Políticas

26/10/1988|247

ALFONSÍN Y MENEM TIENEN RAZON: ¡FUERA LOS DOS!

El lunes 24, la totalidad de los gobernadores peronistas publicaron en los diarios del país una solicitada que acusaba al gobierno radical de ser el “campeón” de “los fracasos económicos” y de haber sumido en el ahogo financiero a las provincias.

Al día siguiente, Raúl Alfonsín utilizó una tribuna que le fuera ofrecida por su condición de presidente de la República, para calificar a Menem como el peor gobernador del país, que ha llevado a La Rioja al “desquicio económico”.

Estos tiroteos de acusaciones fueron recogidas por otros radicales y peronistas, que se responsabilizaron por la bancarrota económica del país.

Por una vez el Partido Obrero no tiene más remedio que coincidir, y no sólo en parte sino por completo, con radicales y peronistas, con Alfonsín y con Menem. Sí, han reventado al país y a las provincias; han colaborado entre sí en esta repugnante tarea- Al igual que una banda que se siente descubierta, cargan el delito sobre sus compinches y se reprochan entre ellos el fracaso en el ocultamiento del delito. Pretenden de este modo ser “absueltos” en las urnas sin por ello dejar en ningún momento de buscar todas las maneras de entendimiento para seguir con la política del saqueo.

Así es la cosa, compañeros.

Saqueo

El régimen constitucional inaugurado en 1983 fue urna operación política y económica montada por la gran banca y el gran capital nativo y extranjero, que permitió pagar en estos cinco años 20.000 millones de dólares por interésese de la deuda externa y elevar otros 15.000 millones de dólares ese endeudamiento. Alfonsín completó la estatización de la deuda privada iniciada por la dictadura y colocó al Estado como avalista de otros préstamos negociados de los monopolios. Como resultado de todo esto, las finanzas públicas se hundieron miserablemente, lo que llevó a la masiva emisión de moneda y a nuevas deudas, como los famosos “festivales de bonos”. La “deuda interna” paga mensualmente 700 millones de dólares en concepto de intereses. “La deuda total del Banco Central aumentó en el primer bimestre de aplicación del Plan Primavera un 21% en términos reales-.” informa Clarín (25/10). Los beneficiarios de todo esto no son otros que la banca extranjera, el capital privado y los especuladores nativos. La culminación de este “desfalco” constitucional es la tolerancia y hasta el aliento a la evasión impositiva y provisional por un monto del orden de los 4.000 millones de dólares, ¡equivalente, ella sola, a los intereses de la deuda externa!

Ahora el régimen constitucional de los Alfonsín y de los Menem ha comenzado a pagar el propio capital (no ya solo los intereses) a través de la llamada capitalización o conversión de la deuda externa. ¡Se han “acogido” a ella todos los bancos de provincia, con sus 17 gobernadores y directorios de bancos peronistas! Solamente en cuatro licitaciones de capitalización recientes, los capitalistas sacaron un beneficio de 87 millones de dólares, que pagó el Banco Central mediante la emisión de moneda.

El saqueo del país ha contado con el apoyo del PJ. Existió un verdadero “cogobierno’ de sumisión al imperialismo y el gran capital. El PJ votó los impuestazos y tarifazos, integró el gabinete de Alfonsín, con ministros “gremiales” del “grupo Menem”; Menem respaldó la fraudulenta consulta de Beagle; juntos fueron los arquitectos de la capitulación en Semana Santa, los justicialistas aportaron con ministros y funcionarios a la elaboración y ejecución del Plan Austral; Alfonsín y Cafiero “arreglaron” el ataque del Estado contra la huelga docente; Tonelli y Ubaldini votaron el salario mínimo de ₳ 1.300 hasta fin de año; todos empujan juntos el “plan primavera”.

Más saqueo

Ya en 1983, la mitad de las provincias eligieron gobernadores justicialistas, los que se transformaron en 17, en las elecciones del 87. El justicialismo aplicó en todas ellas la política fondomonetarista del gobierno nacional. A los monopolios azucareros de Tucumán, Salta y Jujuy, los gobiernos peronistas los llenaron de plata a través de préstamos nunca devueltos de sus bancos provinciales, y luego cuando vino el derrumbe empezaron a pagar con bonos desvalorizados los sueldos de los trabajadores del Estado. En la Capital, el “festival de bonos” se bailaba al compás del tango y en el norte peronista con música de quena. La plata fabricada por los bancos peronistas era después invertida por los capitalistas en las “mesas de dinero” del gobierno radical.

La Rioja fue un modelo de este desfalco. A través de una ley nacional de promoción, que exime de pagar impuestos, tasas, luz y gas a las empresas que se radiquen en esa provincia, Menem tejió una amplia red de negociados con los “capitanes de la industria” y los monopolios. En su inmensa mayoría, no se radicaron empresas sino “galpones de facturación”, es decir empresas ficticias que facturan la producción que realizan en sus empresas ubicadas en otro lado, para quedarse “legalmente” con los impuestos. Solamente en concepto de “tragada” del IVA, se calcula que los capitalistas se han quedado con 2.000 millones de dólares al año. En las provincias “promocionadas”, como La Rioja o San Luis, no se respeta la legislación laboral, y esto es usado como elemento de presión contra los trabajadores de Buenos Aires, que ven caer sus conquistas bajo la amenaza de sus patrones de “irse al interior”.

Menem acaba de proponer oficialmente profundizar aún más este sistema de desquicio y superexplotación, mediante la creación de una “zona franca” en Misiones, llamada también “zona libre bancaria”. Misiones sería para “Menem Presidente” lo que Tierra del Fuego para el “presidente Alfonsín” - el garito superior.

Polarización

Ya hemos explicado porqué Menem y Alfonsín se dan con un caño: porque el negociado está en crisis, porque el pueblo no aguanta más el peso de las hipotecas con que la “democracia” proimperialista ha gravado sus salarios, en definitiva, porque la crisis pone a los asaltantes al descubierto. Pero esto es también puro teatro: a través de estos “enfrentamientos” ambos buscan reforzar la polarización electoral para emblocar a los explotados detrás de alternativas igualmente patronales y proimperialistas.

Qué mejor demostración de esto que el hecho de que en medio de estas acusaciones, radicales y justicialistas están metidos afondo en la discusión de los términos del cogobierno para 1989 y adelante. “El justicialismo y el alfonsinismo acordaron un documento en el que plasmaron las reformas que serán introducidas en la Carta Magna... (sobre la base de que) un acuerdo reformista podría garantizar el equilibrio del sistema democrático cualquiera sea el ganador en 1989” (Página 12,14/10) Asesores de Menem adelantaron que en caso de que éste ganase las elecciones, Alfonsín formaría hasta diciembre un gabinete de coalición con los menemistas.

Luis Barrionuevo, un hombre de riñón radical y menemista (ver nota), se jugó a fondo contra el paro del viernes 9 y ahora sin escrúpulos dice que la burocracia de la CGT y Meneen han firmado un pacto para que no haya paros generales hasta diciembre de 1989. Radicales y justicialistas se disputan el apoyo y el dinero de los “capitanes de la industria” y éstos apuestan sus australes a los dos.

Basta de teatro, que para el arte dramático Argentina tiene verdaderos creadores; para seguir aguantando el saqueo nuestro pueblo no tiene estómago; y si se trata de circo que por lo menos tenga gracia.