Políticas

10/4/2003|796

Aníbal, el desatanudos

El acuerdo entre Ibarra y Duhalde respecto al destino de las tierras del Estado nacional en la ciudad incluiría, también, las ocho hectáreas que conforman el playón de la estación Paternal del ex Ferrocarril San Martín. La disputa por estas tierras desnuda la catadura del “progresismo” porteño.


Apenas conocido el acuerdo Ibarra-Duhalde, un “Movimiento Cristiano” se presentó al CGP zonal con un “plan” para el playón de Paternal, para instalar del santuario de la Virgen Desatanudos. El santuario funciona actualmente en la zona de Agronomía, a pesar de los múltiples reclamos de los vecinos en favor de su traslado. Su radicación en la Paternal constituiría un beneficio inmobiliario extraordinario para la curia, en la medida en que accedería a un predio en el centro geográfico de la ciudad. Pero como suele suceder con los santuarios de elevada concurrencia, la obra sería completada con la instalación de restaurantes y comercios en torno a ella. Es decir, un negocio clerical e inmobiliario, en una zona sedienta de espacios públicos y de vivienda social.


Actualmente, parte del playón está ocupado por familias de compañeros cartoneros, que reclaman asistencia estatal para una vivienda digna. El proyecto de la Virgen serviría, de paso, para desalojarlos sumariamente.


Pero, ¿cómo hará el Gobierno para hacerle pasar este sapo a la gente de la Paternal? Según ha trascendido, el CGP zonal introducirá el tema en una sesión especial del “presupuesto participativo”. Pero los vecinos ya conocen el estilo Ibarra-Schifrin: la sesión se prepara con “vecinos” arrastrados por punteros. Así ocurrió, semanas atrás, en el CGP de Soldati, donde se reveló que gran parte de los concurrentes a una audiencia pública – que debía deliberar sobre la instalación de una planta de residuos patogénicos – recibió veinte pesos “por cabeza” para asistir.


Sometimiento al clero, negociados inmobiliarios y participación trucha: ése es el “paquete” de Ibarra, el desatanudos.