Angeloz, contra las libertades democráticas
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En conferencia de prensa realizada en Comodoro Rivadavia, el candidato del radicalismo Eduardo Angeloz manifestó que en caso de acceder a la presidencia convocará a un plebiscito “para debatir la organización sindical que queremos los argentinos de cara al siglo XXI”.
“Debe ser la sociedad —apuntó— la que decida si es útil el actual régimen de unidad sindical, que lleva a las organizaciones a ser monocolores, o si pretendemos un sistema de libertad gremial, con una democracia interna en los sindicatos que asegure el pluralismo ideológico”.
Si partimos de que la sociedad está dividida en clases con intereses antagónicos, no pueden quedar dudas de que estas clases se tienen que organizar de acuerdo con los intereses que defienden o representan. Este riguroso dato objetivo contrasta visiblemente con la pretensión de Angeloz de que sea la sociedad entera, y no sólo los obreros, quien decida sobre la organización sindical.
La propuesta del candidato radical puede parecer “muy democrática" pero esconde en lo esencial una posición tremendamente reaccionaria. Angeloz muestra toda la perfidia de un candidato patronal al pretender que las clases sociales adversarias de los trabajadores decidan sobre cuestiones que atañen exclusivamente a éstos. Los problemas organizativos y políticos de los trabajadores deben ser resueltos por los propios trabajadores en una oposición tenaz a la injerencia de las otras clases y del Estado.
Muchos liberales de la talla de Angeloz intentan así justificar una nueva intromisión del Estado en los sindicatos, pues no otra cosa sería lo que se votaría en el plebiscito, como si el Estado pudiese administrar justicia por encima de las clases sociales.
Cabría preguntarse por ejemplo: ¿por qué razón Angeloz no propone un plebiscito para determinar cómo debe organizarse la Sociedad Rural o la UIA? ¿Ignora el “democrático Angeloz" que tanto la Sociedad Rural como la UIA están monopolizadas por una minoría económicamente poderosa que no representa de ninguna manera a la masa de empresarios del país? ¿Ignora que este monopolio le ha permitido a la Sociedad Rural y a la UIA encubrir el apoyo de un minúsculo grupo de intereses poderosos a cuanto golpe militar se ha producido en el país? El plebiscito que Angeloz propone con la Constitución bajo el brazo y con el rostro de paladín de la libertad y de campeón de la democracia, es simplemente una violación del derecho a la libre asociación de las personas, establecido en la Constitución nacional.
La regimentación del movimiento obrero es una tradición del radicalismo, luego retomada por el peronismo.
Después de la Semana Trágica, durante el gobierno de Yrigoyen, el congreso intentó sancionar una ley de asociaciones profesionales, pero una movilización obrera y la amenaza de huelga general hizo que el proyecto de ley fuese a parar al cesto de los trastos viejos. En el gobierno de Illia se reglamentó la ley 14.455 que fuera sancionada en el gobierno radical de Frondizi. Durante la administración de Raúl Alfonsín se llegó a un acuerdo espurio con la burocracia que posibilita que estos dirigentes sigan atornillados a los sindicatos.
El sindicalismo en “libertad y democracia interna” en boca de Angeloz es un fraude político, que intenta consumar contra el movimiento obrero. Si esto llegase a pasar, afectará al conjunto de las libertades democráticas. La burocracia sindical sólo podrá ser definitivamente expulsada de los sindicatos mediante una acción organizada de los trabajadores, que plantee la sustitución del sindicalismo de la componenda por un sindicalismo revolucionario que tenga como meta la construcción de un gran partido obrero y la toma del poder por la clase obrera. Obviamente la propuesta de Angeloz, nada tiene que ver con esto.