Argentina en default
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El gobierno ha arrastrado al país a una cesación de pagos.
Macri terminó haciendo lo mismo que Cavallo, De la Rúa y todos los pagadores seriales de la deuda.
Este nuevo default es la confesión de que la deuda es impagable.
Confirma lo que siempre hemos alertado: los sacrificios y privaciones que venimos soportando no iban a evitar una nueva bancarrota.
El sistema financiero y los fondos públicos colocados parasitariamente al servicio del rescate del capital y la deuda usuraria fueron hundiendo la economía nacional y a los millones de argentinos que vivimos de nuestro trabajo.
Pretenden ahora, una vez más, que los platos rotos los paguemos los trabajadores y no sus responsables.
Macri y el FMI quieren que los Fernández dejen marcadas sus huellas digitales y se comprometan con las medidas que se preparan.
Los ganadores de las Paso, en cambio, aspiran a que sea el gobierno nacional y el Fondo los que asuman esa responsabilidad.
Lo que está en discusión no es el ajuste contra el pueblo, sino quién hace el “trabajo sucio”.
Discuten quién paga el costo político, pero acuerdan en que el costo social lo pague la masa laboriosa del país.
Alberto Fernández saludó que el dólar esté a 60 pesos, e incluso ha dado un guiño para que siga subiendo todo lo que haga falta.
Señaló, además, que honrará todos los compromisos de la deuda. No olvidemos que los K fueron también pagadores seriales bajo su
mandato.
La reestructuración de la deuda que se viene, como consecuencia del default, irá de la mano de una nueva confiscación de los salarios, las reformas laboral y jubilatoria.
Es necesario que le hagamos frente a esta ofensiva.
La pueblada en Chubut, la imponente movilización de los piqueteros que volvieron a ganar las calles y las acciones del sindicalismo combativo marcan el camino.
Más que nunca es necesario que la clase obrera intervenga en el escenario político.
Los trabajadores debemos ser protagonistas.