Austral II: Radiografía del delito capitalista
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Antes que anunciara por televisión el congelamiento de precios y salarios, Sourrouille “se reunió con los principales dirigentes de las grandes entidades empresarias en el domicilio del presidente de la Unión Argentina de la Construcción, Roberto Sanmartino, para explicarles las medidas (Clarín 15- 3). Con esta información de primera mano, los grandes empresarios tuvieron la oportunidad de remarcar precios y hacerse de colosales beneficios. Esto explica el “boom” de la Bolsa antes del feriado cambiario y bancario: un selecto grupo de capitalistas con el dato en mano compró acciones a precios superdeprimidos para hacerse de una monumental diferencia.
Pero Sourrouille no sólo les “alcahueteó” las medidas, sino que también les informó a estos mismos empresarios las “dos vías de escape al congelamiento: la posibilidad de trasladar a los precios el reconocimiento de los mayores costos que autoriza Comercio y la certeza de que desde abril habrá concertaciones por sectores…” (Clarín, 15-3). Por eso, uno de los responsables de controlar el “congelamiento”, el subsecretario de Comercio Interior Roberto Dvoskin, declaró que “nuestro objetivo es ofrecer la mayor transparencia en materia de precios (Clarín 10-3) y añadió: “No somos inflexibles”. ¡Qué van a ser! “En la práctica, informa Clarín 15-3, varios precios se van desperezando. Chapas, fármacos (34 %), plásticos (25 %), petroquímicos (5 %) … “Los productos “frescos”, como verduras, carnes y pescados, están en un alza imparable. En el caso de los útiles escolares, los precios máximos recientemente divulgados se elaboraron “en base a la información suministrada por la Cámara que agrupa a los fabricantes de artículos escolares y los principales distribuidores del ramo” porque, argumentan. los funcionarios, la Secretaría de Comercio, no cuenta con los datos del año anterior (La Razón, 10-3). De todos modos, dejaron liberado el precio de los guardapolvos.
Una bicicleta a toda marcha
La euforia de la Bolsa y el retroceso del dólar paralelo duraron menos que un chaparrón de verano. Es que, en ambos casos, sobre la base de los datos ciertos suministrados por Sourrouille, una pequeña clique de capitalistas y comisionistas se hizo de pingües beneficios. La Bolsa se fundió, el paralelo volvió a su cotización anterior. Esto revela que los movimientos de alza y bajas obedecieron a meras especulaciones.
Una vez hechas estas suculentas “diferencias”, el gobierno lanzó nuevos títulos públicos que rinden entre un 15 y 21 % anual sobre la inflación, superando los rendimientos de los títulos anteriores. En dos días se compraron títulos por 466 millones de australes. Mientras los capitalistas “lloran” porque se descapitalizan, disponen de millones de australes para aprovechar todas las variantes especulativas que les ofrece el gobierno. El mes pasado compraron Bonex por 360 millones de dólares, por el alto rendimiento que ofrecía ese título. Ahora aparecen, solamente en dos días, 466 millones de australes.
El Austral II debuta, entonces, sin un congelamiento de precios, aunque lo proclame para apoyar el sistema de “bandas salariales” que precisamente fue extendido a todo el semestre.
Pero, además, al congelar el tipo de cambio ha abierto una especulación en australes, haciendo viable el lanzamiento de nuevos títulos, los cuales alegarán fondos a la Tesorería para seguir tributando los servicios de la deuda externa y para seguir engordando a los capitalistas de todo origen con intereses varias veces superiores a los internacionales.
El Austral II tiene, en verdad, una pretensión efímera, mucho mayor qué su predecesor. Mientras los funcionarios cantan loas a los planes australes, lo real es que esos planes son una respuesta de apuro a una situación de potencial derrumbe económico. Pero esa respuesta no es una salida ya que agrava aún más los alcances de la crisis, haciéndola cada vez más política. Todo el fabuloso capital especulativo que se ha creado al amparo de las altas tasas, de los títulos públicos y decenas de variantes financieras hará mucho más agudo el desenlace del Austral II.
Agachada radical ante la gran prensa
La semana pasada el Dr. Alfonsín sepultó el tan cacareado “derecho a réplica” qué, en su momento, fue levantado por él radicalismo como la demostración más acabada de su compromiso irreductible con la libertad de prensa. El derecho a réplica, claro está, ni siquiera roza el monopolio capitalista de la prensa, pero los grandes pulpos de la prensa no quieren que el asunto sea siquiera mencionado.
EI proyecto del senador Laferriere (está dando vueltas hace dos años), nunca salió del estado de coma y, ahora, Alfonsín en una reunión con ADEPA, que agrupa a las Cámaras patronales, les reveló que bajo ninguna circunstancia el derecho a réplica será incluido en la proyectada reforma constitucional.