Políticas

16/4/2009|1079

Balance de la huelga docente de Neuquén

Durante 38 días de huelga de los trabajadores de la educación se ha librado una batalla política de enorme importancia.

El 2 de marzo se inició un plan de lucha por una recomposición salarial del 45% al básico, el pase a planta permanente de los más precarizados (contratos y subsidios) y todas las postergaciones en materia edilicia, didáctica y de insumos (presupuesto).

Sapag hizo una intensa campaña desde 2008 insistiendo en que no había ni un solo peso para educación. El desenlace fue la aceptación de la cuarta propuesta que el gobierno de Sapag tuvo que ofrecer para evitar los cortes de ruta votados en las asambleas.

Concretamente, un adicional de 130,66 pesos remunerativos y bonificables por zona, es decir 150 pesos de bolsillo, otro adicional no remunerativo ni bonificable de 50 pesos (que sólo cobran los docentes que están al frente de alumnos), el postergado pase a planta de los 203 compañeros precarizados en dos tandas, un cupo de 8% en los planes de viviendas y la devolución de los días de paro en los casos que fueron descontados en base a un plan de recuperación de contenidos.

De todos modos, es enorme la distancia que existe entre lo obtenido y las necesidades de los docentes y de la educación, y en relación al enorme esfuerzo puesto en la huelga.

La huelga enfrentó el aislamiento de la dirección de Ctera y CTA, el cerrojo mediático nacional y los ataques de los medios locales afines al gobierno, los aprietes, amenazas y acusaciones contra los activistas, testigos de la causa Fuentealba y al Partido Obrero. Se formó un bloque único de oficialistas y opositores en la Legislatura y el Concejo Deliberante contra la huelga y sus métodos.

Las huelgas de Neuquén y Río Negro comprobaron que es necesaria una lucha política independiente de todas las variantes capitalistas.

La iniciativa del Polo Obrero de organizar la Coordinadora de madres y padres en apoyo a la huelga no pudo ser ignorada por los medios.

La huelga tuvo altibajos de adhesión que coincidían con las marchas conjuntas de ATE, Aten y Zanón, lo que indica que la participación aumentaba cuando la perspectiva de unidad se concretaba en paros y manifestaciones conjuntas. Hasta el último día, las asambleas y movilizaciones fueron numerosas, así como los pronunciamientos contra los despidos, tarifazos y el subsidio a la educación privada y clerical.

Los sucesivos rechazos a las “ofertas” de Sapag, significaron para el gobierno y para las conducciones que propusieron aceptarlas, una profunda derrota política.

Los cortes de ruta fueron un duro golpe a un gobierno presionado por la movilización popular.

Los compañeros que votaron el rechazo comprendieron este contexto. Es una saludable demostración de que ni la Azul y Blanca ni la Naranja dirigen un rebaño. Los hechos dieron la razón a quienes rechazamos esas ‘ofertas’: el gobierno tuvo que convocar de urgencia a una nueva mesa y entregar otra ‘oferta’ para evitar agravar su crisis.

El gobierno supo leer en las asambleas los puntos de contradicción frente al desgaste propio de tantos días de lucha. Las directivas provinciales y de capital fueron su cable de transmisión hacia el interior de Aten.

En la asamblea final de capital, un 40% de la asamblea votó nuevamente por el rechazo, junto a otras siete seccionales. Esto se dio a pesar de la campaña de la dirigencia que hablaba de “infiltrados en los cortes” y de “que rechazar era sinónimo de derrota”.

Otro fruto positivo de esta huelga es haber quebrado la política de Estado (nacional y provincial) de congelar los salarios docentes durante 2009, o sea el pacto Kristina-Ctera. Así como defender el no descuento de los días de paro.

Se trata de conquistas obtenidas por la base, contra la voluntad de la dirección, aunque lo obtenido sea muy poco frente a la devaluación del poder adquisitivo.

Todas las tendencias políticas actuantes estuvieron a prueba. Las agrupaciones que claudicaron en el momento decisivo de esta huelga han sufrido quiebres internos y con su propia base. La izquierda extraviada que se mantuvo en sus anteojeras ultimatistas y derrotistas han quedado confinadas a la marginalidad.

Hemos cerrado una etapa. Hagamos el balance. Nos preparamos para la próxima.

Norberto Calducci-Patricia Jure