Políticas
11/10/2022
Asume “Kelly” Olmos: una menemista al Ministerio de Trabajo para que los salarios sigan perdiendo
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Foto de archivo
Tras la salida en fila de tres ministros durante el fin de semana largo, Gómez Alcorta de la cartera de Mujer y Diversidades, Zabaleta de Desarrollo Social y Moroni de Trabajo, los reemplazantes ya fueron definidos. Este último, con cierto tinte de sorpresa, fue relevado por “Kelly” Olmos. La pregunta pertinente: ¿de quién estamos hablando?
La ahora ministra llega al cargo dejando su lugar como vicepresidenta del Banco de Inversión y Comercio Exterior (Bice), la banca destinada a financiar inversiones de las empresas exportadoras e importadoras, en un cuadro donde el crédito comercial e industrial viene en franco derrumbe. Comenzó su militancia, según sus palabras, en 1969. Dejó muy clara su posición en aquellos años en una entrevista que le brindó en las últimas horas a Ernesto Tenembaum, en Radio Con Vos. Durante los años en que la experiencia del Cordobazo recorrió el país, donde miles de trabajadores ganaban las calles por un gobierno propio de nuestra clase, militó “por la vuelta de Perón” y se mantuvo “siempre con Perón”; lo que tuvo como propósito sofocar esa experiencia de independencia política. De hecho, ella misma relata que integró “Guardia de Hierro”, que terminó alineándose con López Rega y la Triple A.
Ante todas las cosas, y al igual que la mayoría de los cabecillas del gobierno, la experiencia de Olmos como funcionaria arranca en las filas del menemismo. Fue concejala porteña (1993-97), legisladora (1997- 2000) y precandidata a Jefa de Gobierno por la Ciudad en 2003 con la venia de Menem. También fue secretaria por aquellos “años infames” de Carlos Corach, ministro del Interior destacado por reprimir a fuerza de infantería huelgas y ocupaciones obreras. “Kelly” defiende esta experiencia; en la entrevista mencionada rescata a la década del ’90, elogiando la “estabilidad” lograda luego de la hiperinflación de 1989 y la caída del muro de Berlín, diciendo que se trató de un gobierno “con aspectos positivos” pero que “tuvo grandes límites”.
Olmos, no obstante, no estuvo al frente de cargos relevantes en el ejecutivo nacional hasta los años del kirchnerismo, que la nombró en 2007 secretaria de Asuntos Municipales del Ministerio del Interior, encabezado entonces por el hoy ministro de Seguridad, Aníbal Fernández. Trabajó también en la campaña presidencial del Frente de Todos en 2019, siendo cercana a Alberto Fernández, lo que le valió su llegada al Bice como segunda del massista De Mendiguren. Tuvo por encargo, de hecho, diagramar el programa de gobierno frentetodista con respecto al financiamiento productivo.
Ahora bien, con este prontuario, la ministra llega para profundizar la orientación antiobrera del gobierno, consumando un relevamiento “por derecha” de Moroni. De hecho, en sus primeras declaraciones se refirió a la cuestión de los salarios y las paritarias, que hoy ocupan un lugar central en el escenario político, empujadas por la lucha tenaz del Sutna y los trabajadores del neumático, pero también por todo un reguero de conflictos que lo pusieron sobre el tapete. Y dio una primera definición: dijo que la mejor forma de defender el bolsillo de los trabajadores “es combatiendo la inflación”.
En estas palabras se deja ver que tenemos una ministra que, contrario a lo que pregona de palabra, viene a consolidar el rumbo de licuación de los salarios por la vía del aumento de precios. No hay nada de novedoso en sus referencias: están en la misma línea que todo el elenco del gobierno que critica a los “formadores de precios”, y en la misma línea que todo el arco de la burocracia sindical, que convoca movilizaciones para la tribuna contra estos últimos pero no por los aumentos salariales mientras se dedica incluso a atacar las luchas que se libran desde abajo o con el clasismo a la cabeza en este sentido. Su intento de correr el eje de las negociaciones paritarias es el intento para que los trabajadores sigamos perdiendo mes a mes con la carestía.
Es prudente contextualizar en que el gobierno viene simulando una “guerra contra la inflación”, como la definió el presidente, a través de programas de congelamientos, topes y controles de precios, que no solo demostraron su fracaso para evitar una escalada que alcanzará el 100% en el año sino que se reeditan cada vez más devaluados. En tanto, casi todo el arco de las paritarias quedará por debajo de este número, con salvedades como el caso del Sutna. A fin de cuentas, el proceso inflacionario es no solo una transferencia de recursos de los trabajadores a los capitalistas, sino que dentro de la planta laboral del Estado supone una dilución del gasto público; así como aumenta la recaudación fiscal a través de los impuestos al consumo como el IVA. El gobierno es el principal “formador de precios”, siendo el que habilita estos aumentos y los tarifazos (telecomunicaciones, transporte, energía).
Este argumento corrobora que su desembarco no es por paritarias por encima de la inflación, o para indexar los salarios al costo de vida. Al revés, los condiciona a que se reduzca la inflación. Esto puede ser utilizado de manera contraria para desestimar los reclamos salariales o imponerles topes, si se alega que un aumento considerable de los sueldos puede ser trasladado por los capitalistas a los precios. Asume una nueva ministra de Trabajo, pero el programa antiobrero es el mismo. El gobierno refuerza una política económica donde los trabajadores perdemos mes a mes.
Redoblemos los esfuerzos por arrancar el plan de lucha y el paro nacional que no quieren ni la CGT ni las CTA: la recomposición de los salarios va a darse únicamente con la conquista de paritarias por encima de la inflación. Y las vamos a ganar con los trabajadores en las calles peleando por lo nuestro.
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