Políticas

18/12/2014|1345

Argentina 2015, en la crisis mundial


El año 2014 termina en un cuadro signado por la agudización de la crisis política y la bancarrota económica. En lo que concierne al gobierno, esto se verifica de mil maneras. La camarilla gobernante está siendo ametrallada con denuncias de corrupción que ya pasan de castaño oscuro. Las fechorías cometidas sobrepasan a Boudou para involucrar a la propia Presidenta. La crisis ha dado un nuevo salto, alcanzando a los organismos de inteligencia. El vice de la Side, Larcher, fue eyectado de su cargo acusado de trabajar para Massa y, peor, de estar involucrado en las operaciones en contra del acuerdo con Irán. El kirchnerismo entrega la Side al general procesista César Milani, y se abroquela en su propia camarilla, pero la disgregación se acelera.


 


Si con el fracaso del canje de los Boden 2015 Kicillof dejó en evidencia que Argentina no podría afrontar los vencimientos de deuda, la caída generalizada de las acciones y títulos en todo el mundo hacen objetivamente inviable un arreglo con los fondos buitre, quienes no podrían aceptar un pago en bonos con un precio considerablemente menor en el mercado. Impasse total: ni Argentina puede ni los ‘buitres' quieren. A esto se suma la devaluación del real y algo incluso peor, como la caída de la cúpula de gobierno de Brasil como consecuencia del derrumbe económico y judicial de Petrobras; los diarios brasileños hablan de una desaparición de la compañía.


 


El “giro en la crisis mundial” ha provocado una completa desorientación en los círculos capitalistas, que ya no hablan siquiera de los dólares que aportaría Vaca Muerta. El ajuste antipopular que promueven gobierno y oposición ha perdido base objetiva, porque no serviría en absoluto para restablecer el financiamiento internacional de Argentina. Scioli, Massa y Macri deben atravesar una campaña electoral en un escenario de acentuación de la crisis capitalista.


 


La bancarrota económica afecta la agenda que la burocracia sindical promete para paritarias aún distantes. Esta prioriza, en cambio, el propósito de unificar a la CGT, con el objetivo casi exclusivo de frenar el ascenso de una nueva generación combativa en el movimiento obrero. No hay periodista al que la burocracia no haya comunicado su preocupación por los ‘troskos’. 


 


La crisis acentuará la zozobra de trabajadores, jubilados y clases medias. La entrega de la Side a César Milani apunta al reforzamiento del aparato represivo; se congratuló por ello el genocida Barreiro, condenado por delitos de lesa humanidad.


 


Los trabajadores ingresan a esta nueva etapa luego de luchas con resultados desiguales, pero con una tendencia combativa. Lo demuestran las del parque industrial de Zárate, de Mascardi, Interpack, la Línea 60, los trabajadores de prensa y los bancarios.


 


La crisis del kirchnerismo y de la ‘oposición’ debilita el poder político de la burguesía. En los sindicatos se plantea la necesidad de un frente único del activismo y sus agrupaciones sindicales y políticas: de un lado, para fortalecer la capacidad de lucha contra las patronales, y del otro, para disputar a la burocracia. Ese frente único es fundamental a la hora de promover coordinadoras regionales de apoyo a las luchas parciales, como las que se dan hoy en Zárate o como las que se perfilan en Pilar y en el Cordón Industrial de San Lorenzo, aunque en realidad en todo el país -como quedó de manifiesto en el Congreso del movimiento obrero y la izquierda, cuya asistencia sobrepasó el Luna Park.


 


 


2015


 


La crisis se desarrollará en un año caracterizado por elecciones políticas casi todos los meses. Serán el escenario de confrontación entre las clases y partidos antagónicos. Dependiendo del ritmo que adquiera el desarrollo de la crisis y de la calidad de la intervención del Frente de Izquierda, se podría generar una polarización política entre los partidos del capital y los partidos del trabajo.


La cuestión electoral sería la forma que adopta una confrontación política contra los partidos defensores del sistema. El desdoblamiento de elecciones provinciales durante los primeros meses de 2015 habla también de la tendencia a la desagregación política del régimen. El Frente de Izquierda debe abordarlas como parte de una alternativa política de orden nacional. Apoyamos la propuesta de Izquierda Socialista de realizar un acto en marzo o abril, que podría tener lugar en un estadio abierto.


 


El Partido Obrero se ha trazado un plan de acción. Luego de copar el Luna Park con más de 10.000 luchadores y simpatizantes, y de realizar un Picnic y actos masivos de fin de año en todo el país, marchamos a congresos provinciales entre febrero y marzo para reclutar nuevas fuerzas y desarrollar una campaña sobre la base de un programa.


 


Por un 2015 de la izquierda y los trabajadores.