Políticas

27/5/2017

AySA y Odebrecht: las aguas bajan turbias

La burocracia sindical, hasta las manos.


Las recientes implicaciones de AYSA S.A. en las causas del “Lava Jato” saltan al público en medio de un escándalo internacional.


 


En este caso particular, se investiga a la empresa por la desviación de fondos del presupuesto original para la construcción de la planta potabilizadora “Paraná de las Palmas” –iniciada y concluida durante el gobierno kirchnerista– hacia otras (acueductos Pacheco Benavidez y Tigre-Centro) sin llamado a concurso de licitación, favoreciendo directamente a Odebrecht, por un monto estimado en más de $1.000 millones. La Auditoría General de la Nación (AGN) reveló que sólo en los 3 primeros años de construcción de la planta, la obra se encareció un 80% ($400 millones). Aunque la llave para que Odebrecht ganara la licitación fue ofrecer financiamiento externo del Banco de Desarrollo de Brasil (Bndes), el dinero desembolsado para construir la planta fue mayormente público. Según detalla La Nación, la Anses aportó $1.100 millones y, una vez agotados esos fondos, el Estado abrió las arcas del Tesoro de la Nación para proveer otros $800 millones. En total, $ 1.900 millones sólo hasta 2012 (La Nación, 27/05). Se estima que AySA pagó, en total, $2.700 millones (LN, 25/5).


 


El informe de la AGN también salpica a Carlos Ben, ex presidente de AySa, mano derecha de José “el flaco” Lingeri, secretario General del Sindicato Gran Buenos Aires de Trabajadores de Obras Sanitarias (SGBATOS) y Secretario General de CONTAGUAS (Confederación de Trabajadores de Obras Sanitarias de América Latina y el Caribe). Ben trabajó en la empresa tanto durante la gestión de la concesionaria Aguas Argentinas como tras su reestatización, en 2006. Pero Ben es un testaferro de Lingieri, uno de lo sprincipales socios de AySa, ya que el 10% de la empresa pertenece al sindicato, y es él quien dirige realmente la ex Obras Sanitarias, más allá de los cargos de Presidente y Director General que formalmente ocupan José Luis Inglese y Martín Heinrich.


 


Frente a las acusaciones, el SGBATOS ha sacado una circular con una reseña de los acuerdos del grupo brasileño en el país, intentando disimularse en la masa y lavarse las manos de los acuerdos con la patria contratista, los De Vido y compañía.


 


Lingeri fue el gran arquitecto de la “unidad” de la CGT, debidamente aceitada mediante la la devolución a los sindicatos del Fondo Solidario de Redistribución, más de 30 mil millones de pesos que el kirchnerismo antes retaceaba a la burocracia. La burocracia de la CGT no saca los pies del plato de la ´coalición del ajuste´ que permitió pasar centenares de miles de despidos, tarifazos, paritarias y convenios a la baja y la perpetuación por ley del impuesto al salario. La burocracia de Obras Sanitarias es cómplice directa del brutal tarifazo en el servicio, que tendrá una segunda escalada en menos de lo pensado. Como gratificación por los servicios prestados, Luis Scervino, quien fue por años el director médico de la Obra Social de Obras Sanitarias y responde a Lingieri, fue designado por Macri al frente de la Superintendencia de Servicios de Salud.  


 


Por otro lado, como todo buen burócrata sindical, hace negocios explotando trabajadores de su propio gremio, como hacía José Pedraza en la Unión Ferroviaria. En este caso, Lingieri participa de las tercerizaciones a través de la empresa 21 de Junio S.A. y con las cooperativas de “Agua + Trabajo” y “Cloacas + Trabajo”.


 


Frente a este defalco de los recursos, es más necesaria que nunca la apertura de los contratos de las obras públicas y que sean los trabajadores los encargados de esa auditoría. El escándalo de Odebrecht salpica a toda la "patria contratista" ya todos los bloques políticos –desde De Vido hasta Ángel Calcaterra, primo de Macri, y Gustavo Arribas, jefe de los servicios de inteligencia. La burocracia no podía quedar exenta.


 


Con un déficit en infraestructura sanitaria que en algunos lugares del conurbano afecta al 30% de la población, necesitamos que los recursos no se dilapiden en los enjuagues financieros con las Lebac, el pago de la deuda usuraria y al financiamiento de la salida de capitales sino a la satisfacción de las necesidades populares.