Próximo a la ‘tercera edad’, Raúl Ricardo Alfonsín se ha graduado de impostor. Luego de su discurso nacionalista de ocasión, el 30 de octubre en Ferro, acaba de negociar con Menem “la enajenación de los 59 aeropuertos del país”, a cambio de “discutir los asuntos de la Justicia y el nombramiento de los jueces”(La Razón, 16/12). Pero antes de esto, “algunos diputados del radicalismo corrigieron el articulado” del proyecto de ‘privatización’, para que la ley “no favorezca a una empresa en particular”. El cambio, que supuestamente perjudicaría a Yabrán, habilita el ingreso al negocio de los grandes pulpos norteamericanos como la Lockheed (ver nota).

La información concluye diciendo: “El dictamen de las comisiones de Transporte, Defensa y Presupuesto será suscripto por el radicalismo y el Frepaso”. La plata de la privatización pagará la indemnización de los actuales concesionarios, de modo que el Estado, probablemente, no vea un peso.Los yanquis que vienen, y Yabrán que ya está, se repartirán, claro que desigualmente, la entrega.