Alberto Fernández y Massa, en la cumbre del imperialismo

Los discursos y los hechos.

Sergio Massa y Alberto Fernández

La Cumbre de las Américas, que tiene lugar desde el 6 al 10 de junio en Los Angeles, es parte de la tentativa estadounidense por apuntalar su influencia en el hemisferio sur del continente, reforzando su campaña contra el gobierno ruso y ante la penetración de la influencia china en la región, entre algunos temas centrales.

El gobierno de Alberto Fernández decidió participar, luego de “amagar” con alguna demostración de descontento por las exclusiones de Cuba, Venezuela y Nicaragua, que Estados Unidos considera como el “eje antidemocrático”. El presidente se limitará a pronunciar una crítica en su discurso a la marginación de esos países. En el mismo sentido, también el presidente chileno Gabriel Boric resolvió asistir. Andrés Manuel López Obrador, el mandatario mexicano, no viajó pero envió a su canciller.

La decisión de Fernández de llevar al titular de la Cámara de Diputados, Sergio Massa, al convite imperialista tiene un doble propósito. Por un lado, fortalecer la relación con el tigrense en medio de la crisis interna y las disputas de las distintas alas del gobierno. Por el otro, y el más importante, llevar un hombre de Washington, de fuertes vínculos con el imperialismo norteamericano, dentro de la comitiva.

Los intentos de Alberto Fernández por “preservar” una imagen independiente del imperialismo norteamericano son en vano. La participación del gobierno en el armado de Biden es parte de los condicionamientos para preservar el acuerdo con el FMI. Además, Alberto Fernández mantuvo una conversación telefónica con el mandatario yanqui, donde coordinaron un encuentro bilateral, en la Casa Blanca, para el próximo 25 de julio: la relación se estrecha aún más.

La presencia de Sergio Massa refuerza toda esta orientación. Massa es un “allegado” del asesor norteamericano en seguridad para el hemisferio occidental, Juan González, quien juega un papel importante en la convocatoria a la actual Cumbre de las Américas.

Hace un año, el presidente de la Cámara de Diputados protagonizaba una gira por Estados Unidos, justamente para “fortalecer lazos” con el imperialismo, en medio de las tratativas para luego aprobar el acuerdo con el FMI en el Congreso de la Nación.

Las “reservas” de la comitiva gubernamental son una impostura: Fernández acusa disconformidad como quien protesta contra una fiesta en la piscina, pero acude a la reunión en traje de baño.

Aun así, para Estados Unidos la Cumbre no ha sido fácil. Biden debió enviar de gira por la región a un funcionario -Christopher Dodd- para presionar a los países que vacilaban, sumando a último momento a Brasil. Y no logró integrar -por diversos motivos- a los mandatarios de El Salvador, Guatemala, Honduras, Bolivia y algunos países caribeños. A la vez, el secretario general de la OEA, Luis Almagro, y el titular del Departamento de Estado, Antony Blinken, fueron increpados por el público durante un evento debido al apoyo yanqui al golpe de Estado en Bolivia y al bloqueo económico contra Venezuela. La prensa norteamericana, en tanto, criticó al gobierno por lo que consideró como una cumbre improvisada.

En cualquier caso, la capitulación del gobierno ante el imperialismo norteamericano, al asistir, es contundente: la Cumbre de las Américas es el escenario de las operaciones políticas yanquis en la región.