La presencia del presidente Alberto Fernández en la reunión de gobernadores del norte grande, realizada el viernes pasado en la provincia, sirvió para arrodillarse ante los reclamos de los empresarios industriales del sector. Es así que anunció la reducción de aportes patronales de hasta el 80%, en sectores orientados a la producción.

Esa medida ampliamente aplaudida por el presidente de la unión industrial de Catamarca (UICA) Carlos Muia, empresario textil, que durante la cuarentena salía a perseguir a los trabajadores que tenían licencia por enfermedad, y obligaba a otros que eran contactos estrechos a trabajar, sin que por esto sufriera sanción o multa por parte del gobierno local, que por el contrario se empecinada en perseguir jóvenes que circulaban fuera del horario permitido. Esto pinta a las claras el carácter de clase de la administración Jalil y la de los Fernández.

La media anunciada por el presidente, celebrada por los informantes locales, por los gremios y aceptada en silencio por el llamado arco político opositor, significa un ataque liso y llano a los trabajadores y un beneficio a los empresarios.

Con esta medida se seguirá profundizando el vaciamiento a la caja previsional, y al mismo tiempo implica un achique certero a la recaudación. Esto tiene una implicancia directa en los ingresos de nuestros jubilados, pues uno de los índices tenidos en cuenta para el incremento del haber jubilatorio es la recaudación de la Anses, con esto se reduciría el porcentual de los próximos aumentos de las jubilaciones y pensiones, y la de la asignación universal.

Esta política no significa sólo un ataque a los jubilados, sino también a los trabajadores activos, que con este vaciamiento a la ANSes, verían comprometida sus jubilaciones futuras. Es necesario plantear la unión que los trabajadores activos y jubilados, para ponerle un parate a la desfinanciación a la Anses, y frenar este beneficio directo de los explotadores.

Por salarios igual a la canasta familiar y por el 82% móvil real.

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