letargo. Al igual que la oposición patronal, su presión para que el Senado rechace el DNU 70 no era otra cosa que un recurso para forzar al gobierno a una negociación. Para dejar claro su disposición al ‘diálogo’, los capos de la CGT trajinaron por todos los cónclaves empresariales diciendo que estaban dispuestos a negociar una reforma laboral. Milei y sus secuaces les tomaron la palabra e hicieron sus propios gestos. Por un lado, nombraron como nuevo secretario de Trabajo a un gerente de Techint, con buen diálogo con los burócratas sindicales. Y, por el otro, quitaron del nuevo proyecto de “ley Bases” el artículo que eliminaba el descuento automático de la cuota sindical de los afiliados a los gremios. Esta medida, en resguardo de la caja de la “casta sindical” sirvió para que los burócratas sigan desojando la margarita sobre un nuevo paro nacional.

La orientación de la CGT no hace otra cosa que seguir la línea marcada por Cristina Fernández de Kirchner en su carta pública sobre el gobierno de Milei. Allí, la expresidenta afirma que está a favor de una nueva reforma laboral, así como también de avanzar en las privatizaciones y la enajenación de los recursos naturales. Algo similar a lo que afirmó Martín Lousteau, devenido en el radical “crítico” de Milei. Ambos señalaron que la eliminación de los derechos laborales sería necesaria para el sostenimiento de las pymes y una medida inevitable ante el desarrollo de las nuevas tecnologías. Así, en nombre de la modernidad quieren llevar a los trabajadores a la situación del siglo XIX.

Relato

Para ocultar esta complicidad de clase, la burocracia sindical y el peronismo -kirchneristas- han creado un relato autojustificatorio. El mismo va desde afirmar que hay que esperar que la crisis decante y con ello Milei se hundirá solo, y/o que no podemos enfrentar al gobierno porque aún no tenemos una alternativa para suplantarlo. Estos planteos, claro, carecen de seriedad. Desconocen o pretenden desconocer que, si Milei avanza en su plan de guerra contra los trabajadores, será un elemento que fortalecerá al gobierno, tanto ante las masas populares como ante las distintas fracciones del capital. Fue lo que sucedió con Menem, que recién logró una estabilidad que abrió paso a su reelección cuando pudo derrotar las huelgas contra las privatizaciones que llevaron adelante los ferroviarios, los telefónicos, los trabajadores y de Luz y Fuerza y de otras empresas que eran del Estado. Si hoy la mayor parte de la clase capitalista apoya al gobierno es justamente porque comanda una ofensiva histórica contra la clase obrera. Esto es lo que no entienden los dirigentes kirchneristas, que se preguntan por qué los empresarios apoyan al gobierno si su política hace caer las ventas de las mercancías que producen. Estos dirigentes y los periodistas que los secundan les quieren dictar un curso de conciencia de clase a los propios dueños del capital. Pero no hace falta: los empresarios saben que su tasa de ganancia dependerá de reforzar la capacidad de explotación de sus trabajadores.

Ante esta situación es necesario desarrollar una delimitación sobre una base de clase. En resumen, puede presentarse así: de un lado están los que quieren derrotar a Milei ahora, mediante la acción directa de los trabajadores, y del otro lado, los que quieren colaborar con el gobierno, sea votando la ley Bases o los jueces presentados como candidatos para integrar la Corte Suprema de Justicia. El argumento de que no podemos querer derrotar a Milei ahora porque no tenemos una alternativa para reemplazarlo oculta que la lucha para derrocarlo acelerará sin dudas que los trabajadores mismos nos transformemos en alternativa política de poder.

Preparar la huelga general

A la luz de lo expuesto debemos concluir que es necesario superar los obstáculos que imponen la burocracia sindical y la oposición patronal para poder generalizar la respuesta popular a la ofensiva capitalista comandada por Milei. Para ello tenemos que reagrupar a quienes se pronuncian y actúan en consecuencia para derrotar a Milei ahora, mediante la acción directa de los trabajadores. Dado el nivel de la ofensiva planteada por el gobierno, esa acción directa debe tener como objetivo preparar la huelga general -es decir, una acción histórica de los trabajadores. Es que no se puede descartar que por la presión existente la burocracia sindical convoque en las próximas semanas un paro o alguna movilización. Pero en tanto no sean parte de un plan de acción real, esas medidas tendrán como propósito descomprimir la presión popular y negociar con el gobierno el propio petitorio de los intereses burocráticos de la “casta sindical”.

En función de este objetivo estamos impulsando la realización de una Asamblea Nacional de Trabajadores ocupados y desocupados, de las asambleas populares, del movimiento estudiantil y la cultura. Una asamblea de este tipo debería desarrollar medidas de acción en defensa de las luchas en curso y una fuerte campaña de agitación y organización para preparar la huelga general contra el gobierno.

Llamamos a reforzar la campaña para asegurar su realización y apoyar a todas las luchas en curso. Para ello te invitamos a las asambleas que el Partido Obrero realizará entre el 6 y el 13 de abril en todo el país para debatir y resolver cómo preparamos la huelga general para derrotar a Milei y sus secuaces.

https://www.prensaobrera.com/movimiento-piquetero/se-profundiza-el-plan-de-lucha-piquetero-2