Como parte de la larga sesión que tiene lugar hoy en la Cámara de Diputados, se trató allí el proyecto de Ley de Alquileres, sobre la base del dictamen consensuado por el justicialismo y el macrismo a principios de mes; aprobado -en general- con el resultado de 191 votos afirmativos y 24 abstenciones.

Como ya lo había hecho en aquella ocasión, la diputada Romina Del Plá (Partido Obrero-Frente de Izquierda) caracterizó el proyecto como un paliativo muy menor en un cuadro de pavorosa crisis habitacional, y defendió la necesidad de una salida de fondo que afecte a los intereses capitalistas que están detrás de la misma.

Del Plá marcó que “ante la imposibilidad de acceso a la vivienda propia por parte de los sectores medios y de los trabajadores, millones de personas hoy solamente tienen el horizonte de ser inquilinos”, con alquileres que llegan a representar hasta el 50% de sus ingresos. Y fue más lejos, al dar cuenta de “una depreciación cada vez mayor de la situación de la familia obrera: debido a los bajísimos salarios, la devaluación y el ajuste, muchos inquilinos no pueden pagar esos alquileres y pasan de la zona centro al conurbano lejano, teniendo que viajar dos o tres horas para llegar a su empleo. Y de ahí a las villas. Y como los valores de los alquileres en las villas son enormes, debido a una poderosa especulación inmobiliaria (por ejemplo, en las villas de Ciudad de Buenos Aires), cada vez más familias ocupan terrenos en zonas completamente inadecuadas para vivir: al lado de los basurales, en sectores inundables”.

A su turno, la diputada denunció que “se cercenaron unas cuantas cosas del proyecto original que defendían las asociaciones de inquilinos” –una de ellas se liga a la indexación de los montos de los alquileres.

Con estos señalamientos, la referente del PO marcó que el proyecto constituía “una aspirina en medio de una crisis general”, al que votaría a favor “porque hay dos o tres medidas que hacen un poquito menos gravosa la situación de los trabajadores que deben alquilar” (como la extensión de los contratos de dos a tres años), pero que está lejos de solucionar el problema de fondo.

Que la crisis la paguen los capitalistas

Del Plá denunció que la falta de un plan de viviendas populares “tiene un basamento directo no solo en el sometimiento al FMI, en el endeudamiento, sino también en la especulación inmobiliaria, que es uno de los grandes elementos con que los capitalistas intentan resarcir la pérdida de ganancias en otros aspectos”. En esa línea, advirtió que “el embellecimiento de los centros urbanos por parte de las gobernaciones e intendencias, lo que llaman ‘puesta en valor’, busca reforzar esa especulación, “cobrando alquileres más altos y expulsando a las familias obreras. Pero cuando en cualquier ciudad uno camina diez cuadras, se encuentra con la falta de urbanización, de asfalto, de cualquier tipo de proyección, y por supuesto con los asentamientos precarios”.

Por este motivo, marcó que tal plan resultaba urgente, tanto para garantizar el acceso a la vivienda como para la creación de empleos, en el actual cuadro de desocupación masiva. Junto a ello, defendió la necesidad de medidas como el establecimiento de un tope a los alquileres de un 10% del salario, “porque con salarios ya por debajo de la línea de pobreza para la enorme mayoría de los trabajadores, ¿cómo se hace para decidir entre pagar un alquiler o comer y alimentar a la familia?”. De conjunto, planteó que es preciso tomar resoluciones “de fondo, que no se pueden tomar mientras siga imperando el lucro capitalista como criterio de organización social”, por lo que sostuvo que “la satisfacción del acceso a la vivienda va a ser parte de un plan de reorganización integral de la economía”.

“En ese tránsito –concluyó- seguiremos defendiendo los derechos de los inquilinos y de aquellas familias que han comprado una vivienda con los créditos UVA y hoy están siendo sometidas a un saqueo sistemático en favor de los bancos”. Y llamó a la organización de los mismos y “de todos aquellos que hoy no tienen el acceso a la vivienda”, ya que esa organización “va a ser la única forma de poder garantizarlo”.