Junto al paquete de Ley Ómnibus, el miércoles Afip convalidó las escalas de aumento impositivo del monotributo que regirá desde 2024, propuestas con anterioridad a la asunción de Javier Milei. Estamos ante una confiscación indirecta del salario.

El aporte mensual aumenta un 110,9% aunque el golpe más grande contra el bolsillo del trabajador se da en la suba del monto de facturación: solo un 49% cuando la inflación 2023 superará el 200%. Esto significa que, por la diferencia con la inflación, quien esté adherido al monotributo deberá re categorizarse y pagar montos más elevados, realizando exactamente la misma actividad y sin variación de ingresos reales.

La categoría más baja, tras la actualización de Afip, podrá facturar solo hasta $2.108.000 anuales, algo así como 175 mil pesos por mes, en un contexto inflacionario. La cuota, por su parte, crece de 5.750 a 12.128 pesos. La actualización del tope de facturación es tan baja con respecto a la inflación que abre la puerta a que un sector significativo de trabajadores por cuenta propia, bajo dependencia encubierta y pequeños comercios caigan del monotributo y deban tributar en el sistema general, con montos más elevados. La categoría más alta de prestación de servicios admite hasta un poco menos de 12 millones de pesos anuales.

Por supuesto, este cuadro se agrava con las modificaciones laborales del DNU y de la Ley Ómnibus, que habilitan las condiciones para profundizar el encubrimiento de la relación laboral bajo el régimen trucho del monotributo. Derrotémoslos en las calles.

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