Políticas

6/2/2018

Armando Jaime (1932-2018)

En uno de sus últimos reportajes, Armando Jaime planteó una aguda observación: “El arrastre histórico (del movimiento obrero y de la izquierda) que tenemos en la provincia es lo que ha devenido en un apoyo al Partido Obrero, no es una simple agitación de ese partido, sino que existe en la provincia una base de izquierda que viene de aquellos tiempos (la década del 70) y que está aflorando hora” (1).


La carrera político sindical de Armando Jaime se inició en 1951 cuando el primer gobernador obrero y peronista de la provincia, Carlos Xamena, lo envió a Santa Victoria Oeste, para conquistar políticamente una zona dominada por los conservadores. En esa época, recordó en otro reportaje, cuando se elegían candidatos para las cámaras de diputados y senadores la mitad tenía que pertenecer a los trabajadores y la otra mitad al sector político. Era, en parte, el reconocimiento a las luchas vigorosas del movimiento obrero de Salta mucho antes de la década del 70. Perón impuso, para las elecciones de 1946, la fórmula Cornejo Linares- San Millán, rechazada por el Partido Laborista de la provincia por considerarlos representantes genuinos de la oligarquía salteña. Un núcleo de ese partido desobedeció la orden de disolución de Perón – llamando a confluir en el Partido Único de la Revolución Nacional, luego Peronista- y participó en las elecciones de 1948. El binomio oligárquico impuesto en el gobierno de Salta por Perón fue barrido por la huelga general de la CGT Salta en abril de 1949 (único caso en el peronismo en que una central asume tal posición).


La CGT clasista


En 1966 Jaime fundó el Frente Revolucionario Peronista (FRP), junto a Juan Carlos Salomón y Justo Suárez, y luego el Ejército de Liberación Nacional (ELN), una colateral volcada a acciones armadas, inspirada en el guevarismo. En esta etapa el FRP se consideraba parte del Partido Peronista y constituiría en 1972 la Lista Verde, junto a Miguel Ragone. Este sería gobernador de la izquierda patronal del peronismo (la Tendencia) en 1973, asentado en una coalición que incluía a Cornejo Linares, propietario del Ingenio San Isidro, y a Guardia de Hierro, a través de la Agrupación Reconquista. Este gobierno, al asumir, recibió el apoyo macizo de la burguesía salteña y no hubo una medida de reorganización social que afectara los intereses de las corporaciones que dominaron históricamente la provincia.


Armando Jaime se negó a formar parte de este gobierno, una actitud que honró a él y a su corriente, aunque sí aceptó el nombramiento de militantes de su influencia en puestos menores. Exigió reformas que consideró esenciales, entre ellas lo que definió como una reforma agraria parcial en los lugares de mayor explotación del campesino y un plan de industrialización de la provincia. Aun ante planteos tan limitados, recibió el rechazo del gobernador sostenido por la Juventud Peronista montonera, y los líderes del FRP no se integraron al gobierno.


Fue en este año de 1973 que Armando Jaime lideró una de las acciones que pondría su nombre en la historia del movimiento obrero. A principios de junio, casi en paralelo a la movilización política que arrancó a los presos de Devoto, Jaime lideró lo que el diario El Intransigente llamaría El Obrerazo. La CGT fue ocupada por la facción de derecha de la burocracia sindical peronista (Lista Azul y Blanca), llaman a un plenario de delegados en la convicción de que se impondrían y son derrotados por la coalición sindical liderada por el FRP. Allí se consumó la expulsión de la burocracia sindical en nombre de lo que sería la CGT clasista. No fue una conjura de advenedizos sino la culminación de un proceso de reorganización del movimiento obrero salteño. “En Salta organizamos agrupaciones obreras que nos llevaron a la conformación de la CGT clasista”, recordaría Jaime, en el reportaje citado.


