Políticas

25/1/2018

[Archivo] Caso Cabezas: La política del encubrimiento

A 21 años del asesinato del reportero gráfico José Luis Cabezas, reproducimos un artículo de Prensa Obrera 529 del 06 de marzo de 1997.

El crimen de Cabezas ha abierto una tremenda crisis política de gobierno. Se ha revelado, como nunca antes, la íntima vinculación del gobierno y la alta plana policial con la red narcotraficante y asesina que está detrás del asesinato de Cabezas como de la de tantos otros asesinatos (Bru, chicos de Budge, etc.).


Por eso, tapar el crimen de Cabezas se convirtió en una ‘razón de Estado’. Así lo entendió el amplio arco centroizquierdista que presentó el crimen de Cabezas como "un atentado contra la democracia", que colocaba al gobierno, a Menem y a Duhalde, en el papel de víctima y no de victimario. Se empeñaron por cierto a fondo en esa tarea: impulsaron junto a menemistas y duhaldistas un homenaje a Cabezas en el Congreso. En La Plata, Duhalde mandó a Cafiero y a Mércuri, con el aval de Moreau y el Frepaso, para que se colocara al frente de la manifestación que tuvo lugar en esa ciudad.


Por cierto, la pretensión de presentar a ’Pepita la pistolera’ como la desestabilizadora de todo el "sistema democrático" fracasó en toda la línea y el operativo político rápidamente quedó trunco. Por casi unanimidad, según lo revelaron varias encuestas, el pueblo considera el de Cabezas un crimen político que nunca se va a resolver por la acción encubridora del Estado.


El 25 de febrero el repudio fue contundente, masivo, en todo el país. A pesar de que se sustituyó la convocatoria a una marcha a Plaza de Mayo por un minuto de silencio, más de 20.000 personas se concentraron en Corrientes y Talcahuano y marcharon hacia Plaza de Mayo. Ningún representante político del gobierno se atrevió a concurrir.


Mientras tanto, se suceden las versiones, contraversiones, pistas que se deshacen al día siguiente, informaciones falsas, con el propósito de llevar todo a un punto muerto.


Nueva etapa


La crisis política ha ingresado en una nueva etapa. El descubrimiento de las vinculaciones del juez Branca, ligado al menemismo, con el contrabando; y la desaparición del juzgado de Bagnasco de "unos veinte cheques que eran prueba documental del caso IBM-Banco Nación" (La Nación, 28/2) –un juicio que compromete a Cavallo– revelan que se ha puesto en marcha un operativo para presionar y obligar al menemismo a un cambio de gabinete que lleve eventualmente a cavallistas y centroizquierdistas a la Casa Rosada.


La función de ese cambio de gabinete sería cerrar la crisis abierta con el crimen de Cabezas, con la promesa de que el nuevo gabinete representa un corte en la política de impunidad y encubrimiento. Pero como el Frente Cívico en Catamarca, que llevó las movilizaciones por María Soledad a un punto muerto, la tarea del recambio sería hacer lo mismo con el crimen de Cabezas.


No por casualidad, Cavallo, que ahora involucra a Menem en la jefatura de la mafia, y el frepasista Juan Pablo Cafiero, se presentaron políticamente unidos en el programa de Grondona contra Yabrán. Chacho Alvarez, que se arrepintió de no haber votado la ley de convertibilidad, se olvidó de la mafia Cavallo-IBM-Aduana paralela-Federal Express. O precisamente, se alió a esta mafia, que podría contar ahora con el apoyo más abierto, en función de gobierno, de una fracción importante del imperialismo norteamericano. La crisis de la alianza Frepaso-UCR podría tener este telón de fondo.


Por una gigantesca marcha


Ambito Financiero dice "que la izquierda hasta preferiría que no se descubra a los asesinos del reportero José Luis Cabezas con tal de no perder un ’mártir fresco’ que les permita la propaganda contra la ’impunidad’, como si a alguien le conviniera que siga el crimen sin esclarecerse" (3/3).


¡Qué farsantes! El objetivo del PO no es tener un "mártir", sino desentrañar toda la madeja que vincula a este crimen con el poder político. Sería, en el lenguaje del diarucho financista, mucho más redituable que quedarse en la mera propaganda, porque acabaría con el régimen privatizador, antiobrero, pro-imperialista y asesino.


Ambito quiere "mártires frescos", es decir, un régimen que no vacile en golpear y asesinar a los trabajadores para defender la explotación capitalista. Acaso alguien se olvida que el diarucho fue un ferviente defensor de Videla, Massera, Camps y todos los genocidas de este país y alrededor del mundo.


Claro que hay alguien a quien no le interesa que el crimen se esclarezca, y por eso hay tanto empeño del gobierno en asegurar su impunidad. Ambito, con su diatriba, quiere desacreditar las movilizaciones contra la impunidad, pero con eso revela que es una pieza títere del gobierno para evitar que el asesinato pueda ser esclarecido en su totalidad.


El PO no levanta la figura del compañero Cabezas como un mártir, sino como una bandera de lucha política contra el gobierno y la clase capitalista. Por eso planteamos organizar una gigantesca movilización el 24 / 25 para esclarecer el crimen. Para eso se necesita derogar el punto final, la obediencia debida y el indulto, y terminar con el régimen menemista.


¡Fuera Menem!