Políticas

8/12/1988|253

Rogelio Rodríguez, asesinado en Villa Martelli

“Al Negro lo fusilaron”

Reportaje a su compañera

Rogelio Rodríguez es uno de los trabajadores que cayó asesinado en la puerta de los cuarteles de Villa Martelli. El “Negro” —como le decían en su barrio, el “22 de marzo” de La Matanza, del cual era dirigente vecinal— tenía 45 años, cuatro hijos y una compañera, Elisa De Boy, de toda la vida. Nació campesino, pero se forjó como obrero. Sus amigos contaron que no hubo rama de la industria en la que no hubiese trabajado, y en todos sus trabajos era electo delegado o activista destacado. “Jamás bajó los brazos” nos dijeron sus compañeros de lucha barrial.

La trayectoria de su vida demuestra que el “Negro” no estaba de casualidad en Villa Martelli. Fue consciente de la importancia de movilizarse sobre los cuarteles. Quienes estuvieron con él en esa lucha cuentan que se convirtió en un gran organizador de los manifestantes. Los que lo mataron no apuntaron al antojo. Apuntaron a un gran luchador.

Momentos antes de comenzar la marcha que pulsó el ataúd del Negro hasta su barriada en La Matanza tuvimos un diálogo con la compañera del Negro, Elisa, para que nos contase la vida de su compañero y un primer balance de los hechos. Con gran entereza destacó que el Negro “murió como vivió: luchando”. Nos adelantó que —siguiendo ese ejemplo— ya se ha formado una Comisión de Luchadores de Villa Martelli, en la que ella milita, para impulsar el esclarecimiento de los hechos y el castigo a los responsables de la masacre. “Estaré en Plaza de Mayo, mañana mismo, con las Madres en la Marcha de la Resistencia” nos adelantó. Tanto durante el reportaje que se trascribe aquí como luego durante el duro trance de la marcha de entierro de su compañero y el hacer allí uso de la palabra Elisa demostró gran coraje. Puso de manifiesto, una vez más, de qué madera están hechos los hombres y mujeres de clase obrera argentina.

Prensa Obrera: Elisa, ¿qué reflexión tenés ante el asesinato de tu compañero?

Elisa: “Mirá, el “Negro” ha muerto como vivió, luchando, combatiendo contra la opresión capitalista. Una lucha de toda su vida. Porque el “Negro” nació y se crió como campesino. Provenía de allí. Pero luego se hizo obrero y obrero fue toda su vida. Y como obrero combativo, siempre al frente de las luchas de su clase. Fue delegado, siempre peleando a la patronal; estuvo en la CGT de los Argentinos; le peleó a la dictadura de Onganía y a la de Videla. Siempre fue perseguido. Pero nunca bajó los brazos. Actualmente era dirigente de nuestro barrio, el “22 de Marzo”, y además ayudábamos a otros barrios cercanos a organizarse, en donde luchábamos por la tenencia de la tierra y por todo lo del lugar. Estar en Villa Martelli, donde cayó, era parte de esa misma lucha de siempre”.

PO: ¿Se ha podido establecer cómo lo mataron?

Elisa: “Puedo decir y afirmar que al “Negro” no lo mataron de casualidad. No fue una bala perdida. Lo fusilaron. Ya lo tenían premeditado. Y eso es así porque él no estaba de casualidad en Villa Martelli. El decidió ir allá en Plaza Congreso, el sábado, cuando se enteró que el pueblo se estaba reuniendo en la puerta del cuartel para repudiar a los milicos sublevados. El Negro va y me dice: “tenemos que ir para allá; movilizamos”. Y dicho y hecho se pone a hablar con la gente que estaba reunida y les dice: “vamos para Martelli”; y se discute si es necesario. Y el Negro los convence de que no podemos quedarnos quietos; que hay que ir allá y quedarse. Él tenía muy presente lo de Semana Santa y Monte Caseros, donde hubo que ir allí y rodearlos para evitar todo “arreglo” de espaldas al pueblo. Y así fue como se juntaron unas cincuenta personas y se fueron con el Negro para Villa Martelli, parando un colectivo y enfilando para los cuarteles.

“Según me contaron los que estuvieron manifestando y luchando junto al Negro, él se puso —como hacía siempre— a organizar a los vecinos que estaban en el lugar. Cuando vieron que venían más tropas sublevadas, hicieron barricadas con lo que podían del lugar, para que no pasasen. Y me dicen los compañeros que, evidentemente, los milicos lo marcaron, porque se dieron cuenta que él era uno de los dirigentes de la lucha. Y por eso lo midieron y le apuntaron, para fusilarlo estos canallas. No fue ningún “accidente” ni casualidad. Tiraban a la cabeza los desgraciados, sabiendo bien a quienes les tiraban, al pueblo que luchaba contra ellos. Y yo digo: ¡cobardes!, porque mientras el Negro les peleaba de frente, con piedras y palos con el pueblo que allí estaba, estos milicos cobardes no tuvieron el coraje de pelear de frente. Lo asesinaron a mansalva, escondidos.

“Y cuando se anunció que había un muerto en Villa Martelli yo me puse a hablar por micrófono, repudiando ese crimen, todavía sin saber que el muerto era mi compañero”.

PO: ¿Es cierto que tuvieron problemas hasta para que les entregasen el cuerpo?

Elisa: “Si, es así, porque nos decían que faltaban papeles y qué se yo cuántas cosas. No nos daban el cuerpo. Estos capitalistas son tan cobardes que hasta del muerto tuvieron miedo. Y se negaron a que el velatorio fuese en el Congreso. ¡¡Pero qué orgullosa estoy; estamos tanto yo como mis hijos que no quieran dar el Congreso para velarlo!! Es un orgullo porque es un buen síntoma. Porque es en ese Congreso, donde los que allí se esconden votaron la “ley de obediencia debida”, la entregada de Semana Santa y el perdón de estos mismos que asesinaron a mi compañero. ¡Es un orgullo que no entre allí! El “Negro” jamás transó con esa cría de capituladores. Por eso de acá ahora nos vamos directo para el barrio donde nos esperan nuestros hermanos de clase, los explotados, todos los que luchamos juntos tanto tiempo, para juntos marchar con el Negro”.

PO: Sabemos que vos y otros compañeros afectados por la masacre de Villa Martelli se han organizado en Comisión…

Elisa: Si. Hemos formado una comisión unitaria de todos los luchadores y víctimas de la represión en Villa Martelli. Como primera tarea estaremos en la Marcha de la Resistencia organizada por las Madres, denunciando lo ocurrido, esta nueva entregada del gobierno y el congreso ante los milicos. Y vamos a mantenernos todos unidos para impulsar la investigación y el esclarecimiento del asesinato del “Negro”, de Nicolés — el otro compañero asesinado — y de todos los heridos, muchos de los cuales aún están entre la vida y la muerte”

“Les quiero decir finalmente que mi compromiso como militante y luchadora es el mismo del “Negro”: hasta terminar con la explotación y la miseria. El combate, la lucha de mi querido compañero es un ejemplo. Estoy segura de que, unidos, vamos a vencer.”