Los dichos del presidente electo Javier Milei acerca de la obra pública: “no tenemos plata, que los intendentes busquen la forma de financiarla”, en Bahía Blanca como en todo el país ya tiene sus efectos. Esta política extremaría el ajuste que ya hizo el peronismo sobre el gasto en obras públicas, lo que provocaría un agravamiento de la crisis habitacional, sanitaria, de infraestructura escolar, vías de comunicación y todo tipo de emprendimientos necesarios para mejorar la vida de los trabajadores y el aparato productivo del país. En Argentina, esto implicaría el abandono de unas 3.500 obras, la pérdida de alrededor de 200.000 puestos de trabajo directos y la caída de miles de empleos indirectos.

En la ciudad, la construcción de la Autopista “El Paso Urbano” abarca 11 kilómetros de las rutas nacionales 3 y 33, en el suroeste de la ciudad. Según el gobierno nacional, “logrará agilizar el movimiento de las actividades turísticas, productivas e industriales de la región”. Gustavo Trankels, de Vialidad Nacional y futuro miembro del gabinete del Intendente electo Susbielles (La Cámpora) dijo: “El Paso Urbano es una obra estratégica, fundamental para la ciudad, por lo que está creciendo, por su tráfico vehicular y por las inversiones que vienen para el sector portuario e industrial”.

La obra está con un avance del 45%. Actualmente no hay trabajadores, es decir, ya está paralizada. El propio intendente en funciones, Héctor Gay de Juntos por el Cambio, dijo “es una obra clave para la región, que hay que terminar como sea y que ahora quedó en el peor de los mundos”. Ante esta parálisis, el titular de la Uocra local, Boer, declaró que “no ve una Argentina sin la obra pública”, en sintonía con la declaración de “estado de alerta y movilización”.

Otras obras que se verían afectadas son: el centro de salud de Villa Harding Green (130 millones de pesos) con los fondos del Ente Nacional de Obras Hídricas de Saneamiento (ENOHSA), la Avenida 14 de Julio y Cloacas en el Barrio Patagonia (237 millones de pesos).

De acuerdo al objetivo de Milei, que fracasó en todos los países donde se aplicó, estas obras tendrían que pasar del Estado al sector privado. Los centros de salud, cloacas, asfalto o luminarias no serían redituables para las empresas. Y mucho menos la construcción de 10.000 viviendas que se necesitan para la ciudad.

El camaleón Susbielles

El intendente electo local, el kirchnerista Federico Susbielles, también actual presidente del Consorcio del Puerto de Bahía Blanca, mencionó que no descarta un modelo público-privado. Un Milei de la primera hora. En estos días tuvo una reunión con el excandidato de La Libertad Avanza, Oscar Liberman, señalando que “Nuestra comunidad debe estar por sobre cualquier diferencia. El futuro lo construimos con el aporte de todos”. En la campaña electoral la opción era “fascismo o democracia”, pasadas las elecciones, los supuestos demócratas dan vuelta la hoja y buscan consensos con los fascistas.

El peronismo en el poder fue muy lejos con el objetivo de dividir los votos de la oposición: financió la campaña de Milei, colaboró en el armado de sus listas y le cuidó los votos en las primarias abiertas. Los acuerdos que se empiezan a cocinar muestran que esta política no fue solo una maniobra electoral.

Es más que necesaria la lucha contra la paralización de la obra pública, en primer lugar, la defensa incondicional de los puestos de trabajo de las obras en curso. Ni un solo despido de trabajadores de la construcción. Promovamos asambleas en todas las obras amenazadas para discutir un plan de lucha en defensa de todos los puestos de trabajo. La población afectada debe organizarse también para brindar su apoyo y para reclamar las obras que hacen falta como cloacas, asfalto y viviendas. Para combatir la corrupción de la “patria contratista” las obras necesarias deben decidirse y ejecutarse bajo control de los trabajadores y los vecinos.

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