Políticas

21/3/2007|984

[ARCHIVO] Telerman y Cromañón

Publicado en Prensa Obrera N°984, 21 de marzo de 2007


En los primeros días de enero de 2005, a pocos días de la masacre, varias movidas partieron de la propia Jefatura de Gobierno y de la Casa Rosada de la mano del jefe de Gabinete, Alberto Fernández.


 


Telerman apadrinó una reunión de sus amigos personales, los dueños de los principales boliches de la Capital, para asegurarles que sus intereses económicos no serían tocados por las repercuciones de las muertes en el boliche de Omar Chabán. Junto a Ibarra patrocinó el armado de una reforma del código de habilitación de boliches para adaptarse a las nuevas realidades y evitar el cierre de boliches de influencia política y empresarial en la ciudad.


 


Días después, un acuerdo entre el duhaldismo y el kirchnerismo (Telerman es un hombre que proviene del duhaldismo) colocaba al frente de la Secretaría de Seguridad de la Ciudad, que había quedado vacante, ni más ni menos que al responsable de la muerte de otros dos jóvenes el 26 de junio de 2002, el nefasto Juan José Alvarez. La denuncia del movimiento piquetero no se hizo esperar y el 26 de enero de 2005 una gruesa columna del Bloque Piquetero Nacional, del Polo Obrero y del Frente Darío Santillán se hizo presente con su denuncia en el centro de la ciudad, exigiendo castigo para los responsables de Cromañón y para los responsables políticos del asesinato de Maximiliano Kosteki y Darío Santillán.


 


En los días posteriores a la masacre, el Partido Obrero marchaba con pancartas que decían “Fuera Ibarra y su gobierno”. Esta referencia no era gratuita, Ibarra debe y debía estar en el banquillo de los acusados, pero el conjunto de sus personeros también.


 


La rápida salida del ARI del gobierno de Ibarra-Telerman intentó disimular su complicidad con la “gestión” de Ibarra. Telerman quedó guardado en una reserva silenciosa para evitar la obvia referencia a que en su persona estaban representados, en el gobierno de Ibarra, los empresarios del espectáculo. ¿Es que ellos, los funcionarios del ARI, Telerman, el Partido Socialista, no conocían y defendían el sistema fraudulento de inspecciones que existía y existe en la ciudad? ¿Es que ellos no sabían ni saben que los inspectores de trabajo en la ciudad son 47 para 300 mil establecimientos, fomentando de esa manera el trabajo esclavo que terminó con la vida de 6 personas hace apenas un año, tal como denunció el ahora renunciante secretario del área? ¿Es que ellos no saben de las coimas a la Policía de Aníbal Fernández que permiten la realización de importantes negocios sin tener que invertir en seguridad? Esa es la misma Policía que el viernes 16 de marzo reprimió a los familiares de Cromañón por reclamar justicia en Comodoro Py.


 


Nunca nadie en el movimiento de Cromañón creyó que la salida de Ibarra terminaba con la política que provocó Cromañón.


 


El régimen que provocó la muerte de más de 200 pibes en Cromañón, luego mató a Beimar Mamani en Fantástico Bailable cuando ya detentaba el trono Telerman, viejo conocedor él de las contrataciones, de empresas de seguridad privada y patovicas, que hacen los dueños de los boliches sin ningún tipo de control.


 


La gestión capitalista de la ciudad que defienden Telerman, Filmus e Ibarra siguió cargándose vidas después de Cromañón, por las mismas razones: coimas, beneficio empresarial, desprecio absoluto por la vida de los trabajadores y los jóvenes. Les llegó el turno a los trabajadores del vestido de Flores, y luego zafaron de casualidad 200 trabajadores fabriles en el barrio de Boedo, luego de que se derrumbaran dos fábricas. Hoy las víctimas son las 450 familias de Villa El Cartón, y sigue la lista. Todos comparten la responsabilidad sobre estos hechos. Todos tienen que padecer el escrache popular porque tanta muerte y tanta impunidad se las debemos a ellos.