Altamira en el Hospital Fernández

Tribuna de Salud

"Altamira: si llega al Congreso no se olvide. La responsabilidad legal de los profesionales, la mala praxis, el litigante sin cargo… un médico se suicidó antes de un fallo, que finalmente lo absolvió". Desde la comitiva, la respuesta fue rápida y sencilla: el Gobierno de la Ciudad -el empleador- tiene que hacerse cargo del seguro de cada trabajador. El empleador debe ser responsable y no librar a su suerte y patrimonio al empleado. Así comenzaba una charla que denunciaría los problemas de los hospitales porteños, y de la salud pública de la Ciudad, que más ingresos fiscales tiene por recaudación en la Argentina.


Faltan enfermeras porque los sueldos son bajos y en el sector privado se paga mejor. Lo mismo esta ocurriendo con algunos especialistas médicos: obtienen mejores salarios en la medicina privada.


Se cayeron las designaciones, se desfinanciaron los cargos de los concursos que ya estaban terminados. Por ahora sólo se completarán los cargos de las dotaciones fijas, como la guardia, dicen las autoridades.


Es la realidad, y no sólo en el Hospital Fernández.


El vaciamiento de la salud pública está a la vista, y lo bancan las burocracias sindicales.


¿Cómo es posible que una enfermera tenga un salario básico que no supera los 1.700 pesos y que su representación gremial la invite a realizar módulos (horas extras) que ni siquiera se reconocen como tales? Las enfermeras franqueras lo dicen claramente: si aceptás hacer más módulos, al sueldo te lo come el impuesto a las ganancias.


El gobierno de Macri diseñó el vaciamiento: tecnología de avanzada en los sectores que garantizan la tercerización y facturación del servicio, y congelamiento del nombramiento del personal.


El Hospital Fernández factura por servicios a terceros (obras sociales y empresas privadas) y la recaudación se la lleva el Gobierno de la Ciudad. Es una contabilidad paralela. Por un lado el presupuesto oficial es insuficiente y por el otro el ingreso por la prestación de servicios a terceros engrosa la recaudación del gobierno.


El resultado: las guardias carecen de reemplazantes suficientes, falta equipamiento, y los profesionales más capacitados se desplazan al mercado privado de la salud.


El enfermero profesional universitario no tiene reconocimiento salarial por su título altamente calificado.


Mientras tanto, el gerenciamiento del hospital avanza y el Departamento de Enfermería se transforma en una subgerencia dirigida por un funcionario médico.


Los bajos salarios y jornadas extenuantes son una combinación que se repite en todos los sectores que visitamos.


"Altamira: te quieren saludar los pacientes". Recorrimos la guardia, los quirófanos, gastroenterología, el hospital de día. En los pasillos, la gente paraba a Altamira para saludarlo.


La recorrida en el Fernández concitó la atención de todos: profesionales, enfermeros, trabajadores del escalafón, jefes, y por supuesto, los pacientes. Acompañamos a Altamira y a Ramal con dirigentes del Frente de Recuperación Gremial (la oposición en la AMM) y Tribuna de Salud. No faltaron los pibes de la UJS, que desde temprano repartieron nuestra propaganda partidaria en la puerta del hospital.


Una jornada de lucha.