Políticas

31/3/2011|1170

Elecciones en la Ciudad: Asoma una nueva "Alianza"

Aunque Pino Solanas no se canse de afirmar que lo suyo es desarrollar una alternativa al bipartidismo del PJ y la UCR, hay suficientes indicios de que en la Ciudad de Buenos Aires (como ya ocurre en parte en Santa Fe y acaba de ocurrir en Andalgalá) marcharían a un frente con la UCR y sus aliados del Acuerdo Cívico y Social. Su apoyo al candidato que surja de las internas entre el PS y la UCR en Santa Fe, así como el que da a Juez, un  defensor de los sojeros y de los monopolios automotrices (un gerente de la Fiat fue en su lista en la última elección) en Córdoba abona la hipótesis de que el rechazo de Solanas al bipartidismo es solamente una carta para la extorsión. Fuera de esto, hay que decir que el bipartidismo se ha convertido en una figura retórica a partir de la ‘implosión' del radicalismo y del peronismo.

Aunque Lozano le ha ofrecido compartir la fórmula ejecutiva para las elecciones de la Ciudad a Graciela Ocaña, sorprende que la iniciativa sea personal, no oficial de Proyecto Sur. Es público, sin embargo, que Ocaña no aceptaría ser candidata en un acuerdo que no sume como mínimo al GEN de la Margarita Stolbizer y al Partido Socialista del ex ibarrista y terlermista Roy Cortina -los cuales quieren un frente con la UCR. El ofrecimiento de Lozano a la ‘hormiguita' suena como un intento de bloquear un retorno de Pino a la candidatura a jefe de Gobierno porteño, en función precisamente de un acuerdo nacional que resucite la Alianza de infausta memoria. Para clarificar el enigma, será necesario esperar a las internas de la UCR, para verificar, primero, que las gane Alfonsín y. segundo, que no sean un fracaso en términos de concurrencia. Ocaña, de todos modos, recibe suficientes ofrecimientos matrimoniales como para ir a la cola de Lozano.

Proyecto Sur, por otra parte, se encuentra en un impasse, como toda la ‘oposición', con relación a la performance que tuvo en 2009. Ocurre que una buena parte de su electorado parece haber emigrado ahora hacia el kirchnerismo; una segunda vuelta no lo tendría como protagonista, ya que ésta se zanjaría entre el candidato de Macri y el kirchnerismo. Para recuperar ese lugar, tendría que tomarse la cicuta de una nueva Alianza (incluida Carrió, la vocera de Obama) si sus socios admiten que la encabece en el distrito, con un retorno de Pino a las lides locales. Un Pino en la Ciudad podría dar algún viso de credibilidad a la candidatura presidencial de Alfonsín -ese sería el premio de la Alianza para el radicalismo alfonsinista. La salvedad (siempre hay un pero), en este caso, sería que los K dejarían de darle aire a Ricardito contra sus adversarios internos. Como la política, para los partidos de la burguesía, es ‘el arte de lo posible', el oportunismo empuja a este concubinaje de conveniencia o de deficiencia: tanto Proyecto Sur como la UCR se encuentran en franco retroceso. Hay varios grupos, claro, que se oponen a ese giro, en especial la izquierda, la cual quiere a colar algún dirigente dentro de los cargos expectables. Los llamados ‘grupos económicos' querrían ver una victoria macrista en la capital -pero no es claro si en una segunda vuelta con el kirchnerista Filmus (al que Clarin le da manija diaria) o relegando a los K al tercer o cuarto puesto en beneficio de un ballotage Macri vs. Solanas.

Es necesario sacar un balance de esta experiencia, lo cual lleva positivamente a impulsar para las elecciones de la Ciudad una lista independiente de todas las variantes patronales, que sirva para un reagrupamiento de fuerzas en función de intervenir en las propias elecciones como un episodio de la crisis política y social que se agudiza.