Vecinos y vecinas del barrio 4 de Febrero de Avellaneda denuncian el incumplimiento de obras de pavimentación licitadas por el municipio. Se ponen los carteles, se hacen las presentaciones y poco tiempo después todo queda abandonado y a medio hacer. Ajuste del oficialismo (Frente de Todos – PJ) y complicidad de la oposición (Juntos por el Cambio).

Según suscribe el cartel de obra se debía realizar carpetas de pavimento articulado. El mismo está compuesto de rodadura de adoquines de concreto en su capa base y sub base, sobre calles que desde nunca fueron asfaltadas.

La licitación del trabajo, con fecha noviembre de 2022, tiene como tiempo de ejecución 90 días “no aceptándose propuestas que establezcan otro plazo” y un presupuesto cercano a los 31 millones de pesos ($30.971.231,88). A siete meses, el asfalto brilla por su ausencia en las calles Almirante Cordero, San Carlos, Soler y Esteban Echeverría, de Wilde.

Griselda Almaraz, habitante del 4 de Febrero, en una entrevista brindada a FM Secla 106.1, denuncia como y porque la obra se encuentra paralizada. “Almaraz contó que comenzaron a hacer los pasajes hace casi dos meses y la semana pasada fueron los de obras públicas a mirar. Comentaron que los muchachos están lentos, pero resulta que no les pagan. Ahora dicen que no hay presupuesto o sea no tienen plata. Pero este proyecto fue aprobado en noviembre del año pasado con 30 millones de pesos para realizar los pasajes. Los vecinos se preguntan qué pasó con la plata” (En La Mira, 7/6).

Que no se les pague a los obreros que vienen desarrollando tareas para el municipio no es novedad. El propio Ejecutivo local mantiene en la informalidad y a cambio de los poco más de $40.000 del Potenciar Trabajo, a trabajadores y trabajadoras que ejercen tareas de limpieza y refacciones en calles y edificios del Estado.

Nuevamente el Ejecutivo municipal da una gran demostración de cómo la cartera de infraestructura es una gran caja negra del Estado, para ser utilizado a su antojo. La ausencia de la obras en el barrio 4 de Febrero hunde en la precarización a sus vecinos., oligándolos a caminar y transitar en calles de tierra, transformadas en lodales con cada lluvia, desde hace décadas.

¿Es casual que el propio intendente pejotistas, Jorge Ferraresi, sea propietario de una inmobiliaria (Prociv SA) y de la constructora Saek SRL? Ninguna de las dos declaradas a la Inspecciòn General de Justicia (IGJ). En política no existen las casualidad, pero si las causalidades.

En diciembre pasado, pocas semanas después de firmarse la licitación de obra de pavimentación, el Concejo Deliberante de Avellaneda votaba el presupuesto municipal 2023. El mismo estipula que “el área que tendrá más fondos es la Secretaria de Obras Públicas, que contará con unos 24 mil millones de pesos, casi la mitad del total” (El Termómetro, 25/11/2022).

Si nos retrotraemos a 2021 el balance presupuestario dio un superávit fiscal. La municipalidad recaudó (mediante tarifazos al pueblo trabajador) más de lo que gastó, con un sobrante de ocho mil millones de pesos. De los cuales al momento no se sabe su destino. Tampoco existe pedido de informe por parte de los concejales.

Es urgente el cumplimiento de las obras de pavimentación en el barrio 4 de Febrero, como así también el diseño y realización de labores de infraestructura y viviendas populares en las barriadas, bajo control de sus habitantes. Pago en tiempo y forma, y bajo convenio, a todos aquellos trabajadores que desarrollan tareas para el municipio.

Es hora de terminar con las cajas negras de la obra pública. Para ello es tiempo de terminar con los políticos capitalistas que las desarrollan y fomentan. Vamos por ello con la izquierda que se planta. Por concejales obreros y socialistas que defiendan las reivindicaciones básicas del pueblo trabajador.

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