Sin embargo, el nombre clasista encubriría una contradicción brutal. En uno de sus comunicados la CGT naciente expuso su naturaleza y sus límites: “el triunvirato normalizador de la CGT se dirige a la clase obrera, a los campesinos, estudiantes y profesionales comprometidos con el proceso de cambio y en la justa y patriótica lucha del pueblo trabajador por la liberación nacional y el socialismo… Sostenemos que la CGT debe ser clasista, por cuanto no debe defender otra clase que no sea la clase obrera, los campesinos y los sectores populares… en las vísperas del retorno del líder de las amplias masas populares argentinas, el compañero Perón (antes de Ezeiza) con el que nos identificamos en sus postulados de liberación nacional y la construcción del socialismo” (2).


Después de un mes de ocupación los trabajadores fueron desalojados violentamente por la policía de la provincia, ante el reclamo del presidente Cámpora, de la burocracia sindical en pleno, liderada por Rucci. Luego del intento de ocupación de la Casa de Gobierno por la derecha peronista, en septiembre de 1973, repelida por una movilización en la que el FRP tuvo un papel protagónico y de la “orden reservada” de Perón en octubre a los gobernadores llamando a eliminar a los “infiltrados”, Ragone se alineará con la ofensiva planteando que había terminado el tiempo de la “tolerancia” y que se ajustaría “estrictamente a las directivas para evitar desórdenes” (3).


Tosco – Jaime


La corriente liderada por Jaime pugnó por construir una alternativa política a Perón, llamando a la presentación de la candidatura Tosco – Jaime frente a la de Perón- Isabel Perón, una circunstancia que lo tuvo en el mismo campo de batalla de Política Obrera (luego Partido Obrero) y que pudo significar un polo de agrupamiento político independiente del peronismo que habría podido alterar la historia posterior. El Congreso Clasista convocado por el PO en Unione y Benevolenza el 17 y 18 de agosto de 1973 planteó que apoyaba “resueltamente la concreción de una alternativa obrera encabezada por los compañeros TOSCO y JAIME, por constituir un eje real para organizar la respuesta al GAN [Gran Acuerdo Nacional] de los patrones y abrir una perspectiva a la expresión política independiente de los trabajadores” y resolvió enviar delegados al plenario convocado en Tucumán con esa finalidad. El PC y la Juventud Peronista abortaron criminalmente esta posibilidad, llamando al voto antiobrero y reaccionario al tercer gobierno peronista.


Armando Jaime buscó un puerto político en el Frente Antiimperialista y por el Socialismo (FAS), la coalición animada por el PRT, del que fue elegido presidente en 1973. El FAS fue protagonista de una impostura política. Llamando a “golpear juntos a la burguesía y al imperialismo” ocultaron el hecho fundamental del país: que Perón era el centro político de la burguesía dirigido a derrotar a los trabajadores. Por eso sus orientadores inventaron como enemigo principal al fascismo, para llamar a un frente de todos los que están contra la “extrema derecha”, diluyendo el hecho decisivo de que era Perón quien conducía la política de aplastamiento de la clase obrera y de entrega al imperialismo. La perspectiva del FAS, como lo definió Mario Roberto Santucho, era “darnos después una política de Frente Popular más amplia y dirigida a neutralizar y después a ganar a sectores de la burguesía media o nacional uniéndolos al pueblo” (4).


No conocemos una reflexión crítica de Armando sobre este período. Planteó luego una defensa de la democracia, ya en tiempos del dominio nacionalista en América Latina. Planteó frente al gobierno de NK y CFK que “lo de nacional es relativo porque transan con los monopolios”, a lo que minimizó como “falencias serias”, en un intento de aproximación política.


Nos quedamos con una reflexión de sus últimos tiempos: Urtubey “es hijo político adoptivo de Juan Carlos Romero, ellos lo llevan a la política, sin militancia, nada que ver con Pablo López, que sale del Partido Obrero, que es un muchacho que milita con los trabajadores, en los barrios, sabe lo que es andar en los barriales” (ídem, reportaje anterior).


El mayor de los abrazos a su familia. Armando Jaime: ¡Hasta la Victoria Siempre!


Reportaje de Mario Hernández a Armando Jaime en marcha.org.ar

El Tribuno, 18/6/1973.

El Tribuno, 6/10/1973


Mario Roberto Santucho, Las definiciones del peronismo y las tareas de los revolucionarios, agosto 1973